Minton’s, la única disquería especializada en jazz de Buenos Aires y no sólo por eso la mejor, cumple 30 años. Y lo celebra, naturalmente, con música. David Virelles, el notable pianista cubano, figura central de la escena actual de Nueva York, dará inicio el domingo 7 a las 21 a un ciclo de conciertos cumpleañeros que se prolongará durante los domingos de mayo en Prez, el club de jazz de Anchorena y Santa Fe. La serie continuará el domingo 14, con la actuación de la cantante Julia Moscardini, junto con su padre el guitarrista Carlos Moscardini, y el pianista Adrián Iaies. El domingo 21 será el momento del finísimo cuarteto que encabezan el pianista Pepe Angelillo y el saxofonista Pablo Ledesma y que se completa con Martín Dellaseta y Javier Puyol, y el 28 será protagonista el Mariano Loiácono Quinteto. Más allá del ciclo de Minton’s, Virelles actuará además este martes, jueves y viernes, a las 21, como parte de la programación de Prez.
Como ya es habitual para las recurrencias redondas, Guillermo Hernández, fundador y sostenedor de la mítica disquería situada en Galería Apolo, en Corrientes y Uruguay, convoca a un gran número internacional. Para los 20 lo hizo con el saxofonista George Garzone, combinado con una nutrida selección nacional, y para estos 30 con Virelles, que además es ocasional cliente de la casa y conocedor de las tertulias jazzeras que se arman en Minton’s. Todo comenzó, según cuenta el mismo Virelles en agosto de 2017, cuando el pianista llegó a Buenos Aires con Ravi Coltrane, para tocar en el Centro Cultural Kirchner. “Queríamos conocer la ciudad y alguien nos habló de Minton’s como la médula del jazz en Buenos Aires. Allá fuimos a ver de qué se trataba y encontramos un lugar muy especial”, comenta Virelles en diálogo con Página/12.
“Esa fue la más profunda introducción a la escena argentina del jazz y naturalmente desde ahí surgió la amistad. Después de ese encuentro nos mantuvimos en contacto, más tarde nos encontramos en Nueva York, cuando Guille vino al Vision Festival. Así se fue consolidando la amistad y por mi parte fui entendiendo lo que representa Minton’s para la comunidad de jazzistas de la Argentina. Por supuesto que cuando me invitó a ser parte de estas celebraciones no dudé un instante”, agrega el pianista.
La presencia de Virelles en Buenos Aires, en conciertos de piano solo, es una excelente oportunidad para apreciar a un músico que resume en su sonido mucho de lo mejor de las más actualizadas tendencias de la música creativa actual. “En mis conciertos de piano solo siempre hago una mezcla de repertorios, con cosas que llevo tocando desde hace un tiempo, cosas más nuevas, cosas más abiertas, más elaboradas, con distintas estrategias de improvisación. De mí pueden esperar tradición cubana, claro, pero también música de lo que está pasando ahora en Nueva York”, anticipa el pianista. Habrá seguramente mucho de Nuna, el disco que Virelles publicó el año pasado junto al percusionista Julio Barreto. Se trata de un trabajo en el que entre Scriabin, Art Tatum y Emiliano Salvador, el pianista cubano se mueve con soltura entre las tradiciones: la cubana, la del jazz, la clásica y la de los cruces posibles.
Latino, no "latin"
Como se refleja en una discografía que equilibra cantidad y calidad, con trabajos como Continuum (2012), Mbókò (2014), Gnosis (2017) e Igbó Alákoorin (2018), como puntos salientes, Virelles ha fundado un territorio propio y elabora una saga sonora, una misma idea a la que cada disco le va agregando elementos. “Es así, siento que cada uno de mis discos es el capítulo de una novela mayor. Definitivamente, el elemento cubano es una parte significativa de mi música, por supuesto, pero hay otros pilares importantes a la hora de crear y a la hora de relacionarme con otros sistemas de expresión, como el piano clásico, la música contemporánea y la escuela de creatividad de los músicos norteamericanos, desde Louis Armstrong y Duke Ellington hasta Geri Allen”, asegura el pianista.
Sin embargo, la raíz cubana de la música de Virelles no florece con el sonido de lo que habitualmente se escucha como “latino”. “Es que mi influencia cubana se remonta hacia un tiempo en el que el término ‘latín’ no existía. Hay una parte de la música cubana que no es tan conocida, que viene de arquetipos de géneros como el danzón, además de las diferentes escuelas de experimentación en la música de concierto cubana. En los años ‘30, hubo un movimiento muy interesante que se llamó ‘Afrocubanismo’, con compositores como Amadeo Roldán, Alejandro García Caturla y artistas plásticos como Wilfredo Lam. También la rumba y todo lo que viene de Santiago de Cuba, que es donde nací”, comenta Virelles y concluye: “Estoy muy satisfecho de poder llevar esa raíz hacia otras direcciones, y para mi música fueron muy importantes los años en que viví en Toronto y los años que llevo en Nueva York. Los viajes y la interacción con otros músicos me enriquecen. Todo alimenta”.