La sala Julio Cortázar desbordaba de cálido fervor huracanense. Los duendes de la nostalgia circulaban entre hombres y mujeres que vieron al campeón del ’73 y pibes del semillero que viven hoy en la pensión del Globo. Dos generaciones movidas por un interés común: la literatura y la pelota. Una simbiosis notable que hace más notable el club de Parque Patricios con su solitario stand en la Feria del Libro entre todos los que están afiliados a la AFA. Ni siquiera tiene uno la casa matriz del fútbol.
La excusa era la refrescante costumbre de Néstor Vicente, su expresidente, que volvía a presentar un libro –el undécimo de su obra prolífica– sobre la identidad e historia de su amado Huracán. Se llama La Belle Époque porque lo asocia, no sin osadía poética, con la década del ’70, la mejor según él en los 114 años de vida deportiva de la institución. Aunque hubo otra en los años veinte del siglo pasado de la que deberían quedar muy pocos testigos. La del amateurismo con cuatro títulos ganados en 1921, 1922, 1925 y 1928.
Si en la sala caben 200 personas, había más cuando promediaba la actividad. Una prueba del interés que despierta esa tendencia ya consolidada a publicar libros sobre el juego y pasión de multitudes. La presencia de viejos ídolos de aquel equipo dirigido por el Flaco Menotti, levantó más de un aplauso cerrado. Miguel Brindisi, capitán, jugador exquisito y cultor del perfil bajo, arrancó de la platea una ovación de cancha. La Cortázar por un par de minutos parecía el Palacio Ducó. También recibieron un reconocimiento emocionado sus compañeros del ’73, el Lobo Jorge Carrascosa y Daniel Buglione.
"Jugábamos a la pelota y éramos felices. En los entrenamientos y muchísimo más los domingos. Haber salido campeón con Huracán y cincuenta años después, tener este reconocimiento y todo el afecto, ya nos hace sentir privilegiados", dijo Brindisi cuando se sumó a la presentación, y le arrancó una sonrisa al presidente del club, David Garzón, en uso de la palabra. Buglione también evocó ciertos recuerdos y enseguida se agregó Jorge Lulú Sanabria que no integró el campeón del ‘73, pero jugó en dos períodos entre 1975 y 1979.
Huracán es al sentir de Horacio Ferrer, uno de los grandes poetas y letristas de tango, y además fanático del equipo fallecido en 2014, "una suerte de figurín entrañable de club porteño, bohemio, tanguero, fino y atorrante". Como Homero Manzi y Julián Centeya, todos le dieron al Globo un lugar significativo en sus vidas. Igual que Vicente, el autor que abrió y cerró la presentación apremiado por el tiempo que fija la Feria para cada obra mientras Brindisi era entrevistado por un programa partidario o se entregaba a fotos con hinchas alimentados de recuerdos. A unos metros estaba una abuela, la abuela de Huracán –así dice una bandera que lleva siempre a la cancha– que también esperaba por sus ídolos.
Vicente, el excandidato a presidente en 1989 por un frente de izquierda, abogado y motor de varias iniciativas literarias que contienen al fútbol en el amplio campo de la cultura, recordó que en Huracán "hay de todo menos plata". Para reforzar la idea evocó esa frase de Alfredo Di Stéfano en 2004, en una de sus tantas visitas a Buenos Aires. El futbolista que integró el plantel del Globo en 1946.
Catorce años consecutivos de presencia lleva Huracán en la Feria del Libro, por la que también pasaron Racing en 2015 y San Lorenzo en 2016. En 2017 llegaron River, Boca y Newell’s, al año siguiente Vélez y Argentinos Juniors y ya no hubo más hasta que la pandemia impuso una barrera. El club de Parque Patricios empezó en 2008 y nunca paró salvo por las restricciones sanitarias que impidieron la apertura del predio de Palermo en 2020 y 2021.
Fernando Moroni señala en el prólogo del libro sobre aquellos años que hoy son pura añoranza: "Parque Patricios era una fiesta". En verdad lo fue por los poderosos recuerdos que se despliegan en cada encuentro quemero, por la memoria siempre vigente del Loco Houseman y su hincha más famoso, Ringo Bonavena, y por los relatos de cómo su gente se autopercibe en su clásica identidad barrial y tanguera, bien porteña.