En el twitter de “La Libertad Avanza” de Javier Milei, se viene promocionando un video, de apenas 1minuto 23 segundos como forma de difusión del ideario “Libertario”. Comienza diciendo, con imágenes de corrales con ovejas y vacas, que “hubo un tiempo en que la Argentina era el país más rico del mundo”, “un punto de atracción, una potencia mundial. Éramos la envidio de todos”.

Tengo que confesarles que no dejo de sorprenderme, por la insistencia del sueño húmedo de ciertos sectores dirigentes sobre nuestro pasado histórico. Y usar ese pasado para proyectar un futuro. La insistencia sobre la “Argentina top ten” recorre gran parte de la bibliografía de la historia económica argentina. Les propongo chusmear un poco en nuestra historia y ver el sustento de esa “Argentina envidia del mundo.”

Antes de comenzar recomiendo una picadita con un buen salame casero de Tandil o Mercedes y un quesito de campo. Allí la recomendación es parar en Lezama en un puesto justo frente a la estación de servicio, por ruta 2 hacia la derecha si uno dobla para Pila o General Belgrano. Se llama “La Matera”, los sanguches son diría “exagerados”, con unas quince fetas de jamón y agregados a elegir como berenjenas, aceitunas picadas, morrones agridulces. Son casi un pecado capital.

Bueno ya terminé de preparar mi picadita. ¿Ya están listos? Ultimo aviso, en cinco empezamos.

Lo invito a que pique algo con nosotros a Mario Rapoport y su texto “La Teoría de la decadencia económica y el neoliberalismo Argentino”. Allí el maestro nos enseña que los que hablan de Argentina país más rico del mundo, se basan en la estadística elaborada por el economista británico Angus Madison (1926-2010) especialista en historia económica, mundialmente conocido por documentar el desempeño económico durante largos periodos a nivel mundial. La primera pregunta que entre salamín y quesito le hago a Rapoport es ¿por qué no se basan los autores en estadísticas oficiales argentinas? Simplemente porque las cifras del PIB en nuestro país empiezan a ser calculadas a finales de la década de 1940 y aparecen recién en 1955 en un folleto de la Presidencia de la Nación.

¿Entonces la estadística no es oficial? No, son aproximaciones de Madison. Ante estas circunstancias ¿es posible un “poquito” de dibujo estadístico? Y ciertamente parece que SI. Veamos: Madison nos dice que “para Argentina, el crecimiento per cápita de 1870–1900 lo supuse igual al de 1900-1913", es decir que no repara en las distintas circunstancias y acontecimientos económicos, en particular las crisis de 1873, 1885,1890 y 1913, y suponiendo ambos períodos temporales iguales. Allí, con mucho sarcasmo, Rapoport dice que “Madison debería haberse dedicado a la pintura.”

Ahí me pareció interesante invitar a Milei a nuestra picadita. Hubo que esperarlo un rato, el hombre anda de campaña. Ni bien llegó me le entró derechito al quesito, aunque aprovechó para aclararme que ni Ricardo Bussi , hijo de Domingo Bussi,  ni Martín Menem, sobrino del expresidente, sus candidatos en Tucumán y La Rioja, eran casta. Luego desenfundó su trabajo “El retorno al sendero de la Decadencia Argentina”, donde afirma que Argentina no sólo era uno de los países más ricos del mundo,  sino que tenía una de las mayores tasas de crecimiento a nivel mundial. Según el diputado Milei, este proceso se interrumpió con el surgimiento del Populismo Peronista en 1945.

Allí, le comento la “aproximación” de Madison sólo para ver, si puede aunque sea, darle un carácter relativo o por lo menos atenuar sus afirmaciones. El diputado, se levanta enojado y nos dice somos unos populistas ignorantes, cómo voy a cuestionar a Madison. Tengo que confesar que no sabía que era la Biblia... Antes de irse, patea, supongo sin mala voluntad, la mesa y se caen las últimas rodajas de salamín al piso.

¿Porque se enojó tanto?

Los maestros de la investigación histórica nos enseñan la importancia de la heurística, el proceso de descubrimiento y recolección de fuentes, la “caza del documento”. Pareciera que la fuente que se usa para hablar de una “Argentina Grandiosa y Envidiada” anda media flojita de papeles. ¿O acaso teñida de intencionalidad política?

¿Podrá ser? Sí, porque sin avergonzarse, también los maestros nos enseñan la hermenéutica, la interpretación subjetiva de los datos de las fuentes.

Antes de analizar el por qué de la intencionalidad política de basarse en Madison sin aceptar su parcialidad, demos un paso más: aceptemos a Madison en su totalidad. Preguntémonos si es posible utilizar para comprender la situación de un país solamente el PBI per cápita. Veamos. A ustedes les parece que Qatar, que tiene uno de los PBI más altos del mundo, tiene más bienestar que por ejemplo Suecia o Finlandia, que según el FMI están por detrás de Qatar en PBI per cápita. Daría la sensación que no. Solo reflejaría un país con una notable generación de riqueza vía la producción petrolera, en donde la riqueza se concentra en los jeques y sus familias. 

Volvamos a la Argentina y aceptemos que Milei tiene razón y éramos una potencia mundial. Ahora, no resulta extraño que siendo tan poderosos Bialet Masse, en su informe sobre el Estado de la Clase Obrera de 1904, pusiera en negro sobre blanco las humillantes y vergonzosas relaciones laborales en todo el país. Explotación sin límites, jornadas de sol a sol, con explotación infantil como cuestión natural… ¿No se pregunta el diputado Milei cómo en esa “Argentina soñada” más de cien mil inquilinos (según algunos autores) allá por 1907 lanzaron la Huelga de Inquilinos o huelga de las escobas ante el hacinamiento e impagables precios de los conventillos? ¿No se pregunta por qué el Centenario en 1910 fue “festejado” con estado de sitio?  ¿Será por los justificados reclamos sindicales?

¿No se pregunta por qué estalló el grito de Alcorta en 1912, como reclamo de los arrendatarios rurales ante el intolerable aumento del alquiler de la tierra? ¿Será como consecuencia de un régimen de acceso a la tierra que impidió que miles de inmigrantes pudieran transformarse en propietarios? Solo por un ratito, invito a Gaignard Romain (1936-2021) que nos cuenta que en la mal llamada “Conquista al desierto” se incorporaron más de 10 millones de hectáreas que terminaron con apenas 344 propietarios. Es una superficie promedio de 31000 hectáreas por propietario, con casos asombrosos de concentración de la tierra como los 19 propietarios que tenían bajo su control más de 162.000 cada uno.

¿No se pregunta por qué hubo una Semana Trágica o una Patagonia Rebelde? ¿Será porque “esa Argentina” era invisible a sus ojos, era descartable?

Casi como un espectro, una imagen de Milei se acerca a la mesa de la picadita y nos asevera que “la tasa de crecimiento de la economía se desmorona en comparación por ejemplo con EEUU a partir del surgimiento del populismo". Como vino, el espectro se va. Luego de la sorpresa, vuelvo a consultar el trabajo de Rapoport. “Entre 1944 y 1974 la tasa anual de crecimiento de argentina fue 1,67 por ciento y la de EEUU 1,7. En cambio, entre 1974-1992 con varios gobiernos neoliberales, Argentina creció solo 0.91 por ciento anual promedio y EEUU 1,31.

¿Entonces?

Entonces amigas, amigos, lo que va surgiendo es que los fundamentos estadísticos del sueño húmedo ya no tienen el poder que parecían tener y evidencian que el análisis de una sociedad es más complejo, es más abarcativo que un indicador o variable económica. ¿No lo sabe Milei, como los tantos otros que reivindican la Argentina pastoril? Por supuesto, lo saben… lo que importa es la intencionalidad.

El objetivo pareciera evidente. Nos convocan al pasado para que imaginemos que nuestro país debe situarse, sin reparos ni discusiones, como un aportante de bienes primarios del comercio mundial. Para ello hay que destruir la memoria, tergiversar la historia y sobre todo sepultar las aspiraciones de una Argentina para todas y todos. Es que eso solo es posible con una política que, frente a un mundo que se va desglobalizando a pasos agigantados, retome el sendero de pararse desde los vectores nacionales, decidiendo nuestro propio destino, fortaleciendo el mercado interno, impulsando un proceso de industrialización, aprovechando el acceso a energía local más barata y poniendo orden en la renta agraria.

El futuro que nos desea el neoliberalismo, sea Milei o JXC, es 1910, la Argentina para pocos. ¿Será con estado de sitio? O con una variante de restricción a los poderes legislativos como recomendaba uno de los héroes de Milei, Von Hayek, en “The Dethronement of Politics” de 1979: “Hoy en día los únicos poseedores de poder sin freno de ninguna ley que los obligue y que son guiados por las necesidades políticas de una maquina voluntariosa, son los así llamados legisladores. Pero esta forma predominante de democracia es en última instancia autodestructiva, porque impone sobre los gobiernos tareas sobre las cuales una opinión acordada por la mayoría no existe ni puede existir. ES POR LO TANTO NECESARIO RESTRINGIR ESTOS PODERES PARA PROTEGER A LA DEMOCRACIA RESPECTO DE SI MISMA”.

Sugerencia: se recomienda leer a Hayek varias horas después de terminar la picadita, a efectos de evitar molestias gástricas.