En los alegatos del juicio por la masacre de Monte, que se desarrolla en los tribunales de La Plata, la fiscalía y la querella pidieron al jurado popular que los cuatro policías acusados sean declarados coautores del delito "homicidio agravado por abuso de función como miembro de las fuerzas policiales calificado por el empleo de armas de fuego y violación de los deberes de funcionario público". En tanto, los abogados defensores pidieron a los 12 integrantes del jurado popular que consideren a sus representados inocentes. La sentencia se conocerá este miércoles.
“Yo sabía, yo sabía que a los pibes los mató la policía”: mensajes de este estilo ingresaron durante todo el día a la sala, en la séptima audiencia, en la que también declararon dos policías (el excapitán Rubén García y el oficial Leonardo Ecilape). Se escuchaban bombos y redoblantes, y otros cánticos, como el de “como a los nazis”. Sobre calle 8 se reunieron amigos de las víctimas que llegaron a la ciudad para seguir las últimas audiencias. Juan Carlos Sansone, papá de Danilo --uno de los adolescentes fallecidos--, era de los que más animaba la lucha, ya que desde el jueves no ingresa a la sala. En las rejas hay carteles y banderas.
El debate dirigido por la presidenta del TOC 4 de La Plata, Carolina Crispiani, se desarrolla en la Sala A. En mayo de 2019, cuatro chicos (Danilo Sansone, de 13 años; Gonzalo Domínguez, de 14; Camila López, de 13; y Aníbal Suárez, de 22) murieron tras una persecución policial a los tiros y posterior choque en San Miguel del Monte. Rocío Quagliariello, de entonces 13 años, resultó gravemente herida. Estuvo presente en todas las audiencias. Los acusados, además de García y Ecilape, son Mariano Ibáñez y Manuel Monreal.
Alegatos del fiscal y la querella
El fiscal Mariano Sibuet y los abogados querellantes plantearon varios puntos en común. No hubo motivos para intentar identificar a los jóvenes, para perseguirlos ni dispararles. Cuestionaron la responsabilidad que la defensa volcó en Suárez, conductor del Fiat 147 en el que iban las víctimas. Resaltaron el hecho de que la perita bioquímica Jorgelina Garrote haya asegurado que no pudo probarse que había alcohol en su sangre, ya que la muestra analizada, por sus características, pudo haber dado falso positivo.
“El 19 de mayo, minutos antes de la medianoche, se encuentran dos chicos, Danilo y Gonzalo. Como era habitual fueron a la plaza, se encontraron con otra persona conocida, Aníbal, el tío de uno de los compañeros de ellos. Se le había quedado el auto, lo empujaron, arrancaron. Encontraron a otras amigas del colegio, Rocío y Camila. Se conocían de chicos, se juntaban, estaban en un ambiente seguro, se manejaban así, tenían permiso de volver hasta determinada hora (…). Eran chicos buenos, jugaban al fútbol (…). En repetidas ocasiones salieron a la plaza de noche, hacían skate, rapeaban, lo que hacen todos los chicos de 13 años”, describió el fiscal.
Según su reconstrucción, entre la medianoche y las 00.30 del 20 de mayo, María de las Mercedes Gogna, del barrio Montemar --una testigo--, escuchó ladridos de perros y pidió a su marido que avisara a la policía. En respuesta al llamado aparecieron los móviles de los acusados. "Estaba todo en orden, sin novedad. No había pasado nada", dijo el fiscal. "Sin que exista un motivo o sospecha que lo amerite", los policías se empecinaron en identificar a los jóvenes. "Uno dijo que no lo saludaron, que llevaban gorrita", deslizó. "Los comenzaron a perseguir. Se metieron calles adentro. En ese momento, García y Ecilape dan aviso a otra patrulla para que haga el operativo cerrojo. Aníbal estaba asustado: ya había sido víctima de ellos", relató. Había sido "detenido ilegalmente" en la comisaría y "le habían exigido el pago de una coima para salir y recuperar su auto". "Acometieron con arma de fuego, los persiguieron, no depusieron su actitud. Mostraron desprecio e indiferencia a la vida de estas personas", concluyó.
Margarita Jarque, representante de la CPM y patrocinante de las familias de Danilo y Camila, hizo un cierre de carácter más político al afirmar que la particularidad del hecho es que "quienes lo perpetraron lo hicieron en nombre del Estado". "Los policías están autorizados a frenar o detener personas sin orden judicial de manera excepcional cuando esa persona haya sido sorprendida cometiendo un delito o inmediatamente después de haberlo cometido", planteó Agustina Lloret, representante legal del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), quien habló de una "lluvia de balas" que se dirigió al coche, pese a que los policías declararon que dispararon al piso o las ruedas. “Esto cambió la historia de mi pueblo. Estuve presente en la casa de Susana cuando murió su hijo. Ahí le ofrecí ir a averiguar. Me presenté en la ayudantía fiscal de Monte. El fiscal de instrucción me miró y me dijo ‘doctora, acá pasó otra cosa’, me dijo. Desde hace cuatro años, todos los montenses nos preguntamos por qué comenzó la persecución”, expresó Dora Bernardez, abogada de las familias de Gonzalo y Aníbal. Ricardo Minoli, representante de Quagliarello, cerró los alegatos de la querella.
Alegatos de la defensa
El más encendido de los discursos de los defensores fue el de Guillermo Baqué, quien representa a todos los acusados a excepción de Ecilape. "La próxima vez que los pare un policía no paren. Háganle caso al bloque acusador", dijo a los jurados. Los representantes de los uniformados atribuyeron la responsabilidad de los hechos a Suárez, a la vez que consideraron que los agentes actuaron “en cumplimiento de su deber” al intentar identificar a los fallecidos.
"Suárez se cagó en la vida de tres chicos y les arrebató la vida”, exclamó Baqué. "Nos relacionan este hecho con la dictadura. No debemos soportarlo, Perón murió", postuló. Antes expuso su colega María Celeste Baqué, quien aseguró que “es la obligación de la policía pararnos”. “Fue un seguimiento para identificarlos. No fue que el conductor tenía gorrita, fue que el conductor evadió la mirada. No se explica por qué Aníbal reaccionó de esa manera, por qué se dio a la fuga. La persecución fue más que lógica: ¿qué tenía de malo parar? ¿Por qué uno no pararía ante la policía?”, se preguntó. “Nadie demostró la 'lluvia de balas'. Fue para los titulares de la prensa. Ninguno de los ocupantes del 147 murió por los disparos”, argumentó. Dijo que Suárez "tomaba alcohol todo el día", "nunca pasó ningun control para saber si sabía o no manejar" y "se dio a la fuga porque no tenía documentación para circular".
Expusieron también Luis María Giordano y el defensor de Ecilape, Marcelo di Siervi, quien intentó despegar de los hechos al oficial porque "ni siquiera desefundó un arma". En sus palabras finales, los policías pidieron disculpas y aseguraron no ser asesinos. Afuera, el papá de Danilo escuchaba por audio los alegatos. Y decía esto: "Mañana esperamos mucha gente. Estoy velando a mi hijo todos los días".