Los jueces de la Cámara de Casación Gustavo Hornos y Mariano Borinsky rechazaron su propia recusación en la causa por las obras viales de Santa Cruz. El rechazo era cantado porque hubiera supuesto que ambos magistrados admitían un peligro de parcialidad por su relación con el macrismo -visitantes de Olivos y Casa Rosada-, algo que borraba del mapa casi todas las causas contra Cristina Kirchner, porque Hornos y Borinsky aparecen en la gran mayoría, invariablemente, fallando en contra de CFK o los funcionarios peronistas. La defensa de Cristina, encabezada por Carlos Alberto Beraldi, presentará un recurso ante la propia Cámara de Casación, es decir que pedirá que lo resuelvan otros magistrados de la misma cámara. Lo que sí se aceptó es el apartamiento del tercer juez, Javier Carbajo, y su reemplazo se sorteará entre los demás camaristas de la Casación.
Visitar a Macri no da para sospechar
Con toda lógica, Beraldi y Ary Llernovoy, defensores de Cristina, recusaron a Hornos y Borinsky por temor a la parcialidad, dadas sus visitas a Mauricio Macri, incluso para jugar al paddle y al tenis. Además, los magistrados ya intervinieron en la causa Vialidad, siempre rechazando los planteos de las defensas.
Ante esa recusación, los jueces transcribieron “las afirmaciones abstractas esbozadas por las defensas no pueden sino ser rechazadas a la luz de la doctrina de la Corte Suprema según la cual la integridad de espíritu, la elevada conciencia de su misión, el sentido de la responsabilidad, colocan a los magistrados por encima de insinuaciones y debe conducirlos a no aceptar las sospechas de alegada, no probada parcialidad”. O sea, visitar a un entonces presidente, que públicamente lanzó todos los cañones contra CFK, es “alegada y no probada sospecha de parcialidad” gracias a la integridad de espíritu de los jueces.
La lógica de la emboscada
En el escrito de 13 páginas que firman Hornos y Borinsky también se rechaza el argumento de los abogados de Cristina de que ambos magistrados ya intervinieron manifiestamente en el expediente, siempre en contra de Cristina. “El apartamiento del juez con motivo de su actuación anterior puede proceder cuando dicha actuación hubiera comprometido su imparcialidad -dicen los dos jueces-. Pero se advierte que en todas ellas esta Sala declaró inadmisibles los recursos o no hizo lugar a las distintas quejas. Es decir que su intervención estuvo ceñida a la admisibilidad formal de los recursos”. En otras palabras, nosotros nunca intervinimos en el expediente, siempre les rechazamos todo sin opinar.
Pero, además, los magistrados le dicen a Beraldi y Llernovoy que todo lo que hicieron siempre fue respaldado por la Corte. O sea, es un callejón sin salida, una emboscada, donde los jueces de Casación, alineados con el macrismo, rechazaron la recusación basándose en que ya lo dijo la Corte, también alineada con el macrismo.
Las salidas no son sencillas. Ante el rechazo in límine de la recusación, Beraldi y Llernovoy podrían recurrir a la Corte Suprema, con tiempos impredecibles, pero resultado fácil de pronosticar. La otra alternativa es plantear que la recusación sea tratada, no por los propios jueces cuestionados, sino por otros integrantes de la Casación. Este es el camino que tomará la defensa de CFK.
El tercer juez, a sorteo
Hornos y Borinsky sí aceptaron la excusación del otro integrante de la Sala IV, Javier Carbajo. El magistrado explicó que al integrar la Sala que resolvió en la causa sobre lavado de dinero contra Lázaro Báez -el expediente al que llamaron La Ruta del Dinero K, pero que al final no tenía ningún Kirchner ni en las sociedades ni en las cuentas ocultas en el exterior-, sí dictaminó que el dinero de Báez provenía de ilícitos de la obra pública de Santa Cruz. O sea que Carbajo, sin tener que ver con la causa Vialidad, antes siquiera del fallo del Tribunal Oral, ya sostuvo que hubo delito en las rutas del sur. Como es obvio, las defensas lo habían recusado y Carbajo mismo pidió apartarse.
“Frente a las propias razones expresadas por el juez -escribieron Hornos y Borinsky- respecto de su propia imparcialidad frente al caso, no resulta oportuno que ese magistrado sea quien entienda en el caso”.
Lo que corresponde ahora es que se sortee otro magistrado de la Casación, lo que se hará cuando se esté por convocar a la audiencia en que las defensas fortalecerán los argumentos de los recursos. Beraldi-Llernovoy pidieron estar presentes en el sorteo, una señal más de desconfianza en Comodoro Py. Ya se sabe que el bolillero, cuando se trató de Cristina, siempre cayó en la bolilla de Claudio Bonadío o Julián Ercolini.
La defensa de la vicepresidenta también recusó al fiscal Raúl Plee, un emblemático integrante de la legión macrista en el edificio de Retiro, también miembro de la Comisión de Seguridad de Boca Juniors en tiempos de la presidencia de Macri. En el texto de ayer, los jueces aclaran que Plee no intervendrá en el expediente porque sólo lo hizo de forma interina, y el ministerio público estará representado por Mario Villar.
El avión privado no es sólo argentino
En Estados Unidos se acaba de desatar un auténtico escándalo porque se reveló que un juez de la Corte Suprema, Clarence Thomas, viajó en el avión privado de un megaempresario inmobiliario, Harlan Crow, invitado a unas vacaciones de lujo en Indonesia, con paseo en yate incluido. Un Lago Escondido gringo.
Como es obvio, Crow es un habitual donante del Partido Republicano y Thomas lidera la troupe conservadora del máximo tribunal norteamericano, furioso defensor de las armas, votó contra el derecho al aborto y encabeza una ofensiva para terminar con el matrimonio igualitario.
Ante las acusaciones de corrupción, que abarcan incluso pagos a la esposa y a un chiquito vinculado con el magistrado, Thomas alega que no interviene en las causas que tienen que ver con Crow. Pero hay un masivo cuestionamiento a que no se trata de Crow sino de toda la ideología conservadora del empresariado y en especial de Crow.
La tormenta en Washington acaba de empezar y exhibe que el alineamiento del poder judicial con el poder económico y la derecha política no es un fenómeno sólo argentino. Las visitas privadas de los jueces a Olivos, a Casa Rosada, el avión a Lago Escondido, nada importa, porque lo que se sostiene es que los jueces están por encima de esos hechos dado que tienen “integridad de espíritu”, como citan Hornos y Borinsky. Parece un argumento que no resiste el menor análisis.