Antes de los alegatos en el juicio por la masacre de Monte, en la séptima jornada, declararon dos imputados. Por las ventanas de la sala de la planta baja de los tribunales de La Plata se colaba el ruido de la percusión de una manifestación que se desarrollaba afuera.
“Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”, coreaba un grupo de personas en las puertas del edificio, sobre la calle 8. También portaban carteles con las leyendas “A los pibes los mató la policía”, “San Miguel del Monte pide Justicia”, “Los pibes no son peligrosos, están en peligro”.
“Si este chico, por el amor de Dios, hubiera frenado, les juro por Dios que ni le saco el auto”, declaró el excapitán Rubén García, en alusión a Aníbal Suárez, la víctima que manejaba el 147 perseguido a los tiros que chocó contra el acoplado de un camión. Según lo que se desprendió del juicio, García se asomó por la ventanilla del patrullero y disparó. Fue al piso, se defendió este martes por la mañana en una larga y por momentos confusa declaración. La hipótesis que pretendió instalar es que su intención era identificar a quienes estaban dentro del Fiat. Disparar, en su relato, era la única opción que le quedó. La misma idea reforzó en su declaración el oficial Leonardo Ecilape.
García, de más de 30 años de servicio, dijo que pensó que desde el 147 en el que viajaban los cuatro jóvenes fallecidos y la única sobreviviente habían salido disparos. También, que con el vehículo intentaron chocar a un agente, algo similar a lo que se escuchó en las declaraciones del lunes, de los otros acusados.
“Muchas veces no tengo motivos para identificar a alguien. Era identificar nada más”, dijo. Una abogada querellante lo había increpado por haber dado a entender que los policías comenzaron a perseguir a los jóvenes porque no los habían saludado.
“Nunca tiro a pegar. Nosotros, mis compañeros, los que hicieron la persecución, nunca quisieron matar a nadie. Yo no quise matar a nadie. Cuando después me entero de todo lo que pasó… tendría que haber agarrado la pistola mía y pegarme un tiro en la cabeza. Tengo un hijo de diez años, uno que es policía también. Cuando dan las edades, se te cae el mundo abajo. La verdad… ¿para qué mierda me metí en la Policía? Cuanto más los conocés peor se te hace, porque los veías pasar por la puerta de tu casa. Hubiera preferido que hayan sido tipos grandes, mayores de edad. Eran chicos que yo conocía.”
Ecilape, de 30 años, es el único acusado que tiene su propio abogado, quien en los alegatos de apertura pidió a los integrantes del jurado no votar de manera general sino individualizar el voto para darle a cada policía la pena que corresponda. La idea era instalar que Ecilape solo manejaba el patrullero, diferenciarlo de aquellos que dispararon.
“No soy ningún criminal, ningún asesino”, aseguró Ecilape. “La persecución está justificada. Nunca se arrancó en una persecución. Lo primero fue hacer una identificación, después de la identificación continúa la persecución”, señaló.
“Era un procedimiento de rutina, documentación del vehículo, si habían visto algo (en relación a una denuncia que habían recibido antes en la comisaría), nada más. No logro ver quiénes, si son todos masculinos, femeninos, la cantidad, solamente veo que hay ocupantes. Cuando vamos a identificarlo, haciendo un toque de sirena, acelera, nos parece que está queriendo hacer caso omiso ante el llamado nuestro. Se mete en una calle interna del barrio, ahí lo pierdo de vista.”
Habló de una “fuga” por parte de las víctimas, quienes sortearon, según su discurso, un cerrojo y un efectivo. Dijo que lo “sorprendieron” los disparos ejecutados por García, a quien nunca había visto sacar el arma. “Yo iba concentrado manejando. Pienso que vio algo que yo no vi. Jamás puse el móvil en posición de tiro hacia ese vehículo.” “Habíamos agotado todas las instancias para que ese vehículo se detuviera”, añadió, en sintonía con lo manifestado antes por García.
El debate dirigido por la presidenta del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de La Plata, Carolina Crispiani, se lleva a cabo en la Sala A de los tribunales de la capital provincial, ubicados sobre la calle 8 entre 56 y 57. Continúa esta tarde con los alegatos y este miércoles se conocerá la sentencia.
García, Ecilape, Mariano Ibáñez y Manuel Monreal están acusados de "homicidio agravado por abuso de función como miembro de las fuerzas policiales calificado por el empleo de armas de fuego, y violación de los deberes de funcionario público".
La Masacre de San Miguel del Monte ocurrió en la madrugada del 20 de mayo de 2019, cuando las policías de todo el país se veían impulsadas a actuar siguiendo las pautas de la doctrina Chocobar, enunciada por la entonces ministra de Seguridad nacional Patricia Bullrich, que posibilitaba disparar por la espalda para evitar la fuga. Los cuatro uniformados persiguieron a los tiros a lo largo de la colectora de la ruta 3 a un 147 en el que viajaban cuatro adolescentes junto a un joven de 22. Murieron Camila López (13), Danilo Sansone (13), Gonzalo Domínguez (14) y Aníbal Suárez (22) y donde Rocío Quagliariello (17) quedó gravemente herida.
Los cinco chicos escuchaban música cuando los oficiales comenzaron a perseguirlos sin motivos y a dispararles. A raíz de ello, el auto en el que iban los jóvenes chocó contra un acoplado que estaba detenido en la ruta.
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