El juez Ángel Amadeo Longarte, de la Sala II del Tribunal de Juicio de Salta, absolvió por el beneficio de la duda a Carolina Salva, juzgada por el delito de homicidio preterintencional de su pareja, Orlando Rafael Amaya. El magistrado ordenó la libertad de la mujer que llegó al juicio con prisión preventiva domiciliaria y con la acusación principal de homicidio agravado que luego fue descartada por la Fiscalía. 

La familia de Amaya dijo que casará la sentencia. Por otro lado, el abogado defensor, Rodrigo Palazzo, indicó que luego de leer los fundamentos evaluará si presenta el recurso de casación cuestionando que la absolución haya sido "por la duda" para que sea "lisa y llana", por inocencia.

En los alegatos el fiscal Leandro Flores descartó la acusación principal de homicidio agravado por la relación de pareja preexistente, y sostuvo la de homicidio preterintencional (cometido sin intención) por la que pidió 10 años de prisión para la mujer.

La querella ejercida por el abogado Marcelo Arancibia, no pudo alegar ni realizar pedido de pena, ya que según explicó el letrado a Salta/12, tenía una participación limitada y sólo podía realizar preguntas, porque el anterior abogado que intervino en la causa no presentó la acusación en el plazo debido.

La mujer llegó al juicio por una situación que remite al 27 de diciembre de 2021 en la localidad de La Merced. Ese día, Salva concurrió al inquilinato donde residía Amaya. Durante la investigación penal preparatoria, hubo testimonios de vecinas que escucharon ruidos, como golpes en las paredes. Luego los vieron salir juntos y observaron que Amaya caminaba con dificultad.

Salva y Amaya fueron a la casa de familiares de este último. Allí la mujer manifestó que su pareja estaba mal, que tenía una lesión en el rostro y que se había golpeado con un calefón. 

Los familiares de Amaya lo llevaron al Hospital de La Merced, donde se determinó que tenía un traumatismo encéfalo craneano y otros golpes en el cuerpo. Lo internaron por alrededor de 12 horas y cuando tras una demora fue trasladado al Hospital San Bernardo de la ciudad de Salta, ingresó ya en un estado grave, fue sometido a varias intervenciones quirúrgicas, permaneció en terapia intensiva y falleció el 8 de enero de 2022.

"Considero que hubo un error de la Fiscalía que direccionó mal la investigación. Desde un primer momento debieron haber seguido por la hipótesis de una mala intervención médica", dijo Palazzo a Salta/12. También indicó que esperará a leer los fundamentos de la sentencia para decidir si presenta el recurso de casación cuestionado la absolución "por la duda" para que sea "lisa y llana". "Se ha llevado a juicio a una persona inocente", manifestó.

"En un momento se pudo haber sospechado de mi clienta porque era la última persona con quien se lo vio, pero no hubo indicios para el reproche penal con el que fue acusada. La Fiscalía no logró la certeza que se necesita para acreditar una conducta por el dolo directo, que se requiere para el homicidio (agravado), no lo pudo acreditar", dijo el defensor.

Palazzo remarcó que "tampoco había elementos para decir que había una conducta destinada a lesionar" por la acusación subsidiaria de homicidio preterintencional.  "Siempre esta defensa, tanto en la investigación penal preparatoria (IPP) como en el debate (del juicio), siempre formuló que no existía reproche penal que se le pueda atribuir a Carolina Salva. La Fiscalía no pudo determinar la autoría, no se acreditó la conducta en perjuicio de Amaya", insistió.

El defensor también indicó que la única testiga en la que la Fiscalía basaba la acusación, era una inquilina vecina, que refirió haber escuchado golpes y se contradijo entre las declaraciones que brindó en la IPP y la del juicio, ya que narró distintos horarios en que vio salir a la pareja, sumado a que en una manifestó haber visto golpeado al hombre, y en otra dijo que no pudo apreciar ese detalle porque lo vio de lejos. 

"El juez no encontró fundamento para condenar, sino para absolver, sumado a la carencia de testimonios, con respecto al hecho por el cual había sido requerida. Los testimonios redundaban en la adicción al alcohol (de Amaya) que pretendían atribuirle a Salva, que tampoco era incidencia para el reproche penal o una condena", indicó el defensor. Añadió que las lesiones de Amaya pudieron haberse producido por una caída, ya personal médico del hospital de La Merced refirió que esto les dijo el paciente. 

La hermana de Orlando Amaya, Ana Laura Amaya, dijo que el testimonio de la inquilina fue desacreditado porque luego su madre le dio trabajo, pero que declaró haber escuchado "golpes" en Fiscalía y en el juicio. Atribuyó las contradicciones a que pasó más de un año, y es difícil recordar con precisión.

Otra hermana de Amaya, Rocío del Pilar Amaya, había declarado en el juicio que una médica de apellido Zurita, del Hospital San Bernardo, le pidió que hiciera la denuncia porque el paciente estaba "golpeado" y las lesiones no correspondían a una caída. Y esto había derivado en que acusaran a Salva porque era la última persona con la que estuvo el hombre cuando comenzó a presentar síntomas del cuadro que se le diagnosticaría después.  

Palazzo dijo que esta médica "no forma parte de ninguna historia clínica, no ha participado en el expediente. Si hubiera intervenido tenía que haber ido a deponer su intervención", manifestó.

"Hubo un retardo del nosocomio de La Merced, (Amaya) no tuvo evolución adecuada, si hubiera actuado conforme a como se debía, si se lo hubiera trasladado de manera urgente hoy podríamos estar diciendo que el resultado es otro", sostuvo Palazzo.

Hubo varixs médicxs que manifestaron que Amaya debió haber sido trasladado de inmediato, incluso lxs peritxs que intervinieron en la junta médica. 

Disconformidad de la familia Amaya

"Vamos a apelar" dijo Ana Laura Amaya a Salta/12. "El juez pasó por alto muchísimas cosas. Hablaban de los golpes de mi hermano con un calefón. El calefón tenía determinada altura y mi hermano tenía otra. Era imposible que mi hermano se haga esos traumatismos con ese calefón. (...) Le metés un dedo a ese calefón que es de lata y se hunde", manifestó.

"El juez decidió tomar en cuenta el testimonio de un primo hermano de nosotros, que tiene relación con Caro y todo lo que testificó fue a favor de ella, decide tomar las declaraciones de este primo que se llama Rodrigo Martínez, donde él decía que mi hermano se había caído en una zanja, que eso había ocurrido tres meses atrás", explicó la hermana. También indicó que el magistrado valoró la declaración de una testiga, "amiga de Carolina, (quien) dijo que mi hermano se andaba cayendo, cuando ella no compartía más que esporádicas veces" y señaló que esta mujer fue contradecida por el testimonio del marido.

"Uno de los policías que trabaja en el CIF dijo que la habitación era pequeña y que ahí no se podía llevar a cabo una pelea, cosa que en realidad no es así, fue sacado como de contexto lo que él dijo (...) no ocurrió una pelea adentro, lo que ocurrió fue que a mi hermano esta mujer lo golpeó, mi hermano en las condiciones que se encontraba no se podía defender", expresó Ana Laura.

"El juez también habló de que no se encontraron elementos probatorios con lo que ella le haya pegado. Ella fue, volvió, fue, volvió. Es obvio que si le pega con algo no va a dejar el arma con que le reventó la cabeza, no la va a dejar ahí, porque volvió para ver qué es lo que iba a ocurrir, ¿por qué no lo llevó al hospital?, lo trajo a su casa eso entre tantísimas cosas que se le ha pasado al juez", cuestionó.  

"Si (Amaya) se quiso sentar y se golpeó con la pared no tiene manera de hacerse esos hematomas, las heridas estarían en la parte del medio para arriba de la cabeza, no en la parte occipital baja", cuestionó además la mujer, y también señaló que las (manchas) "de sangre en forma de Spray" de la pared, no fueron tenidas en cuenta. 

"El juez miró que un borracho se caía y se hizo los coágulos (...) Ella por ser mujer no va presa y se decide creer que mi hermano se cayó y se golpeó la cabeza porque tomaba pastillas y tomaba alcohol", dijo la hermana. 

"Como familia estamos destruidos", dijo Ana Laura. Manifestó también su disconformidad ante lo que dijo el juez "es preferible que 100 personas culpables puedan escapar a que una sola persona inocente sufra", y también con el fiscal que estuvo ausente en la lectura de sentencia y fundamentos. El abogado querellante tampoco asistió, quien según había adelantado a Salta/12, no concurriría por encontrarse con problemas de salud.