Entre Carlos Aguirre y Jorge Fandermole se escribe una amistad particular, que a lo largo de los años persiste en la forma de canciones y presentaciones; como la que protagonizarán hoy a las 20.30 en Galpón 11 (Estévez Boero 980). Todo este tiempo es el nombre elegido para el show, una evocación poética que cifra varias consideraciones; entre ellas, la admiración mutua que se profesan.

“Para quienes transitamos el universo de la canción, Jorge es un faro. Es muy hermoso tener el vínculo que tenemos, con una amistad de tantos años, y contar con la posibilidad de reencontrarnos, renovar el repertorio y saber en qué cosas anda el otro. Para mí es muy especial, porque tiene que ver con conocer de cerca su proceso, con poder preguntarle alguna cuestión sobre sus canciones. Hay un compartir que trasciende el mero hecho de tocar en un escenario”, comenta Carlos Aguirre a Rosario/12.

“Estos momentos uno los espera, porque son oportunidades que no siempre se dan. Con Carlos, así como con otros músicos, he compartido impresiones estéticas y muchas cuestiones que tienen que ver con lo ideológico, con el momento histórico que nos ha tocado vivir, y esas impresiones se fueron llevando a los lenguajes de cada uno, tanto en lo musical como en lo poético. Carlos es un compositor y pianista excepcional, y entre los músicos lo admiramos por su manejo de los recursos y rasgos de la música popular argentina y de Latinoamérica. Por otro lado, desde que lleva adelante su sello discográfico, Shagrada Medra, ha sido una especie de director artístico y es una referencia obligada, que uno busca en relación a lo compositivo, a lo sonoro y los arreglos. Es decir, es uno de esos músicos muy influyentes y siempre es un placer compartir cosas con él”, agrega Jorge Fandermole.

De acuerdo con la anécdota, los músicos coincidieron de manera fortuita, hace más de 35 años atrás. Según los recuerdos compartidos, Fandermole dice que se encontraron “formando parte de una de las ediciones del Taller Latinoamericano de Música Popular en Río de Janeiro, que había tenido su primera versión en Montevideo y luego en Rosario. Allí confluían músicos de diferentes nacionalidades y con propuestas diversas. En uno de los talleres lo conocí a Carlos tocando el piano, con un repertorio propio y del Cuchi Leguizamón, con una enorme técnica y muchísima capacidad creativa”. Aguirre es todavía más preciso: “Lo gracioso es que yo no lo conocía ni de nombre a Fander, y coincidimos en un curso de composición de canciones con Leo Maslíah. Luego de leer un cuento, Maslíah nos reunió en grupos para componer canciones relacionadas. ‘¡Los dos de barba!’, dijo. Así fue cómo nos conocimos, haciendo una canción como un ejercicio. Fue algo muy especial, una señal; en un tiempo muy breve, tuvimos que armar esa canción para responder a la consigna. Obviamente, el resultado no es algo como para recordar (risas)”.

-Creo que los dos coinciden también en una manera plural y colectiva de entender la música, siempre desde la relación con otros.

Carlos Aguirre: -Es muy rica esa posibilidad, en el sentido de que uno puede adoptar incluso otros caminos, y así construir canciones no solo desde los propios recursos sino a partir de los encuentros con otras personas. Son los demás quienes te convidan otras lógicas, otras formas de ver; es algo que siempre lo he disfrutado porque salgo transformado.

Jorge Fandermole: -Llevar adelante la música en relación con el trabajo de otros es algo que me ha tocado desde los inicios. Creo que la cercanía de las estéticas o de los manejos de lenguaje de los otros es un modo de trabajo y de compartir, así como una propuesta crítica, porque permite confrontar la propia idea. Son varias las cosas que nos van convocando, y esa manera de trabajar ha funcionado como una necesidad. Siento que los discos que pude hacer siempre estuvieron atravesados por las ideas creativas de quienes trabajaron conmigo, nunca lo puede considerar como una creación estrictamente propia.

-¿Cómo será el repertorio en esta ocasión?

Aguirre: -Esta oportunidad no escapa a las de siempre, es decir, nos gusta un poco reflexionar sobre las canciones que hemos hecho y reversionado a dúo, pero por otro lado también se incorporan otras de factura reciente.

Fandermole: -Vamos a tocar cosas que tocamos desde hace tiempo e incorporamos canciones nuevas; los repertorios siempre tienen algo de muy viejo y de muy nuevo. Además, está esta cuestión de que lo que nos mueve es la emoción del encuentro, algo que nos produce mucha alegría; y es esa alegría la que queremos transmitir.