La historieta está entre los berretines predilectos junto al cine, el tango y el fútbol. Un lugar de encuentro desde donde contar lo que somos y nos pasa. Se sabe, la tradición de historietas que tiene el país es ejemplar, estudiada y admirada en todas partes. En el caso de la provincia de Santa Fe, existe una suerte de usina cultural que ha suscitado dibujantes, revistas, libros, lectores. A veces con mayor o menor fortuna. A nivel país, las condiciones de producción supieron ser prósperas, alguna vez industriales, otras tantas (muy) complicadas. Pero lo que nunca faltó fue historieta. Allí están, legendarios y pioneros, los trazos santafesinos de Osvaldo Laino, Juan Arancio, Alfredo Grondona White. Y una luminaria de nombre que es síntesis: Roberto Fontanarrosa. Justamente, ¿Qué lo parió?: La historieta en Santa Fe apela desde su título a ese personaje/esa persona que significa por derecho propio aquello de lo que estamos hablando.
A partir de ellos y con ellos, tantas y tantos más, nucleados en revistas como Estanislao, Tinta, Undergroun sin d, Rita la Salvaje, Risario, Tren. Los esfuerzos fueron empecinados, casi siempre autogestivos. Entre estos nombres fundamentales, de empeño señero, figuran artistas como Manuel Aranda, Osmar Sorbellini, Raúl Viso, Sergio Kern, El Tomi, David Leiva. Son muchos más. Todo un grupo que delinea, según las décadas, instancias diferentes en este mundo de cuadritos y tintas: Patricia Rodelli, Bianfa, Sergio Fasola, El Marinero Turco, Raúl Gómez. No faltaron las reuniones rituales, como las del Salón del Humor y la Historieta Santafesinos, entre 1986 y 1990, cuyo andamiaje continuó en los diez años de la rosarina Leyendas y hoy lo hace en la internacional Crack Bang Boom.
Pero toda lista es insuficiente, y esta muestra no presume completud alguna. Es apenas una selección, un recorte de lo mucho que hay. Porque la tarea prosigue, tiene una vitalidad desbordante y es en el entramado que las páginas elegidas suscitan cómo habrá que leer los caminos y derivas de la historieta santafesina. O tal vez mejor, de la historieta desde Santa Fe. En otras palabras, hay que tender un lazo entre el Pehuén Curá de Arancio y el Spider-Man de Juan Frigeri. Entre un caso y otro, las plumas de artistas dedicados a un medio que vivió y vive realidades distintas. Editorial Columba ya no existe, y las editoriales extranjeras son un lugar laboral próximo gracias a las nuevas tecnologías. Aquí, como bisagra, hay que situar el nombre del cordobés (¡rosarinizado!) Eduardo Risso, cuyo trabajo virtuoso y premiado visita páginas locales, europeas y norteamericanas. Junto con él, toda una camada de artistas santafesinos que hizo, de manera similar, lo propio: a manera de ejemplo, Leandro Fernández, cuyo reciente The Old Guard –para el sello norteamericano Image– es hoy una película de Netflix.
Al mismo tiempo, están quienes guardan consigo un orgullo merecido que los vincula a los primeros fanzines, a las revistas fotocopiadas que “aguantaron” a la historieta cuando en los ’90 todo se desmoronaba: Renzo Podestá, Ernesto Torres, Leonardo Sandler, Pablo Colaso, Zorro Ré, integraron una generación inmensa, que tuvo sigla: AHI Rosario (Asociación de Historietistas Independientes). Están también quienes en la contratapa de los diarios tuvieron su espacio, como el maestro Beas, Maus, Tolj. Otros, empecinados editores llevaron adelante sus propios sellos: Rabdomantes (César Libardi), Alquimia Comics (Gastón Flores, Fede Sartori, Facu Moyano), Multiversal (Mariano Abrach). Y la contemporaneidad que delinea el momento sorprendente que vive la historieta, a través de los cuadritos eclécticos de Jazmín Varela, Pablo Boffelli, María Luque, cuyas poéticas de alguna manera encuentran en Max Cachimba a su padrino artístico y en el Festival Furioso de Dibujo el lugar donde, entre otras cuestiones, la coincidencia de artistas mujeres supo hacer explosión estética y política.
La “historieta santafesina” es una acepción problemática, esta muestra lo acepta. Se trata, en todo caso, de plasmar y reconocer a un grupo heterogéneo, notable, de artistas empeñados y empeñadas en hacer lo que aman, en un escenario cuyos rasgos son, por decirlo de algún modo, cambiantes. Si todo esto necesitara de alguna expresión que lo caracterice, bueno, ya saben. La diría Mendieta.
¿Qué lo parió?: La historieta en Santa Fe agradece especialmente la colaboración de Judith Gociol (Centro de Historieta y Humor Gráfico Argentinos, Biblioteca Nacional Mariano Moreno) y de Sergio López Castillo, "Cheché", (Museo Itinerante de Humor de Rosario David Leiva).
* Este texto integra la muestra organizada por el Ministerio de Cultura y curada por Leandro Arteaga, periodista de Rosario/12, que puede visitarse en la Casa de Santa Fe de la ciudad de Buenos Aires.