El 5 de enero de 1967, Enrique Villegas desembarcó en los Estudios ION para dar a luz un nuevo elepé. El pianista, secundado por el contrabajista Jorge López Ruiz y el baterista Eduardo Casalla, tenía un ambicioso objetivo: registrar los veinticuatro preludios, que conforman el Opus 28, de Fryderyk Chopin. A poco de iniciada la tarea, el apodado “Mono” percibió que el trío no lograba la cohesión necesaria y pospuso el proyecto. Herido en su orgullo, pero sobre todo para no desperdiciar las horas de sesión disponibles, el combo grabó siete temas. Entre ellos, un popurrí con gemas de Thelonious Monk. Catorce días más tarde, el terceto volvió al ruedo y completó el trabajo sobre el célebre compositor polaco. Las obras fueron publicadas, a través del sello Trova, en dos álbumes lanzados durante ese año: Metamorfosis y Tributo a Monk. Los discos jamás fueron reeditados y se convirtieron en piezas muy buscadas por los amantes del jazz.

A cincuenta y seis años del doble alumbramiento, RP Music lanza por primera vez en CD – y en plataformas digitales – ambas placas. Las reediciones ostentan un sonido impecable, gracias a la remasterización de las cintas originales. Además, reproducen el arte de tapa de los vinilos e incluyen los textos de contratapa escritos por el periodista Guillermo Orce Remis. El responsable del rescate es Sergio Radoszynski quien, entre otras valiosas publicaciones que realiza, viene exhumando el material producido por su padre, Alfredo, para Trova. “Mi viejo -recuerda- era fanático del jazz. Formaba parte del Hot Club de Buenos Aires donde se escuchaba y promovía el género a través de diversas actividades”.  Y revela: “El puntapié inicial de la empresa fue con simples de agrupaciones jazzeras vernáculas como el Santiago Giacobbe Quinteto y Los Estudiantes Argentinos”. Los primeros elepés de la compañía (trabajos de Donna Caroll, Jorge López Ruiz, La Porteña Jazz Band - por dos - y The Blue Strings) eran una buena muestra del panorama jazzístico local. La serie la abrió Villegas, al despuntar 1966, con En cuerpo y alma, disco que rendía tributo a su amado Edward “Duke” Ellington.

Antes de su llegada a Trova, El Mono poseía una discografía más bien exigua. A lo largo de 1952, plasmó ocho piezas junto al contrabajista Emilio Méndez y al baterista Gilberto Poggi. Las obras, entre las que se destacaban brillantes relecturas de “Dinah” y “How High the Moon”, fueron lanzadas en dos EP (extended play) por el sello Music Hall. También, para la misma compañía, registró trece composiciones –zambas, gatos, chacareras, carnavalitos, triunfos y bailecitos– de Los Hermanos Ábalos. Tres años después, fichado por Columbia Records, llegó a Nueva York. Durante 1956, con Milton Hinton en contrabajo y Cozy Cole en batería, publicó dos elepés: Introducing Villegas y Very, Very Villegas. Las placas, con perlas de la talla de “Embraceable You” y “Honeysuckle Rose”, demostraban su talento, buen gusto y swing. El vínculo con la empresa finalizó cuando rechazó, de cuajo, la propuesta de grabar éxitos del compositor Ernesto Lecuona. Regresó al país en 1963, año en el que Alfredo Radoszynski comenzaba su extraordinaria aventura discográfica.

En cuerpo y alma no reportó ventas extraordinarias, pero sí las suficientes como para que Villegas continuara en Trova. Fue el pianista quien le propuso a Radoszynski registrar los preludios de Chopin con contrabajo y batería. “A mi papá -afirma Sergio – le pareció una idea maravillosa. Luego se habrá preguntado: ‘¿a quién le vamos a vender este disco?'. De todas maneras, materializó el deseo de Enrique imbuido por el espíritu de los ’60 que era el de animarse a conquistar tierras incógnitas”. La fusión entre el jazz y la música clásica tenía un antecedente cercano en la propuesta de The Swingle Singers. En aquél tiempo, el grupo vocal francés llevaba editados seis álbumes donde presentaba composiciones de Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven y del pianista polonés, entre otros.

En un par de jornadas de grabación, Villegas, López Ruiz y Casalla produjeron material para completar dos álbumes. El primero que apareció fue Metamorfosis. La placa mostraba al trío en plena ebullición, como en sus recreaciones del “Preludio N°12 en Sol Sostenido Menor” y el “Preludio N°16 en Si Bemol Mayor”. El combo ofrecía momentos ligeramente valseados (“Preludio N° 19 en Mi Bemol Mayor”), con cierta impronta blusera (“Preludio N° 4 en Mi Menor”) y rebosantes de swing, tal el caso del “Preludio N°11 en Si Mayor”. Apoyado en una sólida base rítmica, El Mono regalaba pasajes vertiginosos, melancólicos, refinados y seductores. Meses más tarde, fue el turno de Tributo a Monk. La celebración al compositor estadounidense consistía en un tour de force de casi veinte minutos, que ocupada todo el lado 1 del vinilo, e incluía tres de sus obras: “Besham Swing”, “Round 'Bout Midnight” y “Blue Monk”. La otra cara presentaba versiones de: "It's Only a Paper Moon", "Charmaine", "It Might as Well Be Spring" y “Saint Thomas”. El terceto transitaba, con sensibilidad y maestría, un repertorio colosal e imbatible.

Los programas de radio dedicados al género (como Tangentes en jazz, conducido por Oscar “Talero” Pellegrini, en Radio Provincia o Jazz sin barreras, dirigido por Carlos Inzillo, en Radio Rivadavia) posaron su atención sobre las placas. La difusión –limitada, pero ante el público apropiado– contribuyó a que las ventas de ambos discos alcanzaran niveles aceptables. La demanda, sin embargo, no torció la delicada situación financiera del sello. La salvación llegó de la mano del cantante Billy Joe Thomas y "Raindrops Keep Fallin' on My Head". El tema, editado en el país por Trova, gozó de enorme popularidad gracias a su inclusión en el exitoso film Butch Cassidy. El simple llegó a la cima del ranking local superando a “Let it Be” de The Beatles. El fenómeno quedó documentado por la revista Cash Box, en su número del 13 junio de 1970. La irresistible pieza de Burt Bacharach y Harold David equilibró las cuentas de la empresa y posibilitó la realización de trabajos de Vinicus de Moraes, Les Luthiers, Susana Rinaldi y el propio Villegas. El pianista grabaría cuatro álbumes más para la compañía. Su última entrega, Tributo a Jerome Kern, también sería producida por Radoszynski pero para otros de sus emprendimientos: Aleluya Records.

En los próximos meses, RP Music reeditará el resto de la discografía de Villegas. El indómito hedonista, devoto de Rodolfo Biaggi, Art Tatum y Sviatoslav Rijter, vuelve a las bateas de las disquerías. “El Mono -evalúa Sergio Radoszynski - no fue el pianista más dotado técnicamente, pero tenía un swing descomunal y una personalidad arrolladora. Reponer estas obras quizás contribuya a que las nuevas generaciones conozcan a una figura trascendental del jazz argentino”.