Cría siniestra 6 puntos
Pahanhautoja; Finlandia/Suecia, 2022
Dirección: Hanna Bergholm.
Guion: Ilja Rautsi.
Duración: 91 minutos.
Intérpretes: Jani Volanen, Siiri Solalinna, Sophia Heikkilä, Saija Lentonen, Reino Nordin, Oiva Ollila.
Estreno en salas de cine únicamente.
Todo cuento de hadas tiene algo de pesadilla, como lo confirma la lectura de los clásicos del género en sus versiones originales, sin el filtro de la censura ATP. El cine ha incursionado en muchas ocasiones en ese territorio, el de la fantasía terrorífica, y el estreno de Cría siniestra (ultra genérico título local) viene a sumarse a esa extensa lista. Con un tono que, por momentos, llega a rozar los límites de la sátira, la opera prima de la finlandesa Hanna Bergholm es fábula de horror, relato de crecimiento y reversión del eterno tema del doble, con guiños más que evidentes a E.T., el extraterrestre y Carrie.
Aquí no hay ni una madre obsesionada con el dogma católico, aunque sí controladora y competitiva por demás, ni un alienígena simpático. Pero sí un huevo hallado junto a un ave malherida, que la protagonista lleva a su cuarto e intenta proteger y nutrir. Tinja es una niña en pleno ingreso a la pubertad, la hija mayor de una familia con aspecto de postal ideal, imagen que la madre construye meticulosa y diariamente en su cuenta de Instagram.
La chica es también una gimnasta en potencia, terreno abonado por su progenitora con ansia y tesón, en desmedro de los deseos personales de Tinja. La procesión pasa por su interior, pero la película reconvierte ese torrente íntimo y silencioso en un ser corpóreo y tangible, un extraño y enorme pájaro con boca humana que surge del huevo una vez pasado el tiempo de gestación. Más allá de su horrible aspecto, el bicho –creado felizmente a partir de viejas técnicas físicas frente a la cámara, sin demasiado apoyo digital– es adoptado de inmediato por Tinja, a escondidas de sus padres y hermano, aunque el espectador no puede sino dudar de su existencia real. ¿Acaso los vómitos de la joven, que hacen las veces de deliciosa comida para la criatura, son consecuencia de otras angustias sin resolver? Pero cuando el ser comienza a mutar de forma, cada vez más parecida a la humana, y sus salidas al exterior tienen consecuencias bien reales, resulta claro que no se trata de una simple creación de la imaginación potenciada por los cambios hormonales.
Entre piruetas y caídas, con las manos llenas de callos, Tinja acompaña a la madre a conocer a su amante, situación absolutamente blanqueada frente a un marido simbólicamente emasculado, uno de los elementos más perturbadores de la historia. Así, el tono vira del grotesco al naturalismo sin solución de continuidad, resintiendo en parte el clima de la narración, pero en líneas generales logra sostenerse hasta un desenlace no tanto previsible como esperable (e incluso lógico). Al fin y al cabo, la película no es otra cosa que un relato de crecimiento rearmado como cuento de terror corporal, en el cual las ansiedades y miedos propios de una etapa de cambio son representados alegóricamente de manera gráfica. Cría siniestra podrá no destacarse en exceso pero se corre definitivamente de las prácticas del terror cinematográfico más convencional.