Mientras hablábamos con la doctora Bernardez, un hombre alto, fuerte, serio, grave, se acercó y se presentó:
-Buen día, soy el papá de Danilo Sansone -y señalando al primer chico de la foto, dijo- es él.
-Ah… viene a ver el juicio, claro.
-No. No voy a entrar ¿sabe por qué? porque tengo mucho miedo de hacer una cagada.
Y sacando su DNI, me miró con los ojos turbios y dijo: Mire, con este plastiquito tengo miedo de saltarle encima a ese hijo de mil putas y cortarle el cuello, y créame que se puede. Así que no, mejor espero acá afuera.
Se puso las manos en los bolsillos de su rompevientos azul y negro, infló el pecho de aire y dolor y violencia contenida, y se sentó en la parecita húmeda que sostiene la reja. Abrió apenas las rodillas, apoyó los codos en sus piernas y se sentó, una vez más, a esperar, otra eternidad, mirando el suelo mojado.