Olvidado de la historia y desterrado del panteón reservado solo para unos pocos privilegiados. Este fue el destino que recibió Carlos Xamena, el primer gobernador obrero de Salta, quien al día de hoy, solo es recordado por un puñado de memoriosos y memoriosas que amplifican su legado, corriendo las páginas a contrapelo de la historia oficial.
El gobernador obrero que inspiró por su compromiso ético al secuestrado-desaparecido, y también gobernador salteño, Miguel Ragone, falleció el 7 de mayo de 1957 mientras intentaba recuperarse de un crónico padecimiento de tuberculosis en su casa de la capital salteña, condenado a prisión domiciliaria y declarado traidor a la patria por la dictadura de Pedro Aramburu.
Albores organizativos
“Su actividad pública y sindical comienza a través de ponerse de acuerdo con un grupo de compañeros de trabajo”, comenta el historiador y periodista vinculado a la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Daniel Parcero, quien estudia e impulsa la memoria obrera y militante de Xamena. “Esto sucede cuando entra como enfermero a trabajar en el hospital de General Güemes y se da cuenta de que estaban totalmente precarizados: les pagaban mal, no tenían horario, no tenían francos. Ahí se hace muy amigo de Jesús Méndez, que también era enfermero, y empiezan a organizarse”.
Xamena, con un incipiente y casi intuitivo espíritu sindical, comienza a organizarse con sus pares. “Lo primero que hacen es un centro de enfermeros para ver de qué manera se agrupaban sindicalmente, y al poco tiempo deciden hacerlo a través de la Asociación de Trabajadores del Estado a nivel nacional, pero como eran muy poquitos, y el estatuto nacional requería para crear una seccional un mínimo de 25 afiliados, lo que hacen ellos como primer paso, es juntarse un grupo de 20, 25, y afiliarse nacionalmente”.
Es así que entonces “forman el Centro de Enfermeros de General Güemes en el año 1937. Luego se juntan con trabajadores de otros sectores relacionados al Estado y conforman la primera delegación, que es la que fue en el transcurso de dos meses, la seccional General Güemes en 1944”.
Para aquellos años ya estaban activas las vinculaciones con FORJA a nivel nacional, y es allí donde empiezan a vincularse políticamente de manera más potente, “por eso cuando se empieza a conformar lo que fue el partido el Partido Laborista con la candidatura de Perón, ellos se suman”, remarca el historiador.
Su contención y su condena
Ya insertos en la arena política, lanzados como parte orgánica del naciente Partido Laborista que llevará a la presidencia a Juan Domingo Perón, Xamena encuentra allí un terreno fértil para llevar adelante sus ideas organizativas. “El peronismo los contiene, ellos adhieren al Partido Laborista y Perón los alienta, los suma a lo que después sería el peronismo. En este momento son incorporados a las listas del peronismo salteño y son tenidos en cuenta como trabajadores organizados. O sea, ellos eran los garantes de defender el proceso revolucionario que comenzaba a proyectarse”.
Como resalta Parcero, “Xamena es uno de los primeros dirigentes que adscriben al peronismo naciente, y llega a representar todos los cargos políticos institucionales: es diputado provincial, senador provincial, intendente de Salta capital, vicegobernador, gobernador, y después de ser gobernador, senador nacional”.
Cuando irrumpe el golpe de estado de 1955, Xamena se encontraba viviendo temporalmente en Buenos Aires en una pensión, la cual es allanada. En aquel tiempo, había enfermado nuevamente de tuberculosis y gozaba de una licencia sin goce de sueldo en el Congreso de la Nación. En ese contexto, en el que se encontraba con reservas médicas “Xamena es detenido y al poco tiempo trasladado con prisión domiciliaria a su domicilio de Salta donde vivió los últimos años. En esta misma casa es donde fallece en 1957, todavía con prisión domiciliaria y declarado traidor a la patria”.
“La condena que sufrió Xamena es la de haber sido obrero, un obrero que llegó a ser gobernador, un obrero que rompió con todos los vínculos que tenían que ver con la plutocracia histórica que viene teniendo Salta”, dice con énfasis Parcero y agrega: “fue un hombre que enfrentó a la oligarquía terrateniente salteña, que le hizo frente, un hombre que organizó a los trabajadores de los ingenios azucareros y esto el ingenio azucarero tradicional de Salta nunca se lo perdonó”.
¿Olvido o borramiento premeditado?
“Xamena hizo muchísimas cosas que hoy día están abandonadas, y ese es mi pregón desde que empecé a descubrir su trayectoria y empiezo a ver como todos los gobiernos provinciales no lo han reconocido”, comenta Parcero, quien desarrolló varias investigaciones y una publicación sobre la vida de Xamena, al tiempo que también está comprometido con su patrimonio y planificando acciones que pongan en valor su figura.
En estas investigaciones, Parcero pudo ir develando la cantidad de proyectos que Xamena impulsó desde sus diferentes escalafones de la administración pública, rescatándose gran cantidad de obras que hizo, no solo mientras fue gobernador, sino otras tantas que concretó en proyectos presentados en diferentes momentos en los que fue legislador provincial, y terminó de concretar entre su gestión como intendente de la ciudad capital, y el paso a ser gobernador. "Incluso, muchos proyectos impulsa también desde su representación como senador nacional", recuerda.
“Hay un olvido en muchos planos, también en diferentes lugares físicos: desde la Escuela Albergue de Palomitas que lleva su nombre; pasando por el balneario en la ciudad de Salta, que también lleva su nombre y fue el más importante de Sudamérica, el cual Xamena programó cuando fue diputado”, comenta Parcero, quien se dedicó meticulosamente a trabajar sobre sus obras.
Sin embargo, el historiador destaca puntualmente un espacio que fue muy importante en la vida de Xamena, “es el lugar donde estuvo internado, el Hospital del Milagro. Él estuvo allí por tuberculosis entre los años 1936 y 1937 en condiciones muy precarias. Y en esa internación es donde conoce a una mujer, que también era enfermera, con la que después se va a casar. Sin embargo, el propio hospital se ha negado a hacerle algún tipo de reconocimiento público”.
Y en este derrotero de olvidos premeditados, hay una historia quizás sea la gran síntesis de todas las negaciones y desmemorias: la historia del óleo “perdido”.
Relata Parcero: “El museo oficial de los gobernadores está en el Cabildo provincial, y cada gobernador tiene un óleo con su rostro. Cuando muere Xamena, esta pintura desaparece. Con el tiempo, y gracias a una investigación que llevamos adelante con estudiantes salteños, la descubrimos en el Museo Hernández, que pertenece a la ciudad de Salta”. En este lugar existe lo que se llama la sala de los intendentes, donde figuran todos los mandatarios citadinos y se exponen fotos, no óleos. Allí “descubrimos que el cuadro de Xamena no era una foto, sino era el óleo que faltaba en el Cabildo. Se pidió una audiencia, a la que inclusive fuimos con la viuda del hijo del ex gobernador, para que nos expliquen la situación”.
El óleo que representaba la figura de Xamena estuvo desaparecido y en faltó en la sala de gobernadores, desde 1957 hasta el 2016, cuando por gestiones de Parcero y ATE lograron, tras 59 años de sospechosa ausencia, reponer la imagen del gobernador obrero en la secuencia de históricos mandatarios salteños. Sin embargo, “hoy ambos museos están cerrados y se desconoce el paradero, tanto del óleo original como del restituido”.
Como forma de redención popular, y de los trabajadores de estado, se planifica una señalización para honrar su memoria y multiplicar su legado, “La casa donde él fallece, en la calle Santa Fe 627 de la capital salteña, fue vendida y la adquirió un matrimonio joven. Ellos aceptaron que se haga un reconocimiento en la vereda, con una muestra que va a quedar permanente. Por otro lado, muchos de los bienes que tenían en la casa, su biblioteca, cuadros, placas, diplomas y reconocimientos públicos, fueron donados al futuro museo de los trabajadores del estado que estará a mi cargo”, resalta el historiador.
Las palabras del estudioso de la vida y la obra de Xamena resuenan como un grito de redención. Su búsqueda, recuerdo y amplificación de su legado, es la bocanada de aire fresco para muchos y muchas que vieron cómo gobiernos con una mirada puesta en el pueblo fueron arrasados esgrimiendo argumentos falaces que solo lograron horadar los procesos democráticos y cercenar opiniones y manifestaciones de la otredad popular.
Tal como remarca Parcero, “Reivindicar a Xamena es reivindicar una coherencia y una ética política y profesional que solamente en la historia de los gobernadores de Salta, se vio en el caso de Ragone, otro olvidado. De hecho, Ragone fue Ragone porque siguió los pasos de Xamena, lo decía él mismo durante su gestión. No es casualidad que se insista en no reconocerlo, fue un tipo extremadamente honesto y un hombre que pudo vivir como hablaba y ser como pregonaba que se debía ser. Ese es su mayor ejemplo para todas las generaciones, y sobre todo para el pueblo salteño”.