En Argentina habitan cuarenta pueblos originarios que hablan diciseis idiomas. Nuestra matriz cultural eurocéntrica y racista que sigue presente y reproduciéndose hace que nos cueste admitirlo. Esta riqueza cultural no se refleja en las agendas mediáticas de los medios de comunicación que ocupan posiciones dominantes ni en las construcciones culturales que consumimos. Los pueblos originarios son invisibilizados, en general no pueden acceder a la agenda noticiosa y cuando lo logran son hablados por otros. Según datos del último monitoreo de noticieros de la Defensoría del Público: “entre 2013 y 2020 se registraron 212 noticias con el tópico “Pueblos indígenas” –sobre un total de 121.212 noticias registradas, por lo que representan apenas un 0,2%–. De esas 212 noticias, 96 (45,3%) no tuvieron consignada ninguna fuente. En tanto, de las restantes 116 noticias que tuvieron al menos una fuente explicitada –un total de 214– sólo 41 (19,2%) mostraron fuentes indígenas, mientras que 173 (80,8%) fueron no indígenas”.
Paralelamente, estamos viviendo un profundo proceso de violencia simbólica y mediática hacia el pueblo Mapuche: “Indios al ataque”, tituló el presentador Jorge Lanata en uno de sus programas. “La violencia mapuche y el relato de un productor agropecuario”, destacó Infobae. En las grandes ciudades de nuestro país la fuerza de estas construcciones mediáticas se acrecienta por la distancia y por no tener otras fuentes para contrastar esta desinformación.
Este proceso de estigmatización e invisibilización no es otra cosa que violencia simbólica y opera sobre la matriz cultural racista presente en nuestra sociedad. Es como si la dicotomía “civilización o barbarie” planteada por Sarmiento, en la cual idealiza el mundo europeo mientras discrimina a nuestros pueblos, se recreara una y otra vez.
Como sostiene Diana Lenton, doctora en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires, “en los medios concentrados hay una exacerbación de un discurso racista y excluyente que genera un clima de enemistad y tensión. Las consecuencias son terribles: la discriminación étnica y por clase y la ruptura de los lazos de solidaridad entre los sectores populares”.
Según Lenton, vivimos actualmente la continuidad de las condiciones simbólicas del genocidio porque hay una continuidad discursiva y material. No fueron desterrados los discursos que legitimaron el genocidio, por lo tanto, se siguen creando las condiciones para que se los vuelva a matar.
La autoridad del Pueblo Mapuche, Pety Piciñam sostiene que las consecuencias del genocidio “se siguen sufriendo, de todas maneras, la invisibilización y la negación de parte de las políticas de estado que no ha puesto en marcha las leyes, la constitución nacional y todos los instrumentos jurídicos que nos amparan, que nos reconocen como pre existentes” (del libro “Poder Patriarcal y Poder Punitivo” de Gabriela Gusis y Laura Farb).
La Defensoría del Público presentó recientemente las “Recomendaciones para el tratamiento mediático de los pueblos indígenas” . En las cuales se puede destacar: la necesidad de promover los derechos de los pueblos indígenas y comunicar su preexistencia y visibilizar las realidades culturales, políticas, económicas y sociales. Asimismo, se sugiere evitar discursos estigmatizantes y discriminatorios. Por último, lo esencial: respetar y promover los derechos indígenas establecidos en la Constitución Nacional, la legislación nacional e internacional.
Este material de la Defensoría es una herramienta fundamental para revisar la comunicación actual, para poner en tensión las prácticas periodísticas que tienden a repetirse desde las posiciones dominantes.
Esta realidad convive con otra que sigue resistiendo. Existen productoras de contenidos y más de 40 emisoras gestionadas por comunidades indígenas que siguen transmitiendo sus miradas. Son medios que requieren políticas públicas de acompañamiento y que son imprescindibles para limitar las consecuencias simbólicas del genocidio.
Para cerrar la nota: recordá que naturalizamos que sectores de nuestra Patagonia son ocupados por empresarios poderosos y extranjeros, mientras todavía hay mujeres Mapuches de la comunidad Lafken Winkul Mapu que siguen detenidas con sus hijos por ejercer el derecho a defender sus territorios.
* Licenciado en Comunicación Social UNLZ. Especialista en Comunicación y Culturas UNCO. Profesor de la Universidad Nacional de Río Negro.