“No les interesa”, “No se comprometen”, “Votan a cualquiera”, “Les da lo mismo”, “No es como antes", son algunas de las “célebres” frases que desde el adultocentrismo se refieren a las y los jóvenes de hoy. Sin embargo, son pocos aquellos que se detienen verdaderamente a escuchar lo que piensan, cómo lo piensan y que sienten las y los pibes salteños que durante la jornada de hoy, llegarán a las urnas.
En este contexto, son 39.483 les jóvenes salteñes menores de 18 años autorizades para votar, lo que representa un 3.64% del padrón electoral. Ellos y ellas, en muchos casos, observan, analizan y comentan sus propios pareceres y preocupaciones, lejos de la interpretación o reinterpretación del mundo adulto.
Sensaciones eleccionarias
Luciano vive en el barrio Convivencia, una de las zonas más relegadas en la parte sudeste de la ciudad de Salta. Tiene 16 años, está en 5to año del colegio secundario y es la primera vez que puede concurrir a las urnas.
Si bien todavía no buscó el lugar donde sufragar, y lo hará en las próximas horas, comenta sus sensaciones ya cerca del momento eleccionario, “me siento un poco nervioso por ir a votar, lo que me da nervios es hacer un mal voto. Este voto lo charlé bastante con mi familia. Inclusive votamos casi todos al mismo, que al mismo tiempo es la misma línea que casi todos votan en el barrio”.
Por su parte, Juana vive en La Caldera, localidad al norte de la ciudad de Salta, mientras finaliza sus estudios secundarios en el IEM, Instituto de Educación Media, dependiente de la Universidad Nacional de Salta. Con 16 años, también es la primera vez que tiene la posibilidad de elegir representantes. "Me pone un poco nerviosa el tema de ir a votar, aunque todavía no sé muy bien por quién, me da mucha emoción”, dice Juana al tiempo que agrega: “casi todas las votaciones acompañé a mi papá, así que sé de qué se trata. También charlé mucho con mis compañeros del colegio, son con los que más hablé. Debatimos bastante sobre los partidos, y las dudas que todavía tenía, las llevé a mi casa y le hice preguntas a mi familia”.
Regresando al sur de la ciudad, más precisamente en el barrio Solidaridad, Brisa, de 16 años, es estudiante del colegio Benjamín Zorrilla, y comenta firmemente: “No pienso ir a votar, siento que sí es necesario votar, pero preferí ahorrarme mi voto, no tengo necesidad... tenía pensado votar pero me desanimé mucho. Estuve viendo muchas cosas que no me gustaron, que no están a mi favor, no me siento con ganas de darle el voto a una persona que no me gustaría que tenga ese cargo político, siento que no se merece mi voto, que no me representa”.
Por otra parte, Andrés, de 17 años, es otro de los jóvenes salteños que vota por primera vez. Vive cerca de la entrada a la ciudad de Salta y está por finalizar sus estudios en el Bachillerato Humanista Moderno. “Me da un poco de pánico ir a votar por ser la primera vez, como un miedo, pero también siento que ahora puedo tener en mis manos la capacidad de elegir quien me va a representar, poder decidir quien va a estar al frente”.
En cuanto a la toma de decisiones, Andrés expresa: “El voto lo terminé decidiendo solo, aunque en estos días estuve escuchando un montón de cosas, opiniones de mi familia, de mis amigos, pero la última decisión la terminé decidiendo solo porque considero que es decisión de cada uno”.
En el colegio y entre pares
El colegio, como caja de resonancia y lugar formativo, es un terreno fértil para poder madurar los procesos democráticos, y en este sentido, así lo piensa Juana, la estudiante del IEM. “Los profesores mucho no se quieren meter, pero sí nos dan tiempo para hablar estos temas, o muchas veces también en los recreos nos juntamos a hablar”.
En relación a su entorno agrega: “tengo dos grupos de amigos, uno es como que me dice ‘¿en serio vas a votar?’, porque no les interesa mucho o no hablan mucho del tema. Pero después tengo el otro grupo de amigos del colegio que les reinteresa. En los chicos de mi edad pasa eso, a algunos no les interesa nada y a otros les reinteresa hablar del tema, les parece importante… dos puntos de vista totalmente distintos”.
Andrés, estudiante del Bachillerato, comenta: “lo que veo por lo menos en mi colegio es que mis compañeros no lo piensan mucho, el que les cae mejor es al que van a votar… a veces lo dicen en broma, pero ya llega un punto que lo repiten tanto, que me parece que no es broma. No es que van con un partido, el que le cae mejor de esas elecciones, terminan votando, y esto me parece absurdo, hay cero interés por el derecho a poder votar. No se paran a pensar a quién van a elegir, siendo que es quien nos va a gobernar el día de mañana”.
En cuanto a lo trabajado en el colegio, Andrés agrega: “tenemos una materia que se llama Ciencias Políticas, y sí vimos algo de las elecciones durante toda esta semana, todo el sistema de cómo funciona el voto electrónico. También nos enseñaron, más o menos, hacia donde van cada uno de los partidos”.
Por su parte, Brisa, la joven vecina de Solidaridad, remarca: “en la escuela no hablamos mucho en general, solo con algunos profesores, muy respetuosamente, pero en los círculos sociales de mis amigos, no les interesa, mayormente siempre que hablo de política es con mi familia. A los chicos de mi edad les importan otras cosas”.
“En la escuela hablamos poco del voto”, cuenta Luciano desde el barrio Convivencia. “Entiendo que es el cierre de trimestre, estamos muchos pensando en la tarea. Hablamos poco de la democracia. Creo que falta hablar más de las elecciones, un poco se tocó el tema de los 40 años de democracia, pero nada más. Lo que veo es que mis compañeros y compañeras en general, le dan el voto a cualquiera, no entienden mucho, no lo piensan demasiado”.
Democracia ¿para qué?
Luego de 40 años ininterrumpidos de ejercicio democrático es central que las generaciones jóvenes que nacieron inmersas en esta práctica puedan reflexionar sobre sus valores. Por ejemplo, Luciano subraya: “creo que el voto sirve para cambiar algo. Voy a ir a votar con amigos, nos acompañamos para ir a votar, es un momento especial”.
Por otro lado, Juana, la vecina caldereña dice: “Para mí es re importante poder votar, ya que tenemos la posibilidad, está re bueno poder decidir a quien votar, quien nos va a gobernar”.
En otro tono, Brisa expresa: “Siento que los políticos solo se basan en mentiras. Yo creo que se tiene que mostrar la realidad, los políticos deberían ser un poco más realistas. Veo que no hacen nada, y si lo hacen, lo hacen mal, porque nosotros lo vemos, gastan plata en boludeces. La plata se puede invertir en cosas que la gente realmente lo necesita, no en cosas inútiles”.
Por su parte, Andrés, el estudiante del Bachillerato Humanista, opina: “Me parece que la democracia es algo que nos permite poner a alguien que nos gobierna al frente, me parece muy buena idea, ya que con la historia de Argentina, con los golpes de estado que hubo, es un gran paso el hecho de que todo el pueblo, sin distinción alguna, pueda votar, pueda elegir quien quiera que lo represente el día de mañana”.
Acuerdos, desacuerdos, certezas, incertidumbres, enojos y desesperanza. Quizás sean todas esas ideas juntas y en cuestión, las que les jóvenes salteñes expresarán de diversas maneras hoy domingo en las urnas.
Sea como fuera, sus intenciones y acciones ya están inmersas en el sistema democrático, y ellosy ellas, a contramano de lo que muches adultes quieren creer o pensar, sienten, discuten, eligen, y son parte viva y latente de un sistema que, luego de 40 años ininterrumpidos, está en plena discusión y disputa.