A casi dos semanas del derrumbe del edificio de Floresta en el que murieron tres personas, las familias sobrevivientes continúan viviendo en hoteles y esperan soluciones habitacionales definitivas. Aunque consideran "encaminadas" las conversaciones con funcionarios porteños y nacionales en el marco de una mesa de trabajo, califican a su situación como “inestable” y esperan tener respuestas concretas para esta semana. Piden acceder a un crédito que les permita conseguir un lugar mejor para vivir. Mientras tanto se organizan para repartir las donaciones que recibieron luego de perder todo lo que tenían: todavía no pudieron ingresar al lugar para intentar recuperar algunas de sus pertenencias. 

El viernes pasado no fue un día más para las familias de Avenida Rivadavia al 8700. A las 13 horas, el cortejo que trasladó el cuerpo de Felicitas Cherres al cementerio de Flores partió desde una de las casas funerarias del barrio de Floresta. Había pasado una semana desde que los rescatistas confirmaran la muerte de la mujer, que se sumó así a Camila, de 12 años, y a Jefferson, de 19, como las víctimas mortales del derrumbe del  martes 25 de abril. "Somos una familia numerosa, grande y de buenas personas", definió Fidel a la comunidad de alrededor de 120 personas en la que vive desde 2008. Sobreviviente de la tragedia, Fidel estuvo presente para despedir a la mujer de 72 años, vendedora ambulante de la calle Avellaneda a la que los vecinos y vecinas apodaban "abuelita"

El hombre relató a este diario lo que atravesaron en los más de diez días que pasaron desde que todo colapsó: un ida y vuelta entre la calle, paradores, hoteles, funerales y repartos de donaciones. Antes de llegar a la casa funeraria, contó a Página/12, Fidel pasó por el hotel en el que se encuentra una de las familias damnificadas para entregarle pañales donados en una de las tantas colectas solidarias que se organizaron tras el derrumbe. Después fue a la farmacia a comprar medicamentos para los sobrevivientes que los necesitan. "Trabajo en un carrusel y hasta ahora nunca he faltado. He ido hasta los feriados, pero ahora no puedo dejar abandonada a toda la gente que lo necesita", aseguró Fidel. 

Desde el último viernes de abril, todas las familias, a excepción de las que eligieron quedarse en casas familiares, duermen en hoteles asignados por el Gobierno porteño, donde se les garantizan las comidas diarias. Para el resto de sus necesidades sobreviven con las donaciones. Es que hasta el momento no han podido volver a ingresar a la zona segura del edificio para intentar recuperar algunas de sus pertenencias. Los rescatistas confirmaron que al menos la parte delantera del edificio no corre peligro de derrumbe, pero las familias no podrán entrar hasta que la Fiscalía interviniente lo autorice

"La prioridad hoy es sacar las cosas de los departamentos que no tienen peligro de derrumbe. Somos gente que trabaja y guarda su plata donde vive, así que todos salieron esa noche con las manos vacías. La mayoría son personas que trabajan del día a día y tienen su capital ahí", advirtió a este diario Elio, otro de los sobrevivientes del derrumbe. En el medio, según confirmó Fidel, los vecinos y vecinas denunciaron formalmente que empleados de la empresa de remoción de escombros robaron algunas de sus pertenencias

Elio es el tío de Camila, la niña que falleció en la tragedia. Él vivía en el edificio junto a su esposa y su hija, además del resto de la familia que habitaba otras de las pequeñas habitaciones de la zona crítica del derrumbe. El hombre contó que desde hace años las familias están constituidas como cooperativa con el objetivo, precisamente, de encontrar un lugar mejor donde vivir. Ese es el pedido que llevaron a la mesa de trabajo que comenzó a reunirse esta semana. De ella participan funcionarios de los ministerios de Desarrollo de Ciudad y de Nación, así como representantes de la Defensoría del Pueblo porteña, que intervino en los hechos desde un primer momento. 

"Estuvimos en la primera reunión y estamos encaminados, esperando que cumplan con lo que se acordó cuando salimos de la casa. Lo que estamos pidiendo no es un subsidio, queremos una solución habitacional porque la casa va a ir a demolición. Nosotros ya teníamos formada una cooperativa de vivienda para ver si podíamos acceder a un crédito para ir a otro lugar. Eso es lo que queremos ahora, poder pagar nuestros impuestos y recuperar nuestras vidas", sostuvo Elio, que agregó que en la reunión vio "buenas intenciones de los dos lados". 

"Va haber otra charla la semana entrante y esperemos que sea importante porque la verdad es que estamos de un lado al otro con el tema de los hoteles", añadió por su parte Fidel. El hombre calificó a la situación actual de las familias como "inestable": "Estamos preocupados con los hoteles porque nos los alquilan por un día, dos o tres, y la verdad que eso es una situación inestable", afirmó, y reiteró el reclamo por una solución definitiva. 

Los dos hombres coincidieron en destacar las muestras de solidaridad que las familias recibieron después del derrumbe. Escuelas, sindicatos, organizaciones sociales, políticas y culturales se encomendaron de inmediato a organizar colectas para ayudar a los damnificados. Fidel, que tiene a su hijo en la Escuela San Ramón, dijo estar "muy agradecido" por las donaciones que arribaron a ese establecimiento no sólo para él sino para todas las familias. "Hay gente muy buena que trata de ayudar, lo agradecemos un montón. Nos dieron una mano incluso siendo desconocidos. En los días malos es en los que se conoce a la gente buena", sintetizó.