Hablar de Dry Cleaning es en parte hablar desde el misterio. Y también hablar de una de las voces más particulares de los últimos años. Tono, práctica, ejecución y performance. Si la novelista y crítica Lorrie Moore recomienda arrojarse al lenguaje del mismo modo que un árbol de Navidad sobre una pileta, Flo Shaw hace lo propio con el vendaval que contienen sus cuerdas vocales. Como salida de una jam de poesía, se ubica en otro plano, sus sentidos parecen conectarse con otro sitio, otra convención poética. Al tomar el micrófono ocurre lo inexplicable. Después de verlos en vivo, su extrañeza hace tope.

Formada durante 2018 en el sur de Londres, la banda comenzó llamándose The Shark, con Nick Buxton en batería y Lewis Maynard en bajo. Luego completó el trío el guitarrista Tom Dowse. Hasta acá suena a los principios de bandas como cualquier otro, pero se agrega un elemento increíble: la incorporación de su cantante, profesora universitaria de Arte y Literatura, y artista plástica. "Fue realmente una decisión consciente trabajar con Flo", dicen los fundadores. "Ante todo por su personalidad, su creatividad y sensibilidad. Después de eso, llegó su enfoque vocal."

En su primera visita a Latinoamérica, los ingleses están haciendo un curioso recorrido: abrieron en Mar del Plata, después subirán a Capital Federal para tocar este martes 16/5 en Niceto Club (en el marco del South London Festival), y seguirán para San Pablo, Brasil.

► Fuera de foco

La intriga puede ser una instancia por default de la que no se quiera salir una vez que se paladea a Dry Cleaning: en los dos discos que tienen publicados, la narrativa de cada canción encierra un relato propio. En su brillante debut, New Long Leg (2021), y en el segundo, Stumpwork (2022), la banda trabajó con el productor John Parish, el sastre del indie, culpable de meter mano en el estudio con PJ Harvey, Goldfrapp, Aldous Harding, Jenny Hval o Perfume Genius.

El primero lo hicieron en apenas dos semanas pero, debido a las restricciones pandémicas, no pudieron conocerlo en persona. A dos años de su publicación, el grupo se siente muy orgulloso de ese primer álbum, aunque les parecía que les quedaban cosas por hacer en el proceso. Fue inevitable seguir trabajando en equipo, y el disco sucesor se cubrió de ganancias: más tiempo para componer y enriquecer el vínculo con Parish, que hoy ya es un amigo más de la banda. Para el baterista Nick Buxton, la amistad es el ingrediente especial que permite ir hacia adelante: porque son amigos que armaron una banda juntos, y no al revés.

Rottingdean Bazaar, el mismo artista que dirigió el video de Scratchcard Lanyard, fue responsable del arte de tapa de ese segundo disco: un manojo de pelos incrustado sobre un jabón rosa, formando el nombre del trabajo. Una imagen repulsiva que hace referencia a un chiste de Seinfeld y forma una descripción bastante análoga con la puesta en escena de la banda, con su estética: sacar algo mundano fuera de contexto y llevarlo a otro lugar para nada agradable o menos cómodo, donde poder pensar con otra perspectiva. El fuera de foco del sonido.

► Culto y performance

Y entonces, en la Costa, bien lejos de lo suyo y con un clima seco que puede prescindir del servicio de lavandería express, la banda se presenta en un espacio que podría distraer por lo horrible: dos arañas enormes envueltas en tela protagonizan el ambiente, un empapelado de salón de fiestas y una disposición que anula el desmadre, ya que el Vorterix Club tiene dos barras y unas escaleras que dividen el espacio frente al escenario.

El olor de las empanadas de ese bar que alguna vez fue teatro y antes de eso un reducto evangélico entra en el clima particular del show. Gente (+35) que aún boga por la supremacía de las guitarras (la mayoría no se despegará jamás de las sillas disponibles) integrará los contrastes: el mosh pit del cantante de Buenos Vampiros (banda local que, junto a Altocamet, abrió la noche) frente a una front woman que rinde culto a su propia performance tocando la pandereta, la maraca y la flauta melódica como un acto más de la obra y enseñando tantos conjuros con su mirada que, lejos de intimidar, fascinan. Los cantos del público callarán y el venue no importará en absoluto mientras Dry Cleaning haga lo suyo.

Flo está a punto de ser parte de un sacrificio; el espacio entre el encanto y el trance es fino y disciplinado, como un rodete de bailarina clásica. Sus movimientos aluden a una enfermedad diagnosticada en el año 3032, un síndrome que la condena a la voz del delirio poscapitalista. Las secuelas son bellas e impresionan: la presencia de su pelo como armadura, el gesticular de sus manos que parecen remarcar las frases como una bola de karaoke, sus ojos, que se van en fade out, aunque, al contrario de las canciones que cobardemente terminan de ese modo --¿adónde van a parar las canciones con fade out?-- los temas de Dry Cleaning acaban con determinación.

Y si hay allí alguien capaz de robar algo de la atención de la cantante, es sin dudas Tom, el aguerrido guitarrista de Dry Cleaning. El único de cortos, enseñando sus piernas tatuadas, remera de Zorn, agitando con el puño ante el entusiasmo de la gente y acompañando su destreza musical con el propio cuerpo. Tom es también el que responde casi todas las preguntas de esta entrevista, realizada poco después de que editaran su nuevo EP, Swampy.

--La autonomía digital parece haber claudicado en manos de los algoritmos. ¿Quedan estrategias en la actual internet para conocer música nueva?

Tom: Nunca encontré mucha música nueva de manera fácil. La ganancia es lo que alimenta estos algoritmos. Para quienes usan esta información, no importa en absoluto si estás descubriendo música que amplíe tu mente/alma/realidad, mientras que sigas alimentándolo. Pero desde la perspectiva de los oyentes, si la música te conmueve, quizás hasta profundamente, entonces vale la pena. Quizás la postura de las nuevas estrategias tenga que ver en cómo pagamos por nuestra música y de qué manera los artistas son pagados en la era del contenido gratis. Ser conscientes de eso es una gran diferencia.

--¿Cuál es su punto de vista sobre los límites entre público y artistas? Hoy se ve seguido gente comportándose de manera violenta o priorizando su contenido para Instagram en shows.

Tom: Puedo hablar desde mi experiencia con Dry Cleaning: la relación que tenemos con los fans es muy positiva, realmente apreciamos que tengan tanto interés en nosotros. De algún modo fijamos ciertos límites al no publicar fotos nuestras en Instagram,  y tampoco mostramos el detrás de escena, ese tipo de contenido.

En el inventario sonoro de la banda hay dos referencias que ubican en el centro: Deftones y los B-52's. Pero también Interpol y sus bajos (los eligieron como soporte en una de sus giras) y Grace Jones. "Grace Jones es grande para cualquiera", aclaran.

► Surrealismo poscapitalista

Sus canciones podrían ser parte de cuentos de Miranda July, como ese donde una mujer les enseña a nadar a dos ancianos con palanganas en el living de la casa, u alguno de Sam Pink, como ése en el que una persona se queda a vivir en el pelotero de un McDonald's. El postpunk es la excusa, la forma en que introducen las historias e imágenes de sus canciones: zapatos de cerámica, pensarse como una banana verde, apatía otoñal o la líbido puesta en la góndola de un supermercado.

También la aparición estelar de una tortuga que se perdió en el pueblo donde vivía la madre de la cantante en la hermosa Gary Ashby; o la obsesión que ella misma tenía de pequeña con las vacas. Un nonsense encantador que se explica desde los recursos que Flo emplea a la hora de componer. Sin experiencia previa en la música, sus métodos son tan personales como improvisados. Ha contado que se ha servido de comentarios aleatorios de videos de YouTube para escribir. Una alternativa que podría llevar al fracaso o la parodia, pero esos caminos no llegan ni a bordearse.

"Creo que nuestra música a menudo trata de describir lo que significa vivir en una sociedad que está formada por el capitalismo, entre otras cosas, y lo absurdas o surrealistas que se sienten esas relaciones", reflexiona Dowse.

--¿Los motiva como grupo lograr objetivos "de industria"? ¿Qué hitos han sabido valorar en su carrera que los hace sentir "ok, lo hicimos"?

Tom: Algunos de estos estándares de la industria le importan a mucha gente, así que es un privilegio para nosotros tener la posibilidad de enfocarnos en los aspectos creativos de Dry Cleaning. Respetamos estas cosas, pero quienes hacemos la banda sabemos de qué se trata. Nuestra motivación está vinculada con la increíble oportunidad que tenemos de hacer música juntos y tocarla alrededor del mundo. Realmente girar de la manera en que lo hicimos los últimos 18 meses fue una verdadera revelación, además de conocer gente que admirás y que comparte tu entusiasmo por la banda.

--Flo, tu performance nos recuerda a Juana Molina, ¿la conocés? Ambas son artistas únicas e hipnóticas cuando tocan en vivo.

Florence: No, nunca había escuchado su música, pero estoy escuchándola ahora y me gustó su canción Al oeste, es muy relajante. ¡Gracias por presentármela!

Dry Cleaning por Max Miechowski, gentileza de prensa


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