El 16 de mayo de 1998 “lo matan a mi hijo”, relata Mirtha Herrera, la mamá de Hugo Peña en diálogo con LaRioja/12. “Mi marido iba y lo buscaba por todos lados, en las comisarías, nadie decía nada”, cuenta Mirtha en torno a la incertidumbre que atravesaron hasta que alguien les dijo que el cuerpo de Hugo estaba en la morgue. Mirtha dice que las dudas nacieron desde el inicio, un vecino había ido a cambiar a Hugo y le dijo: “Doña Mirtha, Huguito está desnucado”; su madre tenía la certeza de que él no se había suicidado. “Era un excelente chico, estudiaba, trabajaba”, recuerda la mamá de Hugo con lágrimas en los ojos, y lamenta: “Y una esperando la justicia. Nunca hubo justicia, todo taparon, nos destruyeron la vida”.
El cuerpo sin vida de Hugo fue encontrado en un descampado cerca de su casa donde estaba colgado con el cordón de su zapatilla del pasamano del auto simulando que se había suicidado.“Cuando vinieron y lo tiraron acá, nosotros trajimos un perito de Córdoba”, explica Mirtha respecto a la escena en la que Hugo fue encontrado donde actualmente hay una gruta en su memoria. “El cordón estaba mal puesto y del pasamano del auto no se iba a ahorcar y no había ni huellas de que él haya marcado con los pies”, describe Mirtha respecto a las evidencias que reforzaban la certeza de que su hijo no se había suicidado como sostenía la policía en ese momento. Una pericia oficial confirmaba la hipotesis del suicidio, pero Mirtha nunca la creyó. A 5 meses de la muerte de Hugo, el oficial de Policía Armando Britos rompió el código de silencio y se presentó ante el juez de Instrucción Daniel Moreno y acusó a otros dos policías por el asesinato de Hugo Peña. Britos dijo que el oficial Walter Granillo y un suboficial de apellido López lo mataron a golpes en la Comisaría 5ta del barrio Antártida. Esos policías fueron detenidos inmediatamente y el juez cambió la carátula de la causa de suicidio a homicidio, pero ambos terminaron impunes.
Mirtha narra que hubo testigos que vieron a la policía preparando la escena en la que se encontró el cuerpo de Hugo. También cuenta que en el momento en que Granillo “le pegó en la nuca y lo mató”, estuvo de testigo la Gringa Herrera, quien fue asesinada 5 años después. El travesticidio de la Gringa Herrera movilizó a toda la comunidad LGTB+ y también quedó impune.
La visibilización del caso Hugo Peña fue lo que llevó a Mirtha a organizarse con otras madres que atravesaban situaciones similares. “Siempre hemos andado juntas, varias ya no están”, cuenta con pesar doña Mirtha. La mamá de Hugo Peña dejó de recorrer la plaza 25 de mayo de La Rioja con la constancia que solía hacerlo, pero sigue reuniéndose con madres que están organizadas en todo el país. “Nosotras somos Madres en lucha porque Madres del dolor son nuestras compañeras de Santiago del Estero”.
Mirtha cuenta sobre el desgaste de vivir luchando y las frustraciones que se transitan en el camino “y uno tiene que salir adelante”, repite como una especie de mantra a lo largo de toda la entrevista. En el 2002 Mirtha sufrió un ACV y al padre de Hugo le dieron 12 derrames hasta que falleció en 2019, aún así ella salió a la calle a reclamar por una década y cuando la dejaron de ver en la plaza aparecieron los rumores. “Al poco tiempo del asesinato de mi hijo estuve presa”, recuerda describiendo los hechos que la envolvieron en una causa en la que la acusaron de robarse 25 mil dólares de la casa de un actual juez.
Hoy se ríe de los rumores sobre departamentos o supermercados que le atribuían como una especie de pago por su silencio cuando la dejaron de ver en la calle. “Yo ahora me río pero una vez un periodista me pidió una información que tengo guardada y al buscar en diarios viejos veía las mentiras que publicaban los periodistas de aquella época y me hizo tan mal que no le pude dar nada porque no podía seguir buscando, nos hicieron mucho daño”, recuerda apenada. A pesar de los dolores y de dejar de transitar con insistencia la plaza cada cumpleaños de Hugo, la chocolatada que brinda en la gruta hace 25 años es impostergable. “La gente viene acá y le pide milagros, pero él no es un santo, pero hace favores”, sostiene Mirtha orgullosa ante la foto de su hijo. “Yo creía en la policía, creía en la justicia, ahora no creo en nada, solo en la memoria de mi hijo y en la justicia divina, y bueno, seguir adelante”.