A través de dos acuerdos de juicio abreviado, la jueza federal de Garantías N° de Salta, Mariela Giménez, condenó a dos hombres detenidos a fines del año pasado, cuando transportaban poco más de 1 kilo de cocaína en cápsulas ingeridas por el más joven de ellos.
Lo destacable del caso es que respecto de esta última persona el fiscal federal Eduardo Villalba y la jueza, coincidieron en que recibiera una pena inferior a la mínima, atendiendo su situación de extrema vulnerabilidad. Además, como la pena es condicional, se le permitió regresar a su país y se le solventó el pasaje con el dinero que se había decomisado en su momento.
Las condenas, homologadas entre el 3 y 5 de abril, se dictaron por el delito de transporte de estupefacientes y recayeron sobre Nazario Colque Mamani y Domingo Mamani Condori. Aunque se trató del mismo hecho y ambas fueron acordadas, el primero recibió una pena de tres años de prisión condicional, mientras que el segundo fue condenado a cuatro años de prisión, con carácter efectivo.
La diferencia de la pena se debe a que fiscal y jueza entendieron que las condiciones personales de cada uno de los imputados diferían diametralmente.
La investigación, a cargo del fiscal Villalba, se inició el 18 de diciembre del año pasado en un control que personal de la Gendarmería Nacional realizó a pasajeros de un micro en el puesto El Naranjo, ubicado sobre la ruta nacional 34, en la ciudad de Rosario de la Frontera, en el sur de la provincia de Salta.
Los gendarmes advirtieron que algo pasaba con Colque Mamani, y él mismo reconoció que había ingerido cápsulas de cocaína, en el camino se había descompuesto y las había evacuado.
Colque Mamani iba acompañado por Mamani Condori, un chofer de la ciudad boliviana de Cochabamba. En la investigación se pudo determinar que este hombre había captado Colque Mamani cuando el joven llegó a esa ciudad en busca de algún trabajo que le permitiera ganar dinero para que su pareja pudiera someterse a una intervención quirúrgica.
En los respectivos acuerdos, el fiscal general resaltó la captación y reducción ejercida por Mamani Condori sobre el otro acusado, quien se sometió voluntariamente al rol de correo humano, conocido peyorativamente como “mula”, la ingesta de cápsulas de cocaína para transportarlas, práctica en la que se pone en juego la propia vida.
Estado de necesidad
Para explicar por qué alguien correría semejante riesgo, el fiscal destacó la situación que se vive en la frontera, donde cientos de personas en estado de vulnerabilidad, por lo general mujeres o personas jóvenes, son captadas para pasar la droga, ya sea adosada al cuerpo o por ingesta.
Describió la región como una zona de intenso traslado de estupefacientes, tanto en grandes cantidades o en menores proporciones, cuyo destino son los puertos principales, como paso previo para llegar a Estados Unidos o Europa.
El fiscal dijo que una cantidad menor de drogas queda para abastecer a bocas de expendio en distintos puntos del país. En este caso, el portador de la droga y su captador iban a Mendoza. El joven portador evacuó 100 cápsulas, que pesaron 1 kilo con 44 gramos, sustancia con la que se podrían haber producido 7.867 dosis, señaló Villalba.
El fiscal resaltó el riesgo de vida que atravesó Colque Mamani al acceder a ingerir las cápsulas. La defensa también puso énfasis en este aspecto y recordó el caso de Yolanda Orozco, una mujer de 32 años, también boliviana, que a mediados de junio de 2022 falleció por una sobredosis provocada por la rotura de una de las 78 cápsulas que llevaba en su estómago.
En el caso de Colque Mamani, el fiscal explicó que la mujer del joven había sido sometida a una cesárea y requería de una nueva intervención correctiva, cuyo costo le era imposible afrontar con su actividad de panadero con la que además debía sostener a una hija. Como la salud de su pareja había decaído, el joven salió a buscar algo que le permitiera ganar ese dinero que necesitaba con urgencia. “Estaba bajo un estado de angustia y necesidad acuciante”, resaltó el fiscal Villalba, quien luego apuntó contra el otro acusado, de quien que se aprovechó de esa vulnerabilidad. “Fue él quien compró los pasajes y en ningún momento lo dejó solo. Lo llevaba del lado de la ventanilla para que no se le escape”, destacó.
Con estas y otras apreciaciones el fiscal consideró que correspondía aplicar una pena por debajo de la mínima prevista para este delito, y pidió una pena de tres años de prisión de carácter condicional para Colque Mamani, y solicitó además que se cubra gasto del regreso del joven a su país con el dinero decomisado.
En cuanto a Mamani Condori, la fiscalía mantuvo el pedido del mínimo de la pena, de 4 años de prisión efectiva, por entender que ejerció el rol activo en el transporte. Reforzó la función que tuvo sobre el otro imputado, quien “solo pensaba en cómo salvar a su esposa”.
La jueza Giménez coincidió con la fiscalía en el aspecto saliente del caso. “Sin dudas se trata de un hecho muy particular, en el que se destaca la corta edad del causante, las circunstancias que atravesaba y la particularidad del hallazgo de la droga”, reconoció.