"Tengo una cosa ecléctica, incluso si mirás mi historial de votación", se autodefine en diálogo con PáginaI12 el doctor en economía Martín Rapetti. Por el ángulo en que se sienta en la mesa de reuniones de un piso 18 en el centro porteño, queda detrás de él el mural de Eva Perón en el edificio del Ministerio de Salud y Desarrollo Social: "Desde los valores y mi historia me siento identificado con el centro popular. Vengo de una familia peronista, he mamado en mi casa peronismo, sensibilidad por los trabajadores, y me he sentido siempre identificado con el movimiento obrero. En lo formativo, mi gran maestro es Roberto Frenkel, del equipo económico del ex ministro de Economía Juan Sourrouille".
Con este historial se sentó el investigador del Conicet y Cedes junto a Horacio Rodriguez Larreta, Patricia Bullrich y Gerardo Morales, en la mesa que los precandidatos a presidente de Juntos por el Cambio organizaron a principios de mes junto a sus equipos económicos. Rapetti fue una de las sorpresas en la reunión. Con un perfil más técnico que político, asistió junto a la economista Marina Dal Poggetto en calidad de referente del equipo económico del radical Facundo Manes.
A favor de hacer un reordenamiento fiscal, abrir "un poco más" la economía y resolver la informalidad laboral con un cambio de legislación laboral, "sobre todo para las Pyme". Definitivamente en contra de la dolarización, de una unificación cambiaria el día uno y a favor de la industria, Rapetti se desmarca: "Ni Facundo ni yo tenemos la mirada promedio de Juntos por el Cambio (JxC). La idea es ampliar la coalición para atraer votantes populares, laburantes".
Cuando se le pregunta por las diferencias principales que tienen los precandidatos de Juntos por el Cambio, prefiere empezar por las coincidencias. Coinciden en dónde no se quieren posicionar: ni con el oficialismo ligado a Cristina Fernández de Kirchner que tiene "una mirada de la economía cerrada que ha menospreciado sistemáticamente la importancia de los equilibrios macroeconómicos, y ha transformado algunas herramientas que deberían ser transitorias en una metodología permanente que hizo daño, como por ejemplo el cepo cambiario. Es una mala estrategia del desarrollo, y se vio con muchísima claridad en su último mandato con inflación y crecimiento cero en un contexto que no lo ameritaba", asegura. Tampoco con el otro lado, donde emerge la figura de Javier Milei que califica como un "liberalismo fantasioso, onírico. No existe el país al que Milei se quiere parecer", sentencia.
En JxC hay mucha diversidad de miradas, pero un rechazo a estos dos modelos. "De común hay una idea de que es imperioso ordenar la macroeconomía, de que la estabilización no puede existir con un BCRA dependiente del ejecutivo, de que hay que hacer un reordenamiento fiscal que corrija este gasto público que ya alcanza 40 por ciento del PBI, de que la economía tiene que ser más abierta de lo que es ahora, y de que hay cosas para hacer para resolver el problema de la informalidad laboral y eso tiene una vinculación con la legislación laboral en el caso de Pyme".
- ¿Cuáles son las diferencias que tienen en Juntos por el Cambio respecto al rumbo económico?
- Las diferencias están más en los detalles, pero no son menores. Para nosotros no se puede hacer una unificación cambiaria el día uno, porque eso significaría hacer pasar a la Argentina por una crisis de caída de actividad e ingresos muy dolorosa. Tampoco es urgente hacer nuevas leyes laborales desde el primer momento, más allá de que se tengan que hacer. El sindicalismo argentino es mucho más pro mercado de lo que la derecha lo estigmatiza, no veo que ningún proyecto de inversión grande se trabe por una exigencia sindical. Finalmente, tampoco coincidimos con el sesgo antiindustria que tienen muchos sectores de JxC.
- ¿Cuál sería la primera medida que tomes en el caso de asumir un rol dentro del gobierno si Facundo Manes fuera electo presidente?
- La primera medida que tomaría sería llegar un acuerdo dirigencial entre políticos, empresarios y sindicatos sobre el formato de país que queremos. Para que la dirigencia argentina sea capaz de tener 5 o 6 puntos de acuerdo sobre los que no haya dudas de que se van a respetar. Cuanto menos acuerdo y menos proyección hagas para el futuro, más ajuste tenés que hacer en el presente. El 2024 tiene que ser un año donde le das un mazazo a la inflación, empezando con algunos pasos relativamente fáciles de hacer, como dictar una ley que cambie la Carta Orgánica del Banco Central para que los directores no puedan estar en comisión y tengan que si o si estar elegidos por el Senado para garantizar su independencia. Otro paso factible e inmediato es dictar una ley que de lugar a una regla de gasto público para tener normado cómo expandir el gasto en términos reales y conseguir un superávit primario en un tiempo determinado.
- ¿Es necesario hacer una corrección del tipo de cambio? ¿ A qué nivel?
- Hoy hay un cepo que está previniendo una devaluación brutal del tipo de cambio. Ese tipo de cambio de alrededor de 450 al que están los paralelos hoy es altísimo. Algún limite a la cuenta capital tiene que haber, pero no a este nivel. Liberar el día uno sería hacer una devaluación innecesaria que aceleraría la inflación y destruiría el salario real en una sociedad que ya perdió 25 puntos en los últimos doce años. La otra opción es seguir con el cepo, pero no podés crecer con cepo porque el principal negocio de la Argentina termina siendo cómo conseguir dólares baratos, es lo más antidesarrollo que hay. La conclusión es que algún ajuste del tipo de cambio es necesario. El esquema de salida sería una desdoblamiento formal del tipo de cambio, con una corrección cambiaria no muy grande en el oficial, acorde al retraso que tuviste. La idea es que con esa corrección y la apertura del mercado libre para servicios y otros productos, caiga la brecha y en algún momento en el tránsito poder unificar. Eso no se podría hacer hasta por lo menos el segundo semestre del año que viene.
- Cuando menciona el ajuste fiscal y la baja del gasto público, ¿ a qué partidas se refiere?
- La situación social es frágil y desde un punto de vista moral ni político estamos de acuerdo en que el ajuste lo paguen los sectores más vulnerables. Apostamos a que el grueso del ajuste fiscal se pueda dar por el crecimiento económico que aumenta la recaudación. También es necesario un ajuste en el gasto, y hay que ver los detalles pero a grosso modo pensamos en las transferencias directas a provincias que cuentan con superávit y en los subsidios a los servicios. El ordenamiento fiscal debería pasar de un déficit de 3 puntos a una superávit de 2 puntos y medio. En ese proceso una tarifa de luz no puede valer igual que una pizza, pero hay que hacer con un esquema sostenible.
- ¿Cómo se logrará el crecimiento de Argentina?
- El problema histórico de la economía argentina es que su crecimiento ha estado interrumpido porque el país se queda sin dólares. Para que el crecimiento económico sea sostenible las exportaciones tienen que crecer. Por primera vez desde que soy economista veo que Argentina tiene un enorme potencial de desarrollo: por la agroindustria y dos factores que toman un vigor y un potencial enorme que son la energía, particularmente el petróleo y gas de Vaca Muerta, y la minería de litio y cobre. Haciendo un cálculo con optimismo moderado podríamos tener en 2030 200.000 millones de dólares de exportaciones. Con ese escenario podes crecer de 2025 a 2030 con 5 por ciento y un superávit comercial. Se podría tranquilamente crecer sin ajustar, porque creces en base de superávit comercial, no deuda.
- ¿Qué harían con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional?
- La realidad es que el grueso de la deuda se pagó en estos meses y se pateó para mas adelante. No veo al fondo en una actitud no colaborativa. Entiende al caso Argentina y no me parece que lo que pasa con el país es que el Fondo lo asfixia, lo que le pasa a Argentina es la sequía y la incertidumbre electoral. No veo que sea un gran estorbo en el proceso. No creo que todos los planes que te acabo de decir no se puede hacer con el fondo.