El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, decidió meterse de lleno en la discusión sobre la política económica nacional. En línea con los discursos de los economistas de la oposición, el mismo día que la mayoría automática que conforma con Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz ordenó suspender las elecciones en San Juan y Tucumán, el exdirigente del peronismo santafecino cuestionó lo que considera una “expansión incontrolada de la emisión monetaria”, que los datos del Banco Central desmienten. El jurista que en 2015 aceptó ser designado por decreto del entonces presidente Mauricio Macri se explayó en tono solemne sobre la importancia de “mejorar la calidad institucional” y dar “seguridad y previsibilidad jurídica”.
“En los últimos años hemos tomado decisiones que no han agradado al poder de turno”, dijo en referencia al Ejecutivo, que a diferencia del Judicial y del económico no es permanente y se somete al escrutinio público. “No venimos a la función pública para hacer nuevas amistades sino para hacer cumplir la Constitución y garantizar una estabilidad jurídica que permita pensar a futuro”, se ufanó el juez que desde 2021 encabeza la Corte por su propio voto, al exponer ayer por la mañana en un encuentro organizado por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (Amcham).
Invitado a disertar en el panel denominado “Institucionalidad y republicanismo” en un hotel de lujo de Puerto Madero, el exintendente de Santa Fe alertó sobre “el avance del narcotráfico y su expansión dentro del Estado”. “Vemos el surgimiento y la expansión de un Estado dentro de otro. Y no me refiero a la grieta que es percibir distinto el mismo país, sino a uno dentro del otro con su propia ley, justicia, policía e interpretación. Es el caso del estado narco, que constituye el desafío de pensar un futuro en unidad dentro de la heterogeneidad”, remarcó. “No puede haber sustentabilidad jurídica si dentro del Estado hay otro que no es controlado”, añadió.
“La primera regla que tenemos que respetar es estar de acuerdo en que, más allá de las diferencias, debemos estar debajo de la Constitución argentina”, afirmó Rosatti, quien afronta junto a sus colegas Rosenkrantz, Maqueda y Ricardo Lorenzetti un proceso por presunto “mal desempeño” y “abuso de autoridad” ante la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados. Agregó que hizo esas consideraciones porque en la Argentina “lo obvio se transforma en lo particular y los buenos ejemplos no abundan” (sic).
“Tenemos que hablar de sustentabilidad y mejorar la calidad institucional”, dijo ante un auditorio de empresarios selectos y diplomáticos. “En 1994 me tocó ser convencional en la reforma de la Constitución. Entonces se incorporó un criterio destinado al medio ambiente pero proyectable a otra situación. Era la idea de desarrollo sustentable. Es algo que hace a la salud, la educación y a la calidad institucional”, recordó.
En cuanto al funcionamiento de la Corte, que afronta un nivel de descrédito similar al de aquella que descabezó Néstor Kirchner al inicio de su mandato, Rosatti sugirió que junto a sus colegas trabaja “para modificar criterios” respecto de la función que debe cumplir “el tribunal revisor de las instancias inferiores”. “Necesitamos plenarios de los tribunales inferiores para que den seguridad y previsibilidad jurídica. Recién cuando haya un conflicto real o una nueva interpretación posible, esos casos deberían llegar a la Corte para ser tratados. Hoy se resuelven 200 causas semanales y el 60 por ciento vienen del propio Estado, que muchas veces apela para ganar tiempo, cuando se sabe cuál va a ser el resultado. Esto debe modificarse”, observó. Reclamó además que “las decisiones de la Corte sean absolutamente obligatorias para los tribunales inferiores, para evitar apelaciones que solo buscan ganar tiempo”.
Cara visible de un tribunal donde el diálogo de la mayoría con el expresidente Lorenzetti es nulo, Rosatti no se privó de solicitar “diálogos entre los poderes, y que previo a establecer reformas sean consultados todos los que tengan algo que decir”. “Nadie mejor que la propia Justicia para saber sus falencias y proponer alternativas”, sugirió en representación del más endogámico de los poderes del Estado.
En el final de su exposición, Rosatti hizo una interpretación de la Carta Magna para el deleite de los anfitriones norteamericanos. “Las bases del programa económico que establece la Constitución desde 1853, con todas sus reformas, es el capitalismo: respeto a la propiedad privada, a la iniciativa de los particulares y competencia”, dijo. “Más allá de las diferencias de matices en la regulación del Estado, lo propio es que retengamos que ese es nuestro sistema. Si se quiere otro, se tiene que reformar la Constitución. Si no, estamos hablando de otro país”, continuó.
“El artículo 75, inciso 19 de la Constitución manda defender el valor de la moneda, lo cual tiene que llamarnos la atención respecto de la expansión incontrolada (sic) de la emisión monetaria, porque eso implica no defender el valor de la moneda y traicionar consecuentemente el mandato de la Constitución”, lanzó. Los datos del Banco Central lo desmienten: la cantidad de dinero circulante se redujo en términos reales durante el último año.
Mientras tanto, Rosatti avanza sobre la injerencia indebida de un poder sobre otro que, a este paso, es capaz de devorarse al Estado.