Desde los tiempos más remotos hasta hoy, miles de narraciones, con mayor o menor elaboración, circulan de boca en boca y constituyen una parte inegable del ADN de las sociedades. De entre esos enormes conglomerados, de entre esas redes de personas que dicen o leen cuentos o poesías, algunas eligen enfocarse en las infancias.

Ese es el caso de Silvia Lizárraga, nacida en las Yungas jujeñas, vaquereña por adopción, abrazó el oficio de contar y difundir historias en diferentes ámbitos: la radio, talleres literarios o de escritura creativa, en las aulas con adolescentes y adultos, en hogares de niños en diferentes provincias, entre otros espacios. Es profesora de letras y mamá de dos adolescentes. Junto a Silvina Bravo, desde 2001, sostienen Cuantapalabra, una propuesta que ha cosechado más de 8 Martín Fierros Federales con les chiques como protagonistas.

A partir del reconocimiento, otorgado hace pocos días, en Concordia, Entre Ríos, Lizárraga dialogó con Salta/12 y aseguró, entre otras cosas,  que su espacio radial “pretende constituirse en un punto de encuentro de diferentes expresiones, voces, modos de ser que confluyen para celebrar la magia del juego con las palabras como parte del proceso liberador de la lectura de literatura”.

-Recientemente han ganado por décima vez el premio binacional Río de los Pájaros ¿cuál es la relevancia de este galardón para ustedes?

-Si bien este es nuestro décimo premio Río de los Pájaros (en 2019 ganamos también el de oro), nos emociona como si fuera la primera vez. Un premio siempre es una alegría para nosotras, no sólo por el reconocimiento a nuestro trabajo radial de promoción de literatura infantil sino también porque significa que las diferentes voces que conforman este espacio radial son visibilizadas, son escuchadas y valoradas. Las palabras adquieren su propio peso en el éter. Además, el premio es un logro de la radio de una universidad pública (Radio Universidad Nacional de Salta) donde junto a mi compañera de aventuras, Silvina Bravo, nos hemos formado; y es un honor representarla nacionalmente o internacionalmente, como en este caso.

-Iniciaron el proyecto de Cuentapalabra en 2001, un año muy complejo de nuestra historia ¿qué recuerdos tienen de su hacer, tanto en los talleres como en los medios de aquel momento?

-En tiempos complejos y difíciles siempre el arte nos salva del abismo, la literatura nos permite mirar desde otra perspectiva la realidad, nos permite transitar otros mundos posibles, esos que se nos abren a la vuelta de una página. El 2001 nos encontró en una época de mucha militancia universitaria, tiempos álgidos, pero de mucha convicción de que un mundo mejor era posible, y los talleres literarios eran una manera de comenzar.

Durante ese año hicimos talleres en barrios populares (Juan Pablo II, Solidaridad, Balneario, entre otros) además de llevar a cabo junto con la organización de derechos humanos Chaguar un proyecto de recopilación de relatos en diferentes comunidades de pueblos originarios del Chaco salteño y de la zona andina (estas historias están plasmadas en el libro "Te contamos de nosotros”). Todas estas experiencias abonaron nuestros comienzos radiales, que se iniciaron con la pretensión de difundir estas producciones de les niñes y les jóvenes. Sin ninguna experiencia en los medios, casi intuitivamente empezamos a recorrer este camino radial. Eran tiempos para levantar la voz, tiempos para decir y decirse en cada relato, y aún seguimos en ese rumbo.

-Su propuesta lleva más de dos décadas ¿cuál creen que ha sido la clave para persistir?

-Veinte años es toda una vida, pero para nosotras es como si fuera ayer. Nos sentamos a tomar unos mates rodeadas de libros y el mundo se detiene: la cocina del programa. Éste es un tiempo para el disfrute, compartimos los relatos, los poemas, escuchamos música y somos felices, y es eso claramente lo que queremos transmitir en el programa.

-En la misma línea, ¿qué cosas de ese impulso original se mantuvieron?

-Comenzamos siendo muy jóvenes, estudiantes de la carrera de Letras, y a lo largo de estos años nuestras vidas fueron cambiando, pero nuestras ganas de compartir lecturas con las infancias no cambiaron. Este programa siempre se hizo ad honorem, y en algunos momentos se hizo complicado, pero consideramos que mantener este espacio radial es una forma de retribuir -de alguna manera- a nuestra formación en una universidad pública. Claramente es un posicionamiento político frente a la necesidad de la difusión de los lenguajes expresivos como aspecto fundamental de la educación para la conformación del pensamiento crítico. Cabe mencionar que es una decisión política de un Estado que acompaña las iniciativas de los actores de la comunidad.

-Y para completar, ¿qué cuestiones cambiaron con el paso del tiempo?

-El programa tiene una multiplicidad de aspectos que se han ido modificando, señalar el derrotero de cada uno de ellos nos llevaría tinta para una nota completa, con lo cual voy a hacer mención de dos aspectos. Primero, el programa es producto del ida y vuelta con las infancias durante los talleres literarios, con lo cual el contenido se va renovando desde la producción misma dentro de los talleres, que a su vez responde a las demandas de les participantes. En este sentido, el programa de radio tiene la pretensión de difundir las producciones resultantes de diferentes talleres de lectura de literatura para niños donde puedan expresar y exponer sus ideas, inquietudes, realizaciones y propuestas a partir de sus propias experiencias, dirigidas hacia otros niños y niñas de la comunidad toda.

Por otro lado, debemos mencionar que el programa es anterior a la sanción de la ley 26.150 (de educación sexual integral, ESI) que es del 2006. Es decir, fuimos creciendo palmo a palmo junto a la difusión de esta ley, acompañando su perspectiva desde nuestro quehacer radial con las infancias.

-¿Por qué es importante difundir la literatura y recuperar o amplificar las voces de las niñeces en este siglo tan mediado por la tecnología?

-Este espacio radial pretende constituirse en un punto de encuentro de diferentes expresiones, voces, modos de ser que confluyen para celebrar la magia del juego con las palabras como parte del proceso liberador de la lectura de literatura. Las nuevas tecnologías están instaladas en nuestra sociedad, eso es un hecho. Uno de los aspectos sobre lo que trabajamos es la manera de incorporar a la tecnología como una herramienta que es muy distinto a ser la herramienta de la tecnología. Es decir que la tecnología no cumpla la función del “juguete” que obtura la imaginación, sino que amplifique los modos de lectura. Que sea una herramienta al servicio de fantasía.

-¿Cómo ven a las industrias culturales de las infancias en la actualidad?

-Las industrias culturales de las infancias en la actualidad suelen considerar a les niñes como un público consumidor y dinamizador del consumo, y es precisamente en este punto en el que el rol de ellos cobra relevancia como generadores de un cambio. Siendo la literatura y el arte en sentido amplio, el abono para que las infancias florezcan en un mundo más igualitario y menos enajenado.

-¿Qué géneros disfrutan más les niñes?

-La literatura en general y la música son dos elementos fundamentales para estimular la autonomía y la iniciativa en les niñes. Los textos que más disfrutan son los que los conmueven internamente, los que les generan algún tipo de placer, llámese, cuento, poesía, etc.

-¿Cuáles han sido sus aprendizajes como adultas a partir de la interacción con niñes?

-La interacción con les niñes siempre nos es enriquecedora: su formas de ver el mundo, de maravillarse por todo lo que les rodea; el uso del lenguaje en cada uno de sus juegos, la forma de decir y de decirse. Sólo hay que saber escucharlos, y animarnos a zambullirnos en los mundos que sus juegos nos proponen.