La pobreza alcanzó al 61,6 y la indigencia al 13,1 por ciento de los niños, niñas y adolescentes en 2022. Son 8,2 millones de niños que viven en hogares con ingresos que no alcanzan a comprar la Canasta Básica Total. El 50 por ciento recibe ayuda estatal, que aumentó considerablemente desde 2019 y permitió que la indigencia se redujera un punto respecto a ese año. Aún así, la pobreza no logra volver a los niveles pre pandemia.

Desde 2019, la ayuda social a través de la AUH y otras transferencias no contributivas aumentaron casi diez puntos porcentuales, alcanzando al 49,8 por ciento de los niños, niñas y adolescentes (NNyA) en Argentina. El mayor incremento de la cobertura fue destinado a las infancias de clase media baja (42,2 a 50,3 entre 2021 y 2022), también afectadas particularmente por la pobreza monetaria. Los datos surgen del último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Argentina de la Universidad Católica (UCA) que lleva como título "Retorno a la senda de privaciones que signan a la infancia".

La pobreza multidimensional, un indicador característico de esta casa de estudios que hace referencia a las personas que son pobres por ingresos y a la vez tienen al menos una privación no monetaria, relacionada a déficits en alimentación, servicios básicos, vivienda digna, medio ambiente, educación o empleo, alcanzaba al 65 por ciento de los NNyA en 2019, y bajó a 61,3 por ciento en 2022. Tendencia similar demostró la indigencia: descendió de 19,9 a 19,4 por ciento los últimos tres años.

Alimentación

El derecho a la alimentación de NNyA en el país es una deuda pendiente. Entre 2015 y 2022, la situación de inseguridad alimentaria se incrementó 11,4 puntos porcentuales. Se registra el peor momento de la serie en plena pandemia del 2020 llegando al 37,2 por ciento. En los últimos dos años postpandemia se registra una mejora, los niveles de privación alimentaria afectan todavía a un tercio de la población de NNyA en 2022.

En este marco, las ayudas alimentarias directas e indirectas aumentaron su cobertura hasta alcanzar al 59,3 por ciento de los NNyA, aún más que en la pandemia cuando alcanzaron al 46,5 por ciento de la población de NNyA. 

El mayor incremento de la cobertura alimentaria directa e indirecta fue destinado a las infancias de clase media baja (de 42,2 a 50,3 por ciento entre 2021 y 2022), que también han sido particularmente afectadas por la pobreza monetaria. ​

Educación

En los últimos años se registra un incremento de la escolarización en el sector estatal de la educación. La cobertura se ubica por encima del 80 por ciento de los NNyA entre los 6 y 17 años. Son siete puntos porcentuales más que en 2019, cuando la cobertura era de 76,3 por ciento. 

El informe destaca una mejora del déficit en la enseñanza de computación e idioma extranjero entre 2019 y 2022, de 11,7 pp y 6,4 pp, respectivamente. No obstante, el nivel del déficit se ubica muy alto: el 65,3 por ciento de los NNyA no cuenta con una computadora en su casa, y el 46,8 por ciento no aprende un idioma extranjero. "Se registra un incremento significativo de la desigualdad social. Es decir, que el retorno de estas ofertas educativas en la educación primaria no ha sido equitativo y profundiza las desigualdades sociales", asegura el informe. ​

Salud

Los indicadores de déficit en la atención preventiva de la salud de NNyA sanos han mejorado tras el período de pandemia. En el caso del déficit de los controles de salud se ha retornado a los valores prepandemia (18,4 por ciento), y en el caso de los controles de la salud bucal se mantienen niveles algo por encima de los observados en la prepandemia (44,9%). Mientras que la merma del déficit fue similar por estratos sociales en el caso de los controles de salud, en el caso de la salud odontológica se advierte un incremento significativo de la desigualdad social (pasa de 23,3pp en 2021 a 28,8 pp en 2022). Es decir, que los NNyA de las clases medias altas han retornado más rápidamente a los controles de la salud bucal que los más vulnerables. ​


Trabajo infantil

El trabajo infantil, en 2022, alcanzó la incidencia prepandemia (14,8 por ciento en población de 5 a 17 años). Con un incremento significativo en las clases muy baja, baja y media baja (10 pp en promedio). Asimismo, se registra un incremento de la desigualdad social. ​