Usain Bolt sufrió ayer su primera derrota de los últimos diez años al concluir tercero en la final de los 100 metros en el Mundial de Atletismo de Londres, que conquistó el estadounidense Justin Gatlin, seguido por Christian Coleman.
La sorpresa fue monumental en el Estadio Olímpico de la capital inglesa que, en el adiós a las pistas del mejor velocista de la historia, esperaba otro oro para la amplia colección de Bolt. Habría sido el número 12. Pero el Rayo fue ayer menos veloz que nunca. “La salida me mató. Normalmente mejoro con el pasar de las rondas, pero eso no llegó. Y el hecho de no tenerla (una buena salida),explica por qué perdí”, asumió Bolt su derrota.
Gatlin, abucheado por el público incluso en la victoria, registró 9,92 segundos, su mejor marca de esta temporada. Coleman, 9,94. Bolt, 9,95, también su mejor tiempo en lo que va de campaña.
Esta vez no le alcanzó. Se frustró así el sueño del astro jamaiquino de abandonar las pistas, a sus 30 años, en lo más alto del podio. El rey de la velocidad falló como no lo había hecho desde el Mundial de Osaka 2007, la última vez que había sido derrotado en un gran campeonato. Entonces, lo hizo otro estadounidense, Tyson Gay, y en los 200 metros, la prueba fetiche de Bolt y que no correrá en estos campeonatos porque ya había dicho que le suponía demasiado esfuerzo.
Aunque frustrante para él y para los millones de aficionados de todo el mundo que esperaban su triunfo, la derrota de ayer no impidió que Bolt igualara las 14 medallas en citas mundialistas de su compatriota Merlene Ottey. El Rayo sumó ayer a sus 11 oros y dos platas, las del 200 y el 4x100 de Mundial de Osaka 2007, el primer bronce de su carrera. Era el único metal que le falta e, irónicamente, lo logró en el momento menos deseado.
La inesperada derrota, aunque sus marcas de la presente temporada habían hecho pensar a algunos especialistas que Bolt podía caer esta vez, no impidió que, tras cruzar la meta y después de que los resultados que brillaron en las pantalla del estadio sorprendieran a toda la hinchada, el hombre más rápido del planeta fuera aclamado, coreado y aplaudido como si hubiera salido campeón. “Agradezco el apoyo, ha sido espectacular, la pasé realmente bien; es una pena que no haya podido ganar”, dijo el jamaiquino algo menos sonriente de lo habitual.