El ojo de Paul
Fueron apenas unos meses entre finales de 1963 y comienzos de 1964, tiempo suficiente como para que los Beatles se transformaran en un fenómeno tan global como perdurable con su primera gira por Estados Unidos. Paul McCartney decidió documentar ese estallido de la beatlemanía pero después guardó las imágenes en un cajón y no volvió a pensar en ellas. Hasta ahora. Porque ya está a la preventa en su página oficial 1964: Eyes Of The Storm, un libro que reúne 275 fotos inéditas. Tomadas en Liverpool, Londres, París, Nueva York, Washington y Miami, las imágenes hechas por Paul documentan el modo en que estos jovencísimos artistas asisten con gran sentido del humor a su propio ascenso en medio del furor mediático y de sus fans. En el prólogo, McCartney concede que “cómo llamarlo si no, pandemónium” y de ahí, el título del libro. El proyecto surgió en 2020, cuando el músico exhumó unas mil fotos tomadas con su cámara de 35 mm. “Cualquiera que redescubre una reliquia personal se ve inundado de recuerdos y emociones enterrados en la bruma del tiempo. Esa fue exactamente mi experiencia al ver estas fotos, tomadas durante un intenso viaje de tres meses que culminó en febrero de 1964. Fue una sensación maravillosa volver al pasado”, comentó McCartney a través de un comunicado. Y añadió: “Aquí estaba mi propio registro de nuestro primer gran viaje, un diario fotográfico de los Beatles en seis ciudades, comenzando en Liverpool y Londres, seguido de París (donde John y yo habíamos sido unos simples chicos haciendo dedo tres años antes) y luego, nuestra primera visita a Estados Unidos”. La publicación tiene intervenciones de la historiadora de Harvard y ensayista del New Yorker, Jill Lepore. También, un texto del Director de la National Portrait Gallery de Londres, Nicholas Cullinan. Y es que Eyes Of The Storm saldrá a la venta el 13 de junio pero además, a partir del 28 de ese mes, se abrirá una muestra en la mega galería londinense.
Comunismo felino
Donna Hibbert es dueña de un gatito que ha decidido poner fin a la propiedad privada. Se trata de Harry, que desde hace cuatro años aparece en su casa trayendo objetos variopintos: entre ellos, ropa interior, un paquete de salchichas e incluso, un zapato de diseño “de una marca bastante cara”, según le contó Hibbert a la BBC. Esta mujer vive en Derby, y decidió publicar los artículos robados en la página de Facebook de su comunidad, llamada “Spotted: Darley Abbey”. Ella cree que Harry ya robó alrededor de 300 libras en artículos a lo largo del tiempo. “Además del zapato, que era rojo, el gato trajo unos sujetadores deportivos M&S, que tampoco son baratos. El otro día apareció con un bolso pero no había nada dentro”, informó. Algunos de los artículos, en apariencia, han sido sustraídos de los tendederos y patios, pero para obtener otros fue necesario inspeccionar el interior de cada casa. “Si ve una oportunidad, la aprovecha”, reconoció Hibbert aunque justificó al ladrón peludo alegando que “a los gatos les gusta traer obsequios a sus dueños como pájaros y ratones, aunque a Harry se le haya dado por otras cosas”. La hermana de Harry, Luna, también trae artículos a casa, pero generalmente se trata de basura, como paquetes de papas fritas a medio empezar o atados de cigarrillos. Digamos que la gatita se inclina por objetos de maxikiosko. En cualquier caso, la dueña de los mininos asegura que todas las pertenencias están a salvo “listas para ser devueltas” a quien las reclame.
La bandera idolatrada
Si hay un centro neurálgico entre los mormones, ése es el estado de Utah. A tal punto que este lugar recibe el apodo de “Beehive State” gracias a su gran población mormona, que considera que el hábitat de los insectos resume perfectamente su filosofía de que todos trabajen juntos. Incluso un panal forma parte de su bandera estatal desde 1911. Pero la pujante pasión por las formas amenaza con quebrar la paz de esta laboriosa buena gente. Sucede que un proyecto de ley promulgado en marzo propuso una nueva bandera. La colmena sigue ahí, pero ya no defendida por un águila sobre un fondo azul marino, bien circunspecto, sino colocada dentro de un hexágono en forma de panal, con las famosas montañas del estado representadas por picos blancos que emergen detrás. Quienes están detrás de la nueva bandera, incluida la mayoría de los principales legisladores republicanos del estado conservador, dicen que el panal se destaca con más fuerza, sin dejar de encapsular perfectamente a Utah. Pero los opositores afirman que la bandera original es mejor, e incluso han sugerido que el nuevo diseño representa la cultura woke, donde la corrección política le gana a la tradición. Si no se llega a un acuerdo, sería probable que el tema se someta a referéndum el año próximo. El republicano Mike Schultz, líder de la mayoría de la Cámara de Representantes de Utah, le dijo al Wall Street Journal: “Teníamos una bandera apestosa. Ahora tenemos una bandera genial”. Y así, con su autoridad de abejo reino, dio el asunto por terminado.
Salado está el mate
En épocas de innovaciones foodie, parece que los ciudadanos uruguayos serán obligados a optar por un mate salado. No se trata de una tendencia impuesta por algún chef de moda sino por la mismísima vicepresidenta de Obras Sanitarias de Uruguay (OSE), Susana Montaner. Es que la funcionaria debió salir a dar explicaciones luego de aumentar los valores de los cloruros y el sodio en el agua potable, alegando que la sequía en la región no deja margen de opciones. Montaner aseguró que el país está “bajo una crisis hídrica muy grande” lo que llevó a OSE a idear un “sistema de emergencia” que implica buscar agua en napas subterráneas y, en consecuencia, aumentar su tratamiento químico para que pueda ser apta para consumo humano. La vicepresidenta puntualizó que en la cuenca de Paso Severino, que abastece a Montevideo, actualmente hay una reserva de 9 millones de metros cúbicos de agua, “un número muy inferior a los 65 millones que hay normalmente”. La elevación química podría traer problemas a quienes tienen problemas de hipertensión y por eso el Ministerio de Salud recomienda consumir agua embotellada, de acuerdo a un comunicado reciente. En la misma sintonía, Montaner, según indica el diario El Observador, llamó a la población a no hacer aspavientos. “Hay mucha gente que puede dejar de comprarse una Coca cola y comprar agua en botella”, razonó en un peculiar estilo. En cuanto a quienes no puedan comprar agua, la ministra propone un sistema de auditorías médicas mediante las cuales el Estado podría subsidiar a los que, además de hipertensos, tienen la desgracia de ser pobres. En cuanto a las advertencias del Ministerio de Salud, para la ministra se trata de gente “que se está cubriendo” porque, minimizó, el aumento en los valores de los cloruros y el sodio “tiene más que ver con lo sensorial que con otra cosa”. O sea, para Montaner, que el mate empiece a estar salado sería apenas una innovación para las papilas gustativas. “En Estados Unidos ni siquiera se miden esos valores”, apuntó. La situación se regularizaría cuando las precipitaciones vuelvan a sus volúmenes habituales. Ante el pedido de un periodista de datos más específicos, Montaner respondió: “No lo puedo adivinar. La naturaleza es ingobernable”. Hay que concederle razón en esto. Y rogar para que la clase política uruguaya comprenda que, por más crisis hídrica que haya, saturar el agua con químicos no es solución. Ademas el mate, como la pelota, no se mancha.