Miles de personas, entre ellas, padres, profesores y compañeros de escuela de Anahí Benítez, la adolescente de 16 años asfixiada y enterrada en la reserva ecológica de Santa Catalina de Llavallol, Lomas de Zamora, marcharon hasta el Congreso de la Nación para pedir justicia por el femicidio de la estudiante de quinto año. La manifestación, que también contó con el apoyo de diversas agrupaciones de mujeres, pasó por varios climas: se recordó con emoción a la joven asesinada, hubo críticas al Estado por la falta de medidas de prevención en materia de violencia machista e incluso los propios estudiantes se refirieron a Leonardo Agostino, profesor de la Escuela Normal Antonio Mentruyt (ENAM) que asistía la víctima y único detenido de la causa (ver aparte). “Estoy segura que si este horror le hubiese pasado a otra chica de la escuela, Anahí estaría acá, dibujando este pedido de Ni Una Menos”, relató a PáginaI12 Sofía, compañera del mismo curso.
A las 3.22 de la tarde, un cordón humano, formado por una veintena de adolescentes, daba inicio en Avenida de Mayo a una marcha que finalizaría horas después, con una multitud gritando al unísono “Ni una menos, vivas nos queremos”. Los chicos que daban los primeros pasos extendieron una bandera con la inscripción “Justicia por Anahí”. Esa misma bandera, cuenta Sofía, presidenta del centro de estudiantes del ENAM, había sido pintada días atrás, cuando los propios amigos de la joven recorrían las calles de Lomas de Zamora alertando su desaparición, ocurrida el sábado 29 de julio.
“No es la primera vez que pasa que chicas fueran amenazadas o perseguidas a la salida del colegio. Pero nunca imaginamos este final. El impacto fue terrible. Pensar que ayer (por el viernes) estábamos todos esperando la confirmación de si el cuerpo encontrado era o no de Anahí”, relató una de sus compañeras. La insignia, por su parte, volverá a extenderse el martes en Manuel Castro 990 –la dirección del ENAM– “para despedirla una vez más a Anahí, esta vez, con un mural y un homenaje en el patio”, agregó la dirigente estudiantil.
A medida que la multitud marchaba por la avenida céntrica, entre cánticos de las columnas de agrupaciones como Mujeres en Lucha, Las Rojas, Pan y Rosas, los carteles y pancartas se multiplicaban. “Disculpen las molestias, nos siguen matando”, “Anahí: el arte no muere y vos sos arte”, “No estamos todas, el Estado es Responsable”, eran algunos de los mensajes que sostenían personas de todas las edades. Soledad, que caminaba junto a Lucía, de cinco años, explicó por qué viajó más de una hora desde el oeste del conurbano bonaerense hasta el centro de la ciudad. “Necesitaba estar acá para concientizar a mi hija sobre lo difícil de ser mujer. Para ella, Anahí es una chica que murió, en cambio, para mí es una prueba más de que esta cultura machista nos está matando una por una y los funcionarios miran para otro lado”, relató. Al oír a su mamá, Lucía se aferra a sus piernas y continúa caminando.
“Una chica callada, tímida, siempre pintando y dibujando”. Así definió Sofía –al llegar al cruce de Lima y Avenida de Mayo– a la adolescente que, dos semanas atrás, se sentaba a cuatro (“o cinco, ya no me acuerdo bien”, indicó) bancos de distancia en el curso de quinto segunda del ENAM. Los últimos cinco días, según contó la adolescente a este diario, toda la división de Anahí se organizó para dar con su paradero: mientras algunos recorrían las calles de Lomas de Zamora, otros recopilaban las últimas conversaciones que habían tenido con ella en las redes sociales.
“Los chicos reclaman por justicia, como siempre lo hicieron. Ellos son los que nos empujan a cambiar esta sociedad”, comentó a este diario Luis Brunette, profesor de historia del ENAM. El docente remarcó que este compromiso estudiantil que desbordaba la Avenida de Mayo fue el mismo que el 17 de mayo impidió que dos agentes de la Bonaerense pudieran arrestar a dos alumnos, luego de ingresar al colegio de Banfield.
Al llegar a Plaza Congreso, el reclamo ya era ensordecedor. “Queremos justicia/Nos van a escuchar/Por Anahí hoy volvimos a marchar”, cantaban miles. Entre los presentes, la mamá de Nadia Rojas, Elena, volvía a denunciar la segunda desaparición de su hija de 14 años. Detrás de ella, dos padres del ENAM se abrazaban desconsolados. “Es una locura lo que está sucediendo con esta chica (Nadia) o bien, lo que sufrió Anahí. No puede ser que seamos afortunados sólo por haber tenido hijos varones”, comentaron Marcelo y Emilse.
Anahí Benítez salió el sábado 29 de julio de su casa. Le dijo a su mamá que iba al Parque Eva Perón y que “después volvía”. Al finalizar la marcha, Zoe y Julieta, precisamente sus amigas “de la plaza”, se sientan en la vereda y se secan las lágrimas. “El último recuerdo que tengo de ella es verla caminar con un lápiz y una hoja en mano. Ella se quedaba a charlar y después seguía dibujando por el resto del parque”. Luego de seis días, uniformados de la Bonaerense encontraron a Anahí en otro parque del mismo partido. El cadáver estaba semienterrado y cubierto con unas ramas. El parte médico forense concluyó que la adolescente murió por “asfixia no por compresión”. Anahí tenía signos de violencia en su cuerpo.
Informe: Jeremías Batagelj.