En los últimos días y disipado ya el estruendo de los anuncios electorales de los partidos y candidatos que sellaron el frente Unidos para Cambiar Santa Fe; el peronismo santafesino ocupó nuevamente el centro del ring para hacer recordar que los oficialismos nunca caen si dar una batalla importante y en la última recta pueden ponerse realmente competitivos sea como sea la realidad de su gestión. Quien olvida esto puede llevarse una sorpresa y gastar plata a cuenta como se ve que hacen algunos dirigentes santafesinos.

Sólo quienes leían la realidad preelectoral de la provincia con importantes elementos faltantes, desconocieron que el armado peronista era con Omar Perotti o contra él. Los reclamos de por qué no ordenaba a los distintos sectores se dieron de bruces contra la paciencia infinita del gobernador que juega de memoria y con sobrada experiencia el juego de las ansiedades.

Ayer continuaron en Rosario las negociaciones con el senador Marcelo Lewandowski que ya habían tenido una extensa previa el día sábado. Pero la diferencia es que ayer no participó del cónclave el mandatario provincial sino que lo hicieron sus enviados. Entre ellos el principal, el ministro de Gestión Pública, Marcos Corach.

Todo lo que trascendió acerca del pedido a Perotti del ministro de Economía Sergio Massa que intervino respetuosamente por Lewandowski en las negociaciones es absolutamente cierto. Pero no es el principal dato a tener en cuenta a la hora de evaluar el camino que llevó al gobernador a allanarse a la posibilidad de un acuerdo con el senador nacional para una posible candidatura a gobernador por el Frente de Todos o como vaya a llamarse en los próximos días.

Lo que impacta en el pensamiento de Perotti que sabe que tendrá que resignar mucho para firmar el trato, es la preocupación por Rosario. Si el gobernador va a encabezar efectivamente la lista oficial de candidatos a diputados provinciales no puede dejar de pensar en la proyección electoral de su gestión en la ciudad que tiene la más alta tasa de homicidios del país y una espiral de violencia que lastima con fuerza cualquier intento por revertir semejante escenario en el corto plazo. Cuando los jefes políticos juegan su destino echan mano a todo lo que tienen a mano para ganar.

Su principal candidato a gobernador, el diputado Roberto Mirabella va a pelear hasta el último momento. Es más, en su entorno hasta pensaron en pedirle a Perotti que aún en caso de acuerdo con Lewandowski sostengan la precandidatura para no rifar toda la estructura de Hacemos Santa Fe. Una propuesta difícil de aceptar tanto para el gobernador como para el senador Lewandowski.

La postulación de Mirabella nació de la limitada oferta electoral que tenía el PJ y, como siempre de la voluntad personal, en este caso para tratar de convencer a Perotti de que sería una buena opción. En ese marco el hombre de confianza del gobernador fue creciendo en conocimiento e intención de voto. Pero su punto flaco es Rosario, el territorio detonado que tiene la principal porción de electores en toda la provincia. Aquella ecuación que le permitía a Carlos Reutemann quedarse con los triunfos apenas contando con un 10 por ciento de los votos del sur, ya no es aplicable. Sobre todo porque no hay una fidelidad del voto de norte tan contundente.

Es arriesgado hacer anuncios en semejante tembladeral de fervores e intereses peronistas; pero no hay manera de convencer a Lewandowski de que se postule a intendente de Rosario. Nadie podría ganarle aquí, admitido en secreto por casi todos sus potenciales contrincantes internos y del resto de las fuerzas. El senador nacional nunca se movió en realidad de esa convicción y se repite el esquema de su mentora política María Eugenia Bielsa: Las cuestiones graves y estructurales que tiene que resolver Rosario no se pueden resolver desde el gobierno de la ciudad.

Este escenario es ideal para Roberto Sukerman que ya se perfila como el candidato peronista más potente para la ciudad. Pero la gravitación de Lewandowski en la provincia podría poner en riesgo el rendimiento del acuerdo con Ciudad Futura que con Juan Monteverde compitiendo por adentro del Frente de Todos alcanzó un impacto político de proporciones en Rosario, Sobre todo podría alterar el acuerdo provincial también con el Movimiento Evita para la lista de candidatos a diputados provinciales.

Los distintos sectores del peronismo no podían darse el lujo de respetar los tiempos de Perotti y Lewandowski. Sólo los que tienen alto nivel de conocimiento en la sociedad y proyección de votos pueden darse esos lujos. De todos modos, la mayor cuota de ansiedad pasa por los dirigentes y el periodismo. No es lo que sucede en el común de la gente y menos hoy que todos invierten su tiempo en ver cómo llegar a fin de mes o mantener a su familia alejada de los peligros de la inseguridad.

A diferencia de Mirabella, el resto de los candidatos no pueden ser ordenados por Perotti o Lewandowski. Marcos Cleri, Eduardo Toniolli y Leandro Busatto responden a otras conducciones y esos jefes o referentes serán los que decidan en el marco de un nuevo escenario. Si el acuerdo con Massa se extiende a Cristina Kirchner para Santa Fe podría haber un escenario sin internas para el peronismo. Pero esta es una posibilidad remota, aunque no totalmente imposible. Por otra parte, muchos de los operadores del peronismo no ven con buenos ojos que el Frente de Todos se encamine a una general sin pasar por una Paso atractiva para el electorado.

Con todo, los hombres más cercanos a Lewandowski no abandonan las hipótesis de otros escenarios. Dejan listas otras posibilidades por si el acuerdo mayor no prospera y hay que buscar la forma de que Lewandowski crezca en peso no sólo electoral sino también político en Santa Fe.

Demás está decir que no sólo el peronismo sigue con atención las negociaciones de Perotti con Lewandowski. Enfrente se preparan para una batalla diferente en caso de que prospere un acuerdo a todas luces mucho más poderoso.