River inició el partido tratando de recuperar el juego que había perdido en sus últimas dos presentaciones. La intención de tener el protagonismo del desarrollo fue clara desde el comienzo, y por momentos lo fue consiguiendo.
La presencia de De La Cruz, Ignacio Fernández, Esequiel Barco y Enzo Pérez le permitía tener mejor control de la pelota que su rival. Además, estaba decidido a recuperarla en el campo rival, y de esa manera mantenía a Boca lejos de Armani.
Las llegadas de riesgo fueron para el local durante el primer tiempo. Fernández probó con un tiro de lejos que rechazó Romero, y luego Beltrán cabeceó y la pelota pasó muy cerca del palo. Fernández también estuvo cerca con un tiro libre que encontró bien ubicado al arquero.
Boca fue todo lo contrario a River. El plan que diagramó su entrenador estaba orientado a cuidar el arco propio, y a partir de ahí tratar de hilvanar alguna jugada colectiva para pasar la mitad de la cancha. Los más aptos para la creación eran Guillermo Fernández y el chico Valentín Barco.
El técnico Almirón decidió ubicar tres marcadores centrales, y los lateras unos metros más adelante, para transformar esa línea en cinco. Los que quedaban aislados de todo eso eran Villa y Vázquez. El colombiano se retrasaba para tratar de participar en alguna acción ofensiva. El resultado de la postura de Boca fue que no logró ningún tiro al arco en toda la primera parte.
La actitud de Boca cambió en el segundo tiempo, y se animó a adelantar sus líneas para posicionarse más cerca de Armani. Si bien no tenía profundidad para exigir al arquero con seriedad, al menos no se refugiaba en su terreno.
River siguió con la misma postura que antes, aunque el cansancio de algunos futbolistas provocó que la presión no fuera igual sobre la salida de su adversario. Romero sacó por arriba un remate de De La Cruz, y luego Solari remató a la base del palo, después de que Advíncula perdió la pelota en el medio.
La determinación de Boca había cambiado, pero lo que le faltaba era un armador de juego en ataque. Villa era el único que podía ofrecer alguna sorpresa, ante la pasividad del resto de sus compañeros. En una acción detenida, el delantero estuvo cerca con un tiro libro que rechazó Armani.
Los minutos fueron pasando y la paridad no podía quebrarse. Sin embargo, en tiempo de descuento, el árbitro cobró una falta del ingresado Sández sobre Solari dentro del área. La infracción no terminó de ser clara, y los jugadores de Boca reclamaron la consulta al VAR.
El llamado de Silvio Trucco (encargado del VAR) no llegó, y Borja se encargó de marcar el único gol. En medio de los festejos, Palavecino se excedió ante los jugadores rivales y desató un escándalo en el campo de juego. Empujones, forcejeos, insultos y reclamos detuvieron el partido. Cuando el ambiente se calmó, luego de varios minutos, el árbitro expulsó a Palavecino y a tres jugadores de Boca.
El final encontró al conjunto visitante desorientado, mientras las tribunas deliraban por un nuevo triunfo Superclásico. La cima del campeonato está segura para el equipo de Núñez, que tendrá un envión anímico extra para la recta final del torneo.