Alberto Fernández aún no había asumido la presidencia de la Nación y la sociedad con Cristina Kirchner ya empezaba a mostrar sus primeras fisuras. Asomaron días después de haber ganado las PASO de 2019 por diferencias en la conducción de la campaña, se agravaron con la derrota electoral de 2021 e implosionaron tras el acuerdo con el FMI en 2022. Tres años y medio después de un vínculo que terminó quebrado, el mandatario y la vicepresidenta lanzaron en las últimas horas dos gestos que pueden interpretarse como una vuelta de página y una mirada enfocada en el futuro. El primero, el de CFK, al destacar que el actual gobierno “es infinitamente mejor” de lo que hubiera sido una reelección de Mauricio Macri. El segundo, el de Fernández, al convocar a la Plaza de Mayo a “escuchar a la compañera de vida” de Néstor Kirchner en el homenaje al expresidente el próximo jueves. Son dos movimientos que no implican una reconciliación, pero sí un cambio de flanco ante un escenario electoral espinoso y un calendario que apremia.
“Néstor nos une”, lanzó Alberto Fernández para justificar la convocatoria al acto en donde Cristina Kirchner será la única oradora. “El 25/05/2003 cambió la historia. La llegada de Néstor Kirchner inició un camino de reaparición moral, justicia social y derechos humanos”, agregó sobre la jornada que conmemorará los 20 años del inicio del gobierno que lo tuvo como jefe de Gabinete. El mensaje presidencial, aseguran en Casa Rosada, fue una señal de acercamiento tras las palabras de la vicepresidenta del día anterior. Consideran que haber reconocido el trabajo que se hizo durante la pandemia y destacar que, a pesar de las diferencias, esta gestión –nuestro gobierno, dijo CFK– fue mejor que un segundo mandato de Macri, es el mayor elogio que hasta el momento brindó la creadora del Frente de Todos. También admiten que el hecho de que ambos hayan confirmado que no serán candidatos descomprime la tensión.
Días atrás, el entorno de Fernández aseguraba que no estaba previsto sumarse al acto. Ahora anticipan que la mayoría de los ministros y funcionarios del espacio participarán de la jornada. También los movimientos sociales referenciados en el albertismo como el Evita, cuyos máximos dirigentes --Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro-- están profundamente enemistados con el kirchnerismo. La CGT, por su parte, ya confirmó a través de Andrés Rodríguez (UPCN) que no estará presente de manera orgánica, sí lo hará la CTA que encabeza Hugo Yasky y la Corriente Federal que lidera Sergio Palazzo. Bajo esta configuración, el acto se transformará en una demostración de fuerza de cara a los próximos comicios y tendrá la centralidad indiscutida de CFK. “Es el primer paso para ser competitivos”, sostienen en el Gobierno y se ilusionan con que sea el comienzo de una nueva etapa en el Frente.
El pecado original
En agosto de 2019 la gestión todavía no había comenzado pero sí los conflictos internos. Durante la entrevista en C5N, Cristina Kirchner contó que por esos días atravesó los primeros desencuentros con quien era su compañero de fórmula. Puntualizó dos hechos que van de la mano. En primer lugar, señaló que tras la victoria en las PASO, por una diferencia de 15 puntos sobre Macri, “cambió la conducción de campaña” del Frente de Todos. “Ahí perdimos puntos y diputados”, detalló. La vicepresidenta hizo alusión a las decisiones que todas las semanas debatía la mesa chica de la coalición en el Instituto Patria y que después del triunfo en las Primarias se empezaron a tomar en las oficinas del Grupo Callao. “Comenzaron a tallar otras voces”, expresó.
En ese contexto, sostuvo CFK, fue que se achicó la ventaja que habían logrado sobre Juntos por el Cambio en las urnas. Y emparentó el retroceso al momento en donde Alberto Fernández afirmó que “el dólar a 63 pesos era un valor razonable”. Fue una declaración que brindó el entonces candidato después de conversar por teléfono con Macri, en medio de jornadas de mucha volatilidad cambiaria. Su objetivo era contribuir a calmar los mercados, avalando una devaluación del peso que rondaba el 20 por ciento. “Eso fue un error y se lo dije”, aclaró la expresidenta y dio por cerrado el tema sobre el primer gran encontronazo de la cúpula frentetodista.
“En fin. No quiero ahondar más en el pasado porque no vale la pena”, concluyó y subrayó que si Macri lograba la reelección “todo hubiera sido mucho peor". El final del relato fue leído por el entorno del presidente como el posible comienzo del fin de la disputa interna. O por lo menos un impasse hasta que estalle el próximo conflicto.