Buenos Aires no es La Pampa pero las dos provincias quedan en la Argentina. Y dentro de la política argentina. Aunque pequeño, el espejo pampeano puede no ser descartable en el análisis político de estos días, cuando ya se discute abiertamente sobre la posibilidad de desdoblar las elecciones bonaerenses de las nacionales.
El desdoblamiento, visto desde dentro, es un paso lógico y natural en un juego local y regional, que tiene sus reglas, sus protagonistas y sus dinámicas particulares. Finalmente, si la Nación es, en algún sentido, la sumatoria de las voluntades provinciales, no está mal transparentar ese dato antes de elegir presidente. Algo así le expresaba ayer el jefe de asesores de la gobernación, Carlos “Carli” Bianco, a Buenos Aires/12: "¿Por qué tenemos que votar sin tener en cuenta lo que pasa en la Provincia?".
En los últimos días el gobernador Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires la discusión sobre la fecha de la elección general. Esto es, con la fecha de las PASO ya definida, si los bonaerenses votarán a su gobernador, a sus intendentes y correspondientes representantes legislativos, en la misma fecha de las elecciones nacionales o no. La decisión final tendrá, invariablemente, un importante componente táctico. Los gobernadores se “pegan” a la elección nacional cuando hay una figura convocante, que arrastra y garantiza votos (el último ejemplo fue CFK 2011) o, a la inversa, huyen de aquello que pueda complicarles el escenario, “empiojar”, en la jerga.
El reclamo de la oposición, que apura definiciones, pero en realidad desearía votar todo a la vez, para “contagiar” a la provincia la incertidumbre y el innegable malestar con el gobierno nacional, producto de la situación económica, es otro tacticismo igual, pero de signo contrario.
El caso pampeano
Aunque La Pampa, como el resto de las provincias patagónicas, no es previa a la nación, tiene su propia identidad e idiosincrasia. Sin embargo, en esta provincia, el discurso de la oposición estuvo atado en buena medida a temas nacionales: la economía, la inflación, los precios, como si fueran competencia del reelecto gobernador Sergio Ziliotto, de la reelecta intendenta de General Pico, Fernanda Alonso, o de la intendenta entrante de Anguil, Daniela Fernández. “Discutamos La Pampa”, fue, una y otra vez, el disclaimer al que recurrieron los dirigentes del Frente Justicialista Pampeano.
La instalación de temas nacionales, ayudada por los medios de alcance nacional asentados en la ciudad de Buenos Aires, es el recurso discursivo que queda cuando la gestión provincial es sólida. Frente al 8,4 por ciento de inflación de abril, parece irrelevante discutir si el intendente vive en la misma casa hace 20 años o no, si la calidad de la salud y la educación públicas están por encima de la media del país o el rol del Estado provincial como motor de la actividad. Lo nacional, a medida que pasan los meses y se acerca la fecha clave, se convierte en una marea que todo lo tiñe y todo lo arrastra.
El Frente Justicialista Pampeano ganó por 47 puntos contra 42 de Juntos por el Cambio. Es un achicamiento importante de las diferencias, una luz de alerta, si se lo compara con la anterior elección ejecutiva, en 2019, cuando la diferencia fue de dos dígitos. Pero es un gran éxito y una decisión acertada si se lo compara, un tanto forzadamente, con la legislativa de 2021, cuando Juntos por el Cambio se llevó el segundo senador, capitalizando el malestar producto de temas de la agenda nacional como la pandemia y la falta de resultados en la lucha contra la inflación.
A su vez, además de su indudable influencia electoral, el desdoblamiento tiene una virtud estratégica. Al ponerse a salvo la dimensión provincial de esa marea pegajosa y abrasiva, el resultado permite ver, identificar y analizar mucho más detenidamente, las dinámicas, los liderazgos emergentes o declinantes -caso de la tercera fuerza, el partido Comunidad Organizada, de Juan Carlos Tierno-, los aciertos y errores en cada territorio.
A modo de ejemplo, el peronismo pampeano sigue siendo imbatible en la capital, Santa Rosa, y en la segunda ciudad en población, General Pico, cuna del vernismo, la corriente que expresa el veterano Juan Carlos Verna. En ambas localidades, la diferencia de más de 10 puntos, permitió compensar errores de armado y resultados por debajo de las expectativas en otras localidades como General Acha o Colonia 25 de Mayo. El desdoblamiento otorga información valiosa, "limpia", que puede utilizarse para trabajar de manera precisa y quirúrgica, allí donde es estrictamente necesario.
¿Lo mismo podría caber para la provincia de Buenos Aires? Sin ingenuidades, dada las diferencias de magnitud, la existencia del Conurbano y la cercanía bonaerense a los grandes medios nacionales, ¿por qué no explorar una respuesta hipotética? El norte y el este pampeano se parecen bastante a la provincia más grande: Pico a Villegas o Trenque Lauquen, Pellegrini a la vecina Catriló. Dinámicas en lo que la dimensión personal, artesanal de la política, todavía no son reemplazables por un community manager (que igualmente hay que tener).
Federalismo y gestión
El desdoblamiento, más en este contexto, fortalece el federalismo. No sólo porque al efectuarlo los gobernadores ejercen un poder y un derecho que sus constituciones les otorgan y que se ve cada vez más amenazado por la avanzada judicial, de la que San Juan y Tucumán funcionan ya como antecedente. Sino porque es la herramienta que permite ordenar las discusiones y las campañas en torno a las competencias específicas. La estrategia permite plebiscitar la gestión del gobernador y la de los intendentes, en todas sus dimensiones y aspectos.
Es un aspecto que tienen en común tanto Sergio Ziliotto como Axel Kicillof. Uno puede exhibir como logro el hospital de alta complejidad René Favaloro, otro el número de escuelas construidas a pesar de la pandemia, casi 140, más del doble que su antecesora. Ambos gobernadores, pampeano y bonaerense, involucran a sus respectivos estados en la producción y la planificación económica, que a su vez requiere recursos. Por eso firmaron la demanda de la nación contra la corte, por la coparticipación que Macri cedió a la ciudad. Ambos son, también, en el plano personal, tipos serios y austeros, características que sus electorados valoran.
Algo similar ocurre a nivel de municipios, donde el peso de la campaña recae enteramente sobre los candidatos que la gente conoce, se encuentra cotidianamente, recuerda e interpela. Si la discusión sobre el rumbo económico o el acuerdo con el FMI puede tapar un plan provincial de viviendas, ¿qué espacio queda para que los intendentes defiendan un cordón cuneta o un mercado concentrador?