Aunque parezca muda e inmóvil, la foto encierra un relato. Es algo espectral que se esconde y se revela en la simbólica imagen de la manifestación contra la dictadura militar de Onganía. La escena emblemática en la que Tosco y López caminan rodeados de otros manifestantes ocurre en la calle Colón de la capital mediterránea. A través del formato, el ángulo y el encuadre, la imagen traduce una situación que escapa a primera vista: no parece haber mujeres. Es que el original es apaisado, aunque la foto que circuló en los medios parecía cuadrada. Y allí están ellas. ¿Quiénes son? ¿Qué hacían esa jornada de lucha? ¿Cómo siguieron sus vidas después? ¿Por qué no las conocíamos hasta ahora?
El descubrimiento de aquellas estudiantes y trabajadoras, que encendieron la mecha de aquella jornada de una lucha histórica, lo realizó la reportera gráfica y redactora Bibiana Fulchieri, autora del libro El Cordobazo de las mujeres. Nené Peña, Soledad García Quiroga, Isabel Guzmán, Susy Carranza, Patricia López, Cristina Salvarezza, Lina Averna y María Lila García son ocho de las protagonistas deliberadamente ausentes de la histórica foto fragmentada, que Bibiana encontró en el Archivo General de la Nación. Todas ellas conforman una sinfonía coral con sus relatos políticos y cotidianos, compilados durante los días de pandemia en el documental Las brujas del Cordobazo.
Sus orígenes políticos y sociales son distintos y van completando un relato austero y necesario que el patriarcado invisibilizó. Hablan desde su conocimiento ancestral y sus experiencias personales desde el comedor, el living o el patio de sus casas y, más allá de sus distintos orígenes y actividades, coindicen en un activismo sin interrupciones. Y en su identidad feminista. Ya en los días del Cordobazo, las mujeres cobraban salarios tres veces menores que sus compañeros por el mismo trabajo.
Bibiana dio el puntapié inicial tejiendo una historia colectiva de memoria, género y fotografía “de una vida no sólo para ellas sino también para los otros”, sintetiza la escritora María Teresa Andruetto en el prólogo.
En la película, la periodista (coautora del guión junto a la antropóloga Mariana Tello) toma la foto original y va señalando con su marcador de color los cuerpos de esas mujeres. La mayoría de ellas está viva y sigue militando en distintas causas. “Tomar una foto y mirarla, ver lo que pasa en el primer plano, mirar lo que pasa adentro de la foto. Detenernos, ver lo que no está en el primer plano, ¿Quién eras? ¿Qué fuego estabas por prender?” pregunta Bibiana.
La escena recortada es la versión oculta del estallido social que se transformó en la película Brujas del Cordobazo, de Luciana Dadone y Andrés Dunayevich, que puede verse en vísperas de un nuevo aniversario de la gesta revolucionaria en distintas salas del país.
“La foto que origina el libro y la película, simbólica de la efeméride del Cordobazo, aparece en formato cuadrado, con Tosco y López al centro y dos o tres sindicalistas rodeándolo. Si no fuera fotógrafa, no me hubiera inquietado” cuenta Fulchieri, “pero percibí cortes en los márgenes; en esa época se usaban cámaras de 35 milímetros y los negativos eran rectangulares. Investigué en los archivos de Luz y Fuerza y encontré originales y copias de una larga secuencia donde las mujeres están en primera fila. Al tenerlas en papel y en mi mano, me hice una idea cabal de que una foto documental es un instrumento que construye la memoria y la termina instalando como cierta. A las mujeres del Cordobazo no se las vio masivamente en las imágenes y ese día quedó en la historia como una gesta de varones. Pero ellas abrieron el camino”.
“Todas sus historias me han estremecido, como dice la canción de Silvio Rodríguez. Entrevisté a veinte, a Nené Peña, entre ellas, que ya era líder del sindicato de Bancarios y asistió a la memorable asamblea donde se votó si el paro iba a ser matero o con movilización. Nené discutió de igual a igual con Tosco por cuestiones organizativas. Fue la única mujer sindicalista a la que el Tercer Cuerpo de Ejército le armó un consejo de guerra, la encarcelaron y siguió militando hasta morir, el pasado enero. Me costó tanto encontrarlas y estaban visibles, marchando hoy por las mismas calles del Cordobazo”, señala Fulchieri, docente y ex periodista de los diarios Página12 Córdoba, La Voz del Interior, Puntal y Córdoba.
“Anduve esquivando los caballos de la montada que se pegaban unas patinadas bárbaras entre las bolitas y ¡les tiraban gatos!”, contó Maria Lila García.
“Tenía que soldar cables entre unas 300 chicas que iban desde los 16 a los 20. No usábamos ninguna medida de protección, ni el menor equipamiento personal. Nos hacían convenios por separado de los varones y después supimos que no sólo cobraban más, sino que tenían los puestos más calificados”, relató Lina Averna.
“Vimos unas cadenas flojas, las comenzamos a arrastrar y allí armamos un cuadro patrio ¡cadenas rotas y bandera!”, recordó Nené Peña
“Quisimos mostrar su dignidad y coraje e invitar a pensar las luchas feministas de hoy. No sólo traer a las revolucionarias de 1969 sino a las mismas mujeres en la actualidad. A las personas mayores se las suele distinguir por lo que hicieron en el pasado, pocas veces el reconocimiento llega por experiencias de la vejez”, continúa la reportera gráfica.
“¿Será por eso que muchas de nosotras estamos ancladas en el ayer y nos cuesta hallar valía en nuestras prácticas cotidianas post 60?, ¿será por eso que nos cuesta soltar las luchas y reinventar términos y formas de promover cambios sin confrontar?”, se preguntan las brujas mediterráneas que pusieron el cuerpo en la lucha.
Voces que son tesoros
Fulchieri eligió verlas, mostrar sin estereotipos su legado y su presente intergeneracional, que recupera voces que son tesoros. Dice que “son un espejo en el cual mirarnos. Hoy se las encuentra en cada 8M, en cada 24M, en un círculo de tambores, en la universidad, en espacios de participación activos y diversos que se reconfiguran y adquieren nuevos sentidos. Celebro al equipo que logró llevarlas a la pantalla grande y a estas envejecientes del siglo XXI”.
La película retoma sin viejismos la actualidad plateada, arrugada, de paso lento, pulso dudoso y con dos o más anteojos, a través de entrevistas donde se las ve activas, comprometidas, generosas, diversas, deseantes y vitales. Lejos de enajenar la vejez, nos invitan a ser protagonistas, a encontrarse con otres, otros y otras. El arte logra aquí lo que la cultura aún no puede: evitar el juicio.
“Mi amigo y colega Andrés me contó la historia del libro de Bibiana y la pregunta sobre qué pasaba en las orillas de esa escena cuando encontró el original en el archivo. Mientras más ampliaba la imagen aparecían más mujeres. Esa gran manifestación era evocada en clave varón, con hombres que están luchando, pero había también una cantidad enorme de muchachas en la calle. Con ese detonante hicimos la película, mostrando la previa y el día del Cordobazo”, aporta Dadone, quien cuenta además que la filmación implicó seis meses de trabajo más tres meses de edición posterior.
“Tomamos a algunas de las protagonistas de la jornada insurrecta para saber qué papel jugaron y para mirar la historia desde los diferentes mundos a los que pertenecían. También incluímos a Bibiana, quien mira a cámara para pensar en aquellas mujeres que quisieron transformar la realidad”, finaliza la cineasta. “En la trama no sólo hay una evocación del Cordobazo, sino que ellas cuentan quiénes son hoy y sus lazos con las jóvenes. Brujas del Cordobazo permite repensar desde la mirada de sus protagonistas e impacto y las implicancias que tuvo aquella gesta como puente con las luchas feministas actuales. Es importante reponer a quienes fueron ejecutadas, sacadas de la foto. Quisimos hacer un documental cercano, intimista, muy sencillo, mostrar que podíamos tomar un mate cocido con ellas. Se las ve en su núcleo familiar, con los detalles de sus casas, sus microespacios de contención, hilando la historia grande del ayer con la de las nietas de las brujas que no pudieron quemar”.