En el primer día de audiencia del juicio por el asesinato de la maestra Rosa Sulca, la acusada por homicidio agravado, S., quien ahora tiene 20 años, pero que era una adolescente al momento de los hechos, atribuyó la autoría material del crimen a su exnovio, Pablo Ezequiel Verón, quien ya fue sobreseído. Sin embargo, una testiga y un policía expusieron que había denuncias previas de la víctima por numerosos robos y amenazas de muerte. En la investigación, otros vecinos señalaron a esta chica y su hermana menor por esos hechos.

"Voy a contar lo que me acuerdo", comenzó diciendo la joven acusada, quien dijo que aquel 28 de abril de 2020 estaba muy drogada y alcoholizada. Agregó que estuvo consumiendo con amigos en la esquina de una casa, y cuando la policía les dijo que bajaran el volumen porque los vecinos se habían quejado, se fue con tres amigos a la vuelta, a otra casa. Después se retiró, diciendo que iría a su domicilio a buscar dinero para comprar más sustancias.

La joven aseguró que llegando a su casa, se cruzó con su exnovio, Ezequiel, quien le pidió dinero para drogas y al responderle que no tenía, le pidió que lo acompañara a robar. "Fuimos a la casa de la maestra. No recuerdo cómo entramos", dijo S. Una vez ahí, detalló que se escondieron debajo de la mesa, Sulca se levantó y salió de la casa. "Ezequiel me dijo que cierre la puerta", afirmó. 

Entonces la maestra quedó en el exterior de la vivienda mientras le sustraían sus pertenencias. "Ezequiel me dijo que saque todo", refirió la joven. Detalló que tomó dinero, un celular y pastillas. Cuando ya tenían todo lo que fueron a buscar, la joven dijo que abrió la puerta y Sulca estaba frente suyo. "Me dijo, qué hacía en su casa, que le devuelva las cosas", relató. "Ezequiel la agarró de los pelos, la tiró al piso", aseguró.

S. dijo que cuando se iban de la vivienda, escucharon que la docente hizo una llamada telefónica, y afirmó que Ezequiel le indicó que volvieran porque estaba llamando a la policía. Al ingresar de nuevo, "yo le quito el teléfono y digo que era mi tía (...) que tomaba pastillas", contó. 

La joven aseguró que en ese momento su exnovio llevó a  Sulca a la pieza del fondo de un pasillo, la golpeó, "la tenía con un cuchillo en el cuello", y dijo que no vio si la lastimó. Sostuvo que le pidió que soltara a la maestra y huyeran, pero Verón la empujó amenazando con matarla si intervenía. 

"Salí corriendo a la calle", prosiguió el relato. Dijo que intentó sin éxito parar un remís, y se fue caminando hasta Villa Juanita a comprar drogas "con dinero". Ante preguntas del fiscal Leandro Flores, respondió que no recuerda si tenía un teléfono (el de la víctima), tampoco si tenía sangre en la ropa, en la cara y en las manos. En ese barrio se encontró con el joven que terminó acusado por encubrimiento, Martín Oscar "Loro" Laime, con quien permaneció toda la noche.

En la mañana "Loro pidió una bici prestada y fuimos al domicilio de la maestra. Volví porque no me acordaba qué había pasado la noche anterior", manifestó. Dijo que salió una vecina a decirle que Sulca fue a hacer trámites y que ya iba a volver. 

Después la detuvo la policía, contó que la llevaron a declarar "drogada" a la Fiscalía y la trasladaron a un instituto de jóvenes en conflicto con la ley penal. 

El fiscal le señaló que su declaración en el juicio era incongruente con la que brindó antes durante la investigación. La joven contestó que le tenía miedo a su exnovio y por eso no dijo antes que estaba implicado en el crimen. Aseguró que Verón siempre la golpeó, que tuvo tratos inhumanos con ella y la obligaba a consumir estupefacientes con él. Refirió que la encerraba en su casa y la violentaba y por ello habían terminado la relación cuando ella se escapó.

La acusada dijo también que conocía a Sulca porque era maestra de su hermana, amiga de la madre y que a veces comían juntas.

Continuos robos y amenazas de muerte

Durante la jornada declaró una amiga de Rosa Sulca, Celia Portal, la mujer que al día siguiente, cuando advirtió que su amiga no contestaba los mensajes ni las llamadas, y tampoco salió a atenderla en la casa, se preocupó y pidió la intervención de la policía. 

Portal contó que su preocupación inicial era porque Sulca tenía "esquizofrenia afectiva" y cuando no tomaba la medicación se perdía. Dijo que comunicó esta situación en la comisaría Nº 4. La policía llamó a los hospitales pero no había información. Entonces ella recordó que su amiga le había dado antes las llaves del candado del portón de su casa, las fue a buscar y se dirigió a la vivienda de la víctima. Allí una vecina le dijo que había escuchado a la policía en la noche, que la llamaban pero no atendió.  

"Ahí me preocupé. Ella (Rosa) me comentó que había hecho varias denuncias por robo" y por eso llamó al 911, recordó. Cuando llegó un móvil con dos policías, finalmente ingresaron a la casa y encontraron a Sulca ya sin vida en su cama.

Portal dijo que tanto ella como Sulca fueron maestras de S. en la primaria. Sostuvo que no supo si la docente tenía problemas con la joven ahora acusada, pero sí refirió que Sulca le contó que tenía "sospechas" de que sus exalumnas le entraban a robar. También mencionó que la víctima había realizado denuncias, pero no le brindaron protección.

Por otro lado, el policía Andrés Manuel Colque, de la División de Homicidios, declaró ayer que Portal le refirió en su momento que Sulca le había contado que tenía problemas "con una mujer y sus dos hijas" que le robaban.

Asimismo, el policía dijo que otra amiga de la víctima le contó que S. le decía tía a Sulca, y que la docente se alejó de esta chica porque le entraba a robar y una vez portaba un cuchillo.

También el dueño de un negocio le dijo al policía que Sulca le había contado que sufría muchos robos de S. y su hermana, le habían robado en ese momento una computadora, medicamentos y dinero. Este hombre detalló que Sulca había hecho imprimir las fotos de estas chicas para llevarlas a la comisaría 4 como prueba pero no se las aceptaron.

Colque indicó que una vecina más dijo que Sulca le hizo escuchar un audio, enviado por S. a su teléfono y en el que la hermana menor de esta joven decía: "me metí a la casa de la maestra pu.. y la iba a cagar matando". Esta vecina también refirió que S. siempre amenazaba a Sulca y ella le contó que una vez exhibiendo un cuchillo le pedía "plata o trabajo", y le decía "no te voy a matar pero dame plata".                                 

El policía siguió detallando con nombres de cada entrevistado, más relatos similares, sobre los robos y amenazas que sufría Sulca.

Un buzo y manos con sangre

Este mismo policía mencionó también el testimonio de una adolescente a quien la hermana menor de la ahora acusada había referido que S. llegó a su casa manchada de sangre y decía que se había peleado con otra chica. También había contado que "siempre con su hermana entraban a robar a la casa de la maestra (...) porque no la querían".   

Andrés Colque también recordó que Laime contó que S. apareció a las 3 de la madrugada, que "tenía un buzo color gris manchado con sangre en la parte del pecho, también tenía sangre en las dos manos, ella me dice que se agarraron a pelear con una chabona". Y además contó que esa madrugada la joven "tenía plata, eran tres billetes de mil pesos, los contó delante mío, además tenía una botella chica con poxirran y trajo vino. Le compró un cañazo a un chipero y nos convidó. A las 11 de la mañana le pedí prestada la bicicleta a "Amarillo', un vecino, que vive al frente de mi casa y la llevé a S. hasta su casa de Villa Mitre'".

El policía dijo que Laime además relató que le prestó un buzo a S. porque vio que sentía frío, fueron al domicilio de él, la entonces adolescente le mostró dos tabletas de pastillas de color blanco. Laime señaló que después fueron a la casa de S., donde ella entró a bañarse y salió con un cuchillo de gran dimensión y cuando le preguntó para qué era, le respondió que había perdido la llave del candado de la casa de su tía que se llamaba Rosa y por eso llevaba el cuchillo para abrirlo, y le pidió que la acompañara "a buscar plata". Fueron a la casa de Sulca, S. quiso abrir el candado con el cuchillo y una vecina los sacó del lugar y retornaron a la casa de la joven y Laime afirmó que después se fue a su casa en Villa Juanita.

Cambió el teléfono por droga

Colque dijo que tras averiguaciones llegaron a un joven, conocido como un "transa" de Villa Juanita, quien le cambió a S. el teléfono Samsung A 10 azul de la víctima por droga.

El policía dijo que este joven sostuvo que S. bajó de un remís blanco, le compró "una tiza", "estaba encapuchada y tenía manchas de sangre en el buzo como así también en las manos". Luego otro hombre ahí le comentó que esta chica tenía un teléfono para vender y él se lo cambió por "dos tizas" que valían $2.000.

En este juicio también están siendo juzgados un supervisor y una supervisora de demanda ciudadana del 911, Marcelo Tintilay Cordeyro y Gabriela Moyano; además de los miembros del Centro de Coordinación Operativa, Héctor Roberto Herrera, Gustavo González y Domingo Normando Corbera, y los policías Antonio Ezequiel Sanhueso y Juan Carlos Vizgarra. Todas estas personas están acusadas por incumplimiento de los deberes de funcionario público, debido a que la víctima llamó para pedir auxilio y no la socorrieron. Pese a las acusaciones, siguen en funciones.

El Tribunal que juzga a S. está presidido por Mónica Mukdsi, e integrado también José Luis Riera y Guillermo Pereyra. Y hay una querella de la fundación Cintia Fernández, representada por el abogado Pablo Tort.