La victoria de Donald Trump alteró la estrategia del Gobierno de Mauricio Macri con Estados Unidos y continuar con la política exterior de megaendeudamiento. El nuevo libro de Mario Rapoport Historia oral de la política exterior argentina entre 1966 y 2016 es un aporte muy interesante para entender las dificultades que tuvo el país para acercarse a Estados Unidos en el último medio siglo y las necesidades económicas que llevaron a observar paradojas de la historia como el acercamiento comercial de la última dictadura militar con la Unión Soviética y China.
“El nuevo Gobierno está yendo a contramano del mundo y se confunde en la política exterior. Cuando avanza el proteccionismo de los países, acá insistimos en abrir las importaciones e ingresar a los acuerdos de libre comercio”, mencionó Rapoport en diálogo con Cash. El libro recibió financiamiento para la investigación del Conicet y fue editado por la Fundación Octubre.
¿De dónde surgió el interés por contar la política exterior Argentina?
–Cuando volví del exterior al regreso de la democracia y todavía no estaban totalmente disponibles los documentos diplomáticos argentinos, se me ocurrió hacer entrevistas a personalidades que tuvieron relevancia sobre mi doctorado, que se basó en archivos británicos y norteamericanos y abarcó los gobiernos de 1930 hasta la II Guerra Mundial. Eso fue importante como experiencia piloto, ya que había una sola historia oral, la del Instituto Di Tella, que no se encontraba fácilmente disponible y no trataba específicamente sobre política exterior. Pasaron los años y completamos esas primeras entrevistas, con detalles muy curiosos, como la del canciller Miguel Angel Cárcano, quién estuvo en el Pacto Roca–Runciman, fue embajador en Londres y Canciller de Frondizi. Me recibió en una espléndida mansión de Barrio Parque, donde un hindú vestido con sus ropas tradiciones hacía de mayordomo. Me parecía vivir la atmósfera de esa época. Lamentablemente esa entrevista se perdió, porque no llevé grabador y pensaba verlo nuevamente pero a los pocos meses falleció.
¿Cómo pasó de la idea a hacer un libro de dos tomos con más de 1500 páginas?
–En ese momento ya había entrado al Conicet como investigador y pedí financiamiento para iniciar más sistemáticamente una serie de entrevistas que esta vez resultaron exitosas. Hubo charlas con cancilleres, embajadores y ministros de Economía de la década del ‘30, pasando por el peronismo e incluyendo a los Gobiernos de Frondizi e Illia. Pude conseguir testimonios tan relevantes como el del ex canciller Hipólito Paz, los ministros de Perón Gómez Morales y Cereijo, el canciller de Frondizi, Carlos Floriat y el radical Lucio García del Solar, quién consiguió que la Asamblea de la ONU aprobara la resolución 2065 sobre la soberanía de las Islas Malvinas, que obliga a Gran Bretaña a negociar con la Argentina. También entrevisté a otros dos cancilleres del Gobierno militar de Onganía y Lanusse, Nicanor Costa Méndez y de Pablo Pardo. La experiencia de las entrevistas se interrumpió en los ‘90, porque escasearon los financiamientos para estos proyectos y se reanudaron en los últimos años, desde 2012 hasta el presente, con apoyo decisivo de Conicet, sin el cual no hubiera podido realizarse. Además conté con el apoyo de la UBA, del ISEN, cuyos alumnos de la promoción 2014 colaboraron con las nuevas entrevistas que llegan hasta el presente y, por supuesto, de la Editorial Octubre, que se animó a publicar los dos tomos en los que se agregaron trabajos míos y de otros académicos.
¿Cuándo se publicó el primer tomo?
–El primero tomo salió en 2015 abarcando los años de 1930 a 1966 y en estos días sale la segunda parte, desde 1966 a 2016. Hoy que se discute una mengua en el financiamiento científico y tecnológico, debo señalar que el apoyo brindado en su momento fue decisivo para realizar las entrevistas e investigaciones y hacer posible que salga este libro sobre la política exterior de la Argentina.
¿Cuál fue el vínculo del país con Estados Unidos a lo largo de las décadas?
–Hubo gobiernos que buscaron una relación más carnal y otros que se mostraron algo más reacios a estrechar vínculos. Los noventa fueron ejemplo claro de cómo la aceptación a las imposiciones de la potencia provocaron una crisis aguda en 2001. Las entrevistas con los cancilleres, no obstante, muestran particularidades de la historia que son notables. Hubo casos en que los funcionarios eran ideológica y económicamente liberales pero las necesidades los llevaron a tener posiciones no convencionales e incluso proteccionistas en la política exterior. En la relación con los Estados Unidos hay una fuerte paradoja cuando se revisa el período de la dictadura militar. Los militares buscaron estrechar la relación con Norteamérica pero nunca tuvieron el respaldo de la potencia, lo que queda claro en las definiciones sobre el conflicto de Malvinas. La Unión Soviética se convirtió en el principal comprador de productos argentinos. Lo interesante sobre la relación con Rusia es que, una vez llegada la democracia, Alfonsín ya no pudo seguir profundizando el vínculo porque la Unión Soviética había entrada en la fase de decadencia.
¿Qué se concluye luego de analizar las estrategias de tantos gobiernos?
–La conclusión es que la política exterior termina siendo un resultado de las necesidades internas y no de la ideología. Con los Estados Unidos nunca fue sencillo estrechar las relaciones, porque su economía no es complementaria con la de Argentina. A diferencia de la conexión tradicional con Gran Bretaña, Norteamérica no es un país que compre nuestra producción y por el contrario busca penetrarnos con sus productos y corporaciones.
¿Están todas las voces?
–El libro tiene la particularidad de expresar los pensamientos de radicales, peronistas, voces de derecha y voces progresistas. En algunos casos, como el de Costa Méndez, me reuní más de siete veces y en cada una de las charlas surgieron nuevas cosas que enriquecen notablemente la publicación. Cada una de las entrevistas llevó un esfuerzo de investigación sobre el personaje y el período en que fue funcionario. Es un aporte que permite entender mejor dónde estamos parados y las perspectivas, en un mundo muy contradictoria y que está manejado por una verdadera mafia internacional.
¿Qué perspectiva tiene acerca de la situación internacional?
–Una de los elementos importantes para seguir hacia adelante es qué ocurre con los nacionalismos europeos, en donde se destaca el caso de Francia con la elevada aprobación de Marine Le Penn. No hay que olvidarse que el nazismo tuvo apoyo popular al mostrarse como una opción contra el desempleo. La estrategia de campaña del propio Trump se basó en recuperar el empleo industrial en Estados Unidos.
¿Cómo evalúa la política exterior del Gobierno de Macri?
–La experiencia nos dice que estamos volviendo a caer en el infierno de la deuda externa y encima no se tienen en cuenta las transformaciones del mundo. Hoy Estados Unidos ya no ostenta sólo la hegemonía sino que vivimos en un mundo bipolar, donde China y otros países emergentes han ganado importancia en las decisiones. Sin embargo, se vuelve a escuchar los planteos de siempre con una Argentina triangulando sus relaciones con Estados Unidos y Europa. La clave es que es necesario tener una política exterior autónoma de las potencias, para evitar que los cambios en la dirección de los países desarrollados afecte el mercado interno.
¿Cómo puede influir en la relación con Estados Unidos el triunfo de Donald Trump?
–Ahora Estados Unidos se muestra cada vez más propenso a cerrar sus fronteras y avanzar en una política proteccionista, tras la victoria de Trump en las elecciones presidenciales. Pero acá la nueva dirigencia se empecinó en avanzar en la apertura del comercio. Es una clase dirigente que forma parte del establishment no sólo local sino internacional y toma decisiones en función de esos grupos, como facilitar la fuga de capitales. La Argentina es funcional al proceso de acumulación internacional pero no tiene una estrategia de acumulación local. La política del gobierno de Macri, de este modo, está generando un fracaso notable para amplios sectores de la sociedad, aunque resulta exitosa para algunos grupos reducidos del poder económico. Es necesario repensar la política exterior para favorecer intereses del conjunto de la población.
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- “Cuando avanza el proteccionismo de los países, acá insistimos en abrir las importaciones e ingresar a los acuerdos de libre comercio.”
- “Hubo gobiernos que buscaron una relación más carnal con Estados Unidos y otros que se mostraron algo más reacios a estrechar vínculos.”
- “La política exterior termina siendo un resultado de las necesidades internas y no de la ideología.”
- “Con Estados Unidos nunca fue sencillo estrechar las relaciones, porque su economía no es complementaria con la de Argentina.”
- “Uno de los elementos importantes para seguir hacia adelante es qué ocurre con los nacionalismos europeos, en donde se destaca el caso de Francia.”
- “La clave es que es necesario tener una política exterior autónoma de las potencias”.