El juicio por el crimen de Lucas González continuó este martes con el testimonio de policías porteños que no están imputados en la causa. Uno de ellos declaró que ayudó a trasladar al chico de 17 años a la ambulancia y aseguró que en ese momento no vio ninguna pistola en el vehículo en el que viajaban Lucas y sus amigos. El testimonio es importante porque en ese auto se encontró más tarde el arma de juguete que es clave en la trama de encubrimiento que se les achaca a los catorce policías acusados en la causa. Para este martes se esperaba la palabra de un testigo clave del hecho, pero el joven no se presentó y su testimonio se postergó para próximas audiencias.
Las mayores expectativas para la séptima jornada del juicio estaban puestas en la declaración de Nicolás, el joven que el 17 de noviembre de 2021 caminaba por la Avenida Iriarte en el momento en que la brigada de Gabriel Isassi, Juan José Nieva y Fabián López, los tres agentes acusados del homicidio agravado de Lucas, cruzaron su Nissan Tiida sin identificación a la Volkswagen Suran de los chicos, que venían de entrenar en Barracas Central. Sin embargo, el joven no se presentó este martes y desde la secretaría del Tribunal Oral en lo Criminal N°25 informaron que ya no vive en el lugar que tenía radicado al momento de sus declaraciones iniciales. Su testimonio se postergó hasta que el Tribunal pueda dar con su nuevo domicilio.
En su declaración de la etapa de instrucción, y durante la reconstrucción de los hechos, el joven había señalado que los policías no se identificaron de ningún modo y que dispararon sin dar voz de alto. Al igual que los sobrevivientes, Nicolás había indicado que pensó que se trataba de un asalto. Su testimonio será clave porque hasta el momento no declaró ningún testigo que haya presenciado el momento exacto del hecho, sin contar a los tres amigos de Lucas que son querellantes en el juicio. Los testigos presenciales que declararon hasta ahora lo hicieron en relación al segundo suceso que se juzga en el proceso: la detención ilegal de los chicos y el posterior intento de encubrimiento del crimen.
Sin Nicolás, la séptima audiencia quedó protagonizada por la palabra de dos policías de la Ciudad que no están imputados en la causa. De los dos agentes, sólo el ex principal José Tévez --ahora retirado-- aseguró haber estado en Alvarado y Perdriel, la esquina en que dos de los tres amigos de Lucas fueron detenidos --el otro de sus amigos logró huir y luego se presentó en una comisaría por su cuenta-- y en la que la acusación considera que se planeó y concretó la trama de encubrimiento.
El ex inspector relató que aproximadamente a las 9.30 de ese día estaba en su dependencia cuando escuchó la modulación de "enfrentamiento armado" de la brigada. Dijo que entonces le ordenó a su chofer, Daniel Espinosa --imputado en la causa--, que lo llevara al lugar. "Cuando arribamos veo a dos masculinos detenidos en la ochava y a una Suran con dos o tres puertas abiertas en el medio de la calle. Me acerco y veo un masculino al interior del auto, aparentemente herido de bala", narró Tévez sobre ese momento. "En cuanto llega la ambulancia, la médica nos pide colaboración para subirlo a la camilla. Espinosa le toma los hombros y yo los pies, y logramos sacarlo del auto y subirlo en la camilla", prosiguió.
Gregorio Dalbón, abogado de la querella, le consultó si al momento de retirar a Lucas vio algún arma dentro del vehículo. "Por lo que yo pude observar, no", respondió Tévez. "¿Si hubiera habido un arma se le hubiera escapado?", repreguntó Dalbón. "No", ratificó el ex agente porteño, aunque más tarde, ante la pregunta de uno de los abogados defensores, aseguró que no "inspeccionó" el auto en profundidad. Tévez confirmó también que fue Espinosa quien acompañó a Lucas en la ambulancia y se quedó en el Hospital Penna hasta que fue relevado.
El ex inspector dijo que, cuando llegó a Alvarado y Pedriel, Julián y Joaquín, los dos amigos de Lucas, ya estaban esposados boca abajo pese a ser menores de edad. Aseguró que luego les retiraron las esposas y que fueron llevados precisamente a su patrullero, donde él se quedó acompañándolos hasta pasado el mediodía. "Decían que no entendían qué pasaba y lloraban. Que lo que les había pasado era muy malo, que querían largar todo y no querían ir más a Capital. Les dije que yo tampoco sabía, pero que si ellos no habían hecho nada se iba a aclarar todo", dijo.
Antes de comenzar la séptima audiencia, Fernando Soto, el abogado de los imputados por el homicidio agravado, volvió a pedir la ampliación de tres peritajes. Fue el tercer pedido en este sentido en lo que va del juicio y el tercer rechazo consecutivo del tribunal. Entre las ampliaciones pedidas se encuentra la de un estudio accidentológico: "La pericia sólo valoró impactos entre vehículos y no con personas, y hay una posibilidad cierta de que haya ocurrido", esgrimió Soto para justificar su pedido.
En línea con lo declarado por los policías en la primera jornada, en la que aseguraron haber actuado en "legítima defensa", la estrategia parece orientarse a intentar probar que los agentes dispararon ante el peligro de una supuesta embestida de la Suran de los chicos. El pedido de peritaje se direcciona hacia ese lugar. En una decisión unánime, sin embargo, el tribunal volvió a rechazar el pedido. "Es
una hipótesis que no ha surgido del debate y que, en consecuencia, resulta
impertinente", argumentó el presidente del TOC, Hugo Navarro.