Entre las excentricidades que rodean a la monarquía hay una que llama particularmente la atención: las 15 naciones que tienen al Rey Carlos III formalmente como jefe de estado. Uno podría pensar que se trata de pequeñas islas caribeñas recicladas como paraísos fiscales al estilo de las Bahamas. Pero no. Entre las 15 naciones figuran Canadá, Australia, Jamaica y Nueva Zelanda: créase o no, el jefe de estado de estos países es el monarca británico.
Todos forman parte de la anacrónica Mancomunidad de Naciones creada en 1949 durante el proceso de descolonización global que siguió a la segunda guerra mundial. En su primer mensaje navideño después de la coronación de 1953, Isabel II señaló que la Mancomunidad “era un concepto totalmente nuevo basado en los principios más altos del ser humano: amistad, lealtad y deseo de paz y libertad”. Hoy tiene 56 países miembro, la mayoría convertidos en repúblicas o con sus propias monarquías.
Una nota en el portal de la BBC en la previa de la coronación sintetizaba el nuevo escenario con una pregunta: “Charles is King of 15 countries - but for how much longer?” Según la BBC hay un fuerte debate en casi todos los países sobre si continuar o no con la monarquía. En Australia la coronación se siguió muy a la distancia y sin particular entusiasmo. “Es medio demente eso de tener un rey inglés acá, ¿no?”, comentó a la BBC una entrevistada.
Con esa adhesividad que tienen los británicos para mantener encendida la llama imperial, los que decidan finalmente librarse de la monarquía conservarán su lugar en esa reliquia de otras épocas que es la Mancomunidad de Naciones.