Durante la cuarta audiencia del juicio por el crimen de la maestra Rosa Sulca, la médica forense Alejandra Lavinia Nasrala, del Cuerpo de Investigaciones Fiscales, expuso que la víctima tenía múltiples golpes y heridas punzo cortantes, y sólo una herida de defensa. La única acusada por el brutal ataque es una joven identificada solo con la letra S., porque cuando se cometió este crimen era una adolescente. También declaró ayer el psiquiatra Luis Vilá, quien sostuvo que la acusada tiene rasgos psicópaticos de personalidad.

Nasrala, que realizó la autopsia del cuerpo de Sulca, dijo que la data de la muerte sería aproximadamente a las 3 de la madrugada del 28 de abril de 2020, pero puede variar entre una o dos horas. Explicó que tuvo una sobrevida de 5 minutos después del ataque mortal que le profirieron.

Sulca medía 1,57 de altura y pesaba alrededor de 85 kilos. Su cuerpo tenía varias heridas punzo cortantes producidas "con arma blanca única y monocortante". También tenía otras lesiones en la clavícula, hombro y el codo. La herida más profunda había llegado al pulmón. También en el rostro presentaba varias lesiones, "Todas las heridas del rostro son de reciente data, contemporáneas, debido a traumatismo contuso y escoriativo al golpearse o ser golpeado con objeto o superficie dura", dijo la médica, e indicó que la lesión escoriativa en el párpado inferior derecho se produjo al golpearse con "superficie lisa o rugosa".

La mayor cantidad de lesiones se ubicaban en la parte de arriba del cuerpo, tanto en la parte de adelante como en la espalda. Además, la médica explicó que la víctima fue encontrada boca abajo.

Ante preguntas del fiscal Leandro Flores, la médica dijo que es complejo definir la dirección en que se produjo el ataque. Indicó que hay lesiones que permiten inferir que fue de frente, pero la lesión en la espalda pudo producirse desde atrás.

Lesiones y rasgos psicopáticos 

También declaró la médica forense Mariana Lambrópulos, quien revisó a S. el 30 de abril de 2020. La perita dijo que la joven tenía una escoriación dividida en dos partes, en el pulgar, además de escoriaciones y marcas en otras partes del cuerpo, incluso unas en las manos, una compatible, por ejemplo, con una espina, astilla o alambre de púas. Esas lesiones tenían de dos o 4 días.

Por su parte, el psiquiatra Luis Vilá, indicó que encontró en la entonces adolescente, rasgos psicopáticos y antisociales. Además, presentaba consumo de sustancias tóxicas, sin signos de abstinencia, intoxicación o deterioro al momento de la entrevista.

El psiquiatra dijo que la joven es "peligrosa", si bien explicó que no presentaba ese riesgo inminente al momento de la entrevista pero tiene una potencialidad de actitudes dañosas hacia ella o hacia otras personas. Ante otras consultas de la defensa, Vilá explicó que el efecto de sustancias incrementa la potencialidad dañosa porque no hay freno para el comportamiento agresivo.

También explicó que S. tiene capacidad de discernimiento para comprender la criminalidad de sus actos y elegir sus acciones libremente. 

Vilá también realizó la pericia psicológica al exnovio de S. que fue sobreseído en la causa, Pablo Ezequiel Verón. El fiscal y el querellante Pablo Tort pidieron que expusiera el informe porque la acusada dijo que este joven cometió el crimen. Sin embargo, la defensora oficial Patricia González, quien ahora representa a Martín Laime, quien está siendo juzgado por encubrimiento, pero que antes también defendió a Verón, se opuso a que se ventilaran esos datos en la audiencia y la presidenta del tribunal, Mónica Mukdsi, hizo lugar al pedido de la letrada considerando que ya un juez de garantías resolvió el sobreseimiento en un fallo que está firme.

Desprotegida

Además, declaró una testiga de identidad reservada, amiga de la víctima. Dijo que Sulca vivía sola y "todos los meses le entraban a robar". La testiga dio cuenta de que la docente se refería a las responsables de estos hechos como "las pendejas", sin detallarle los nombres. Detalló que le robaron la computadora y una cámara de fotos, y eso pasaba con otras cosas que compraba.

Además, la testiga sabía que Sulca ayudó a S. en los estudios. Ante los robos, dijo que la víctima siempre se quejaba de la policía porque nunca le brindaban protección.

La bicicleta 

Otro testigo en esta jornada fue Alberto "Amarillo" Cruz, un vecino de Villa Juanita que le prestó la bicicleta al imputado por encubrimiento Martín Laime en la que fue visto cuando acompañó a S. a su domicilio y luego cuando la llevó hasta la casa de Sulca al mediodía del 28 de abril.

El vecino dijo que siempre solía prestarle la bicicleta a Laime, y que esa vez cuando se la pidió estaba con una chica que no conocía, la describió de tez blanca, "petisa" y con el pelo "colorado", también recordó que tenía un buzo "de hombre", que le quedaba grande "bolsita". Ante la consulta del fiscal sostuvo que en ese momento la adolescente no tenía la ropa manchada con sangre.

Cruz contó que Laime le devolvió la bicicleta en media hora o una hora. A los días la vendió a otro vecino, y después fue secuestrada en el marco de esta investigación.

La quinta audiencia será este miércoles, a las 9. Se espera la declaración de más peritos, entre otros testimonios. Durante todas estas jornadas no han asistido familiares de la víctima, las únicas personas que han reclamado justicia por ella, que se han presentado a declarar y han permanecido en algunas audiencias son vecinas y vecinos de Villa Mitre.

En este juicio también está acusado el personal de servicio de emergencias 911, por incumplimiento a sus deberes de funcionarios públicos por no auxiliar a la víctima cuando llamó para pedir ayuda porque la estaban atacando. En la grabación de la llamada se escucharon los gritos desesperados de Sulca cuando S. le quitó el teléfono mientras estaba siendo agredida. Los acusados por encubrimiento son Marcelo Tintilay Cordeyro, Héctor Roberto Herrera, Gustavo Javier González, Gabriela Valeria Casasola Moyano y Normando Domingo Corbera.

También están imputados por incumplimiento de sus funciones los policías Antonio Exequiel Sanhueso y Juan Carlos Vizgarra, quienes fueron aquella madrugada al domicilio de Sulca y como tras llamar no salió nadie, se retiraron sin auxiliarla, y sin realizar otras diligencias que requerían que informaran al fiscal de turno y que entrevistaran a vecinos, entre otras.