Hace rato que varios directores técnicos (entre ellos Hugo Tocalli: “Me preocupa mucho el recambio en la Selección después de Rusia 2018”, dijo el actual coordinador de la divisiones inferiores de San Lorenzo) y otros tantos dirigentes (entre ellos el presidente de la AFA, Claudio Tapia) han advertido sobre el futuro de la Selección una vez que la generación de Lionel Messi, Javier Mascherano, Angel Di María, Sergio Agüero, entre los más notables, dé los hurras. Arguyen que no hay futbolistas preparados para tomar la posta. Esa crisis de surgimiento de jugadores parece no ser tal, al observar la avidez con que los clubes del exterior –y fundamentalmente de Europa– han comprado las figuras, y aquellas que no lo son tanto en el actual mercado de pases. Apoyándose en esa realidad, tal vez sea la hora de volver al futuro y ofrecerles a los nuevos el marco de trabajo a largo plazo, ideal para desarrollar sus potenciales, dirección a la que parecen apuntarles los cuerpos técnicos de la Selección mayor, con Jorge Sampaoli a la cabeza, y las juveniles, con Hermes Desio como coordinador.
Rusia, mon amour
El país organizador del Mundial 2018 mostró especial interés por los argentinos. El Zenit abrió la puerta pagando 15 millones de euros por Sebastián Driussi, el goleador de River en la temporada. Intentó llevarse a Cristian Pavón, pero al no conseguir un acuerdo con Boca, por la forma de desembolsar los 18 millones de la cláusula de rescisión, reorientó los cañones hacia Avellaneda e hizo foco en Emiliano Rigoni. La figura de Independiente en estos meses que lleva Ariel Holan como técnico no resistió la seducción de tantos euros juntos, y jugó su último partido en Calama, el miércoles pasado, cuando el Rey de Copas consiguió su pase a los octavos de final de la Copa Sudamericana. Pero parece que en el changuito de los rusos hay lugar para uno más, y ese sitio estaría reservado para Santiago Ascacíbar. El juvenil de Estudiantes estaría muy cerca de irse, dejando unos diez millones de dólares en las arcas del club que preside Juan Sebastián Verón. Además, y para justificar el mote de “equipo de los argentinos”, el Zenit compró a otros dos compatriotas con presente europeo: Leandro Paredes -ex Boca, destacado en la Roma de Italia- y Emanuel Mammana (ex River, que estaba en el Olympique de Lyon). Una vez consolidadas las compras de Rigoni y de Ascacíbar, el Zenit habrá invertido unos 70 millones de euros en futbolistas argentinos, sin duda un record difícil de igualar.
Europa abierta
Las ligas europeas tradicionales –España, Italia, Inglaterra, Francia y Portugal– han sido el destino preferido de muchas figuras del fútbol argentino, y este año no constituyó la excepción. Marcos Acuña, tal vez la piedra fundamental de la campaña de Racing en el primer semestre de 2017, se marchó al Sporting de Lisboa portugués, a cambio de casi diez millones de euros, que se repartieron entre la Academia y Ferro, el club que lo formó. También al luso Vitoria Guimaraes exportó Tigre, ya que allá estará jugando el colombiano Sebastián Rincón, que sobresalió en un Tigre que viene protagonizando torneos bastante flojos.
A Italia arribaron dos figuras de Boca: Ricardo Centurión y Rodrigo Bentancur. El volante formado en Racing tenía todo acordado para quedarse en el Xeneize, pero sus problemas de conducta fuera del campo de juego hicieron que Daniel Angelici, presidente de Boca, y Guillermo Barros Schelotto, técnico, le bajaran el pulgar. Ni lerdo ni perezoso, el San Pablo aceptó los seis millones de euros que el Genoa pagó por su pase. Por su lado, el juvenil uruguayo llegó al multicampeón Juventus, que desembolsó casi diez millones de euros por el 50 por ciento del pase.
Otro club que exportó a Italia fue Banfield, que colocó en el Genoa a Thomas Rodríguez –hijo de Leonardo Rodríguez–, un juvenil con escasos partidos en Primera que fue vendido en diez millones de pesos limpios por el 85 por ciento del pase.
En este mercado, España preguntó más de lo que compró. Emanuel Cecchini recaló en el Málaga, a cambio de cinco millones de euros, a pesar de que uno de esos cinco millones sólo será desembolsado si el jugador cumple determinados objetivos (entre ellos, jugar una determinada cantidad de partidos), una modalidad que se ha extendido a casi la totalidad de los pases concretados. Hernán Toledo (Lanús) integrará el plantel de Las Palmas, que vuelve a la Primera División española, mientras que Lucas Aveldaño (Belgrano) y Ezequiel “Chimy” Avila probarán sus condiciones en la segunda categoría ibérica, en el Tenerife y el Huesca, respectivamente.
También hubo ligas no tan renombradas que vinieron a nutrirse en nuestro país. Por ejemplo, la sueca. Hacia allí fue Nicolás Stefanelli, jugador de Defensa y Justicia, club que concretó así su primera venta directa al exterior. Otros destinos: a Suiza fue Leandro Marín (Arsenal), a Chipre viajó Leandro González (Atlético Tucumán), en el Ludogorest de Bulgaria recaló Broun (Colón), Grecia fue el destino de Rodrigo Rey -firmó para el Paok, que le pagó dos millones de dólares a Godoy Cruz por el 80 por ciento del pase; mientras que Emanuel Dening, goleador de San Martín de San Juan, defenderá los colores del Yeni Malatyaspor de Turquía.
México siempre está
Según la definición del técnico Matías Almeyda, la liga mexicana es la más poderosa del mundo detrás de las principales de Europa. Y al menos en el aspecto económico, el aserto no parece alejado de la realidad. En este mercado, los Xolos de Tijuana fueron el equipo que hasta ahora más invirtió en argentinos. Empezó contratando a Eduardo Coudet como entrenador y a pedido de éste reclutó a Gustavo Bou (Racing), a cambio de ocho millones de dólares brutos para la Academia, y a Damián Musto (Central), por el cual obló unos dos millones de dólares.
A México también fueron Mauro Formica (Newell’s), que jugará por segunda vez en el fútbol azteca, y Cristian Menéndez (Atlético Tucumán).
Un poco más al norte, desde la MLS estadounidense se interesaron en Nazareno Solís (Boca), y Luciano Vázquez (Temperley).
Este racconto imperfecto –porque no se enumeran todas las transferencias y porque los mercados quedarán abiertos hasta fin de agosto–, deja claro que los jugadores argentinos pueblan las geografías más diversas en materia futbolística, y que le aportan a los clubes ingresos astronómicos. Sin ir más lejos, sumando sólo las ventas de Acuña, Bou, Driussi y Bentancur se llega a ingresos que superan largamente los 40 millones de dólares. Desde todos lados se interesan en una materia prima que le aporta millones, a un fútbol que igualmente muestra clubes endeudados hasta lo insostenible, con crisis recurrentes, que evidentemente no frenan el surgimiento de jugadores con virtudes apreciadas a lo largo y ancho del mundo.