Oscar está atravesando una crisis existencial como nunca antes había tenido. Tiene 40 y pico, está recién separado y su vida está todavía padeciendo los coletazos de un cimbronazo del que no sabe cómo salir. La crisis de la mediana edad agravada por la ruptura amorosa. Sin embargo, la vida le dará un giro de 180 grados cuando por esas cosas del destino se tope nuevamente con una costumbre de la adolescencia de la que era un capo: los videojuegos. En ese vicio del pasado, donde llegó a ser campeón de los juegos en red en tiempos de cibercafés, Oscar encontrará una motivación para seguir adelante. Claro que los tiempos cambiaron, los ciber no existen más, y los nativos digitales tienen costumbres muy distintas a las de un “viejo pelado”, por más talentoso que sea. La convivencia entre esas dos generaciones girando alrededor de los videojuegos es el nudo de la trama de Gamer, la serie tech existencial que se sumó a Flow el jueves.
Si la distancia entre los jóvenes y los adultos a veces se convierte en un abismo insalvable, esa brecha puede multiplicarse hasta el infinito cuando de tecnología se trata. La brecha generacional ya no solo se percibe en lenguajes, compromisos e intereses: en las últimas tres décadas la tecnología terminó por exponer las diferencias entre quienes nacieron en la era analógica y los nativos digitales. El acelerado desarrollo tecnológico y las implicancias que tiene en la vida diaria es uno de los ejes en los que hace foco Gamer, una comedia que intenta popularizar el mundo del gaming a quienes no lo conocen y, a su vez, mostrarle a la nuevas generaciones que el universo de juegos online no comenzó en el siglo XXI.
“La serie es muy atractiva porque no hay muchas que transcurran en este universo, que para muchos es completamente desconocido y para otros forma parte de su vida cotidiana”, le cuenta a Página/12 Nicolás García Hume, que interpreta a Oscar (alias “Criminal Mambo 78” cuando juega). “Es una comedia en la que conviven las dos miradas, la de los más jóvenes y la de una generación que no está tan interiorizada con este universo. Entonces, la identificación con la serie de parte de los distintos públicos es inmediata. Y todo ese universo gaming y su evolución en el tiempo se mezclan con las situaciones de comedia que produce el choque generacional y todos los conflictos que trae”, detalla el actor, a quien se pudo ver en El reino.
Compuesto por ocho episodios, Gamer es una coproduccción de Planta Alta, en conjunto con el Ministerio de Cultura de la Nación y la secretaria de Medios y Comunicación Pública, seleccionada del plan de fomento audiovisual Renacer. La trama gira en torno a Oscar y su inserción dentro de los Warriors, un equipo de gaming formado por chicos que podrían ser sus hijos y con los que comparte la misma pasión por los videojuegos. Los Warriors buscan clasificar al torneo más importante de la Argentina y le proponen a Oscar sumarse al equipo, al que solo accede cuando descubre que quien le quitó el campeonato en su adolescencia, Rebo (Martín Slipak), es el fundador del mejor team del campeonato y un empresario éxitos de los e-sports. Oscar va por su revancha.
En medio de esa trama, el amor aparece cuando Oscar se enamora Victoria, la madre de una de sus compañeras de equipo, que odia los videojuegos, por lo que tiene que cambiar su identidad para tratar de conquistarla. En esa línea narrativa es donde Gamer se convierte en una comedia de enredos. Con dirección de Jonathan Barg, Rocío Hernández, Yamila Ostrower y Franciso Bereny completan el elenco.
“Es una serie que tiene una mirada crítica sobre el mundo tecnológico, pero el guión lo hace desde un planteo muy honesto y transparente, corriendo un poco los fantasmas y prejuicios”, analiza Charo López, que interpreta a Victoria. “La serie desmitifica también esa idea de que los chicos que juegan a los videos juegos están todo el día encerrados, que la tecnología los abduce, que no comen y pierden contacto con la realidad. No son boludos. En los juegos en red se ponen en juego un montón de otras cosas, como la amistad, el trabajo en equipo, las estrategias… Gamer no tiene una mirada maniquea donde los buenos están por un lado y los malos por otro. ¿O acaso nosotros éramos mejores? También hacíamos cosas mucho más insalubres, como comer Quesitas o tomar Uvita”, subraya, entre risas, la actriz que formó parte de División Palermo.
El director de la serie, Jonathan Barg, considera que Gamer es una buena manera de aproximarse a ese universo relativamente nuevo, y para algunos lejano, de los juegos en red. “La mayoría de los que jugamos videojuegos en otra época no tenemos idea de cómo cambió ese universo -señala-. Los jugadores se volvieron profesionales y hay torneos de gaming que son más vistos que grandes eventos deportivos. Por eso quisimos hacer una comedia sobre los gamers, sus códigos, conflictos, familias y todo lo que rodea a este mundo que para muchos parece de otro planeta".