Más que una retirada, la carta que Cristina Kirchner difundió después del Congreso Nacional del PJ, la entrevista en C5N, la difusión del informe de la AGN sobre la deuda y su discurso como única oradora en el acto del próximo 25 de Mayo señalizan el comienzo de una nueva etapa en el papel de la vicepresidenta. Si el macrismo festejaba su alejamiento, deberá reperfilar festejos y prepararse para tenerla en la mesa de arena. Es un lugar menos expuesto pero con más capacidad de lidia sin la perspectiva de candidaturas ni gestión.
Pocos creyeron su primer mensaje en el video donde anunció que no ocuparía ninguna candidatura. Por una cuestión generacional, en el caso de algunos, y para otros por simple desconocimiento, porque se interesaron en la política durante los gobiernos kirchneristas, Cristina Kirchner se convirtió en una figura excluyente. Solamente conciben con ella la posibilidad de un gobierno popular.
Los que creyeron que su anuncio era parte de una estrategia para desorientar se sumaron a un operativo clamor en el que en realidad no creían, porque la ausencia de Cristina en la batalla electoral les resultaba inimaginable.
De alguna manera, ese operativo clamor con carteles y pintadas y algunos actos confluyó inevitablemente en la campaña electoral, aunque Cristina no estará en las listas de candidatos. De la misma forma funcionó cada paso que realizó la vicepresidenta y que culminarán en el acto del jueves.
Es una campaña sin candidatos hasta ahora, pero mantuvo expectativa alrededor del peronismo y el Frente de Todos. Y de esa manera también recreó el espacio de conducción que tendrá un marco de gran masividad el 25 de mayo.
Ese día se cumplirán 20 años de la asunción de Néstor Kirchner en el contexto de una crisis aún peor que la actual. Además de recordar al ex presidente, la intención del acto será mostrar que el peronismo y sus aliados constituyen la fuerza que puede sacar al país de situaciones difíciles. Así como resurgió gracias a Néstor y después Cristina cuando parecía que el país había tocado fondo, esa misma fuerza es la única que demostró que puede hacerlo ahora.
Resulta extraña una campaña sin candidato, pero está claro que el acto cumplirá la función de convocar al pasado como argumento para el presente, un atributo que no puede mostrar ninguna otra fuerza. Si la ultraderecha de Javier Milei se agranda con el falso argumento de que no tiene antecedentes de nada, el Frente de Todos quiere mostrar que, si una vez lo hizo, y en peores condiciones, también podrá hacerlo ahora.
Puede ser absurda una campaña sin candidato. Pero no es más absurdo que el argumento para ganar una elección y resolver una de las peores crisis del país sea no haber hecho nunca nada. Como dijo Pepe Mujica, “hay que tener cuidado con los que repiten en esta época la palabra libertad” y además se enorgullecen porque no son de la casta política.
El argumento es falso porque las listas de Milei están llenas de simpatizantes de la dictadura y los genocidas. Milei mismo fue colaborador del genocida tucumano Antonio Bussi y su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, es una reconocida defensora del terrorismo de Estado. Son enemigos de la libertad y tienen antecedentes desastrosos en la gestión de las dictaduras en las que ellos se inspiran.
Cristina Kirchner consiguió hacer campaña para el Frente de Todos sin desgastar candidatos. Sus adversarios de Juntos por el Cambio y sobre todo los del PRO, arrastran el desgaste por una selección de candidaturas que se complicó en todos los distritos. El frágil y trabajoso acuerdo en el PRO para elegir un solo candidato por encuestas fue un síntoma de que, incluso en la Ciudad de Buenos Aires, el PRO teme perder frente a los radicales en el único distrito que gobierna.
Las definiciones de la vicepresidenta en el canal C5N fueron certeras. Como señaló, las elecciones anteriores fueron “de techo” o sea: eran desfavorables para los candidatos que tenía un techo bajo, aunque tuvieran el piso alto. Estas elecciones, en cambio, al haber tres jugadores con posibilidades, son “de piso”, o sea que favorecen a los candidatos con piso alto, aunque tengan el techo bajo. Al dividirse entre tres, tiene más posibilidades de pasar a segunda vuelta el que tenga más voto propio.
La candidata que mejor encaja en ese análisis es la propia Cristina Kirchner porque ella es la que tiene más alto el voto fidelizado. Quiso decir que, si se mantenía en carrera, tenía muchas posibilidades de pasar a segunda vuelta. Fue una forma de demostrar que si no es candidata no es porque “no le daban los números”, como se regocijaron los analistas del macrismo.
La entrevista del jueves, que concitó la atención de todo el país, demostró, en general, que hubiera sido la candidata más sólida, la que mejor entiende los problemas del país, con una visión activa, no sólo teórica, mucho más que cualquiera de las y los otros y otras que están circulando. Tiene la capacidad de proyectar esa imagen y de cumplirla, lo que le daba también muchas chances para la segunda vuelta.
Pero cuando se le preguntó por la candidatura, fue clara: “Estoy bajo libertad condicional, es mi situación real”. Y en la primera parte de su exposición demostró la persecución que sufre y demolió a la Corte y al Partido Judicial. “Cuando termine mi mandato, volveré a la misma casa que tenía cuando asumí, no aparecí en los Panama Papers, ni en cuentas off shore en ningún lado, todo lo que tengo está en declaraciones juradas”.
La frase que tuvo más réplicas fue: “Espero que nos reemplacen los hijos de la generación diezmada”. Muchos entendieron que era la bendición para Eduardo "Wado" de Pedro, que es hijo de desaparecidos. Puede haber sido así, pero la frase puede tener también un sentido más amplio.
Si no hubo referencias más claras, es porque considera que la situación no está madura. Pero cada vez se acortan más los tiempos para proclamar los candidatos en una elección en la que ella era la candidata que mejor hubiera representado al Frente de Todos. A cualquier otro le resultará más difícil.
Sergio Massa, que hasta ahora había tratado de no hablar de la campaña, entró de lleno en el debate al proponer que el ungido sea por consenso, sin PASO. Y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, que después de Cristina Kirchner es el que mide más en las encuestas, planteó la posibilidad de desdoblar la elección provincial de la nacional, una decisión que depende, en parte, de quiénes resulten candidatos en la elección presidencial, aunque la más importante esté descartada. El tiempo corre junto con esta inusual campaña sin candidato.
Al kirchnerismo, el cambio de lugar de Cristina Kirchner le trastoca una dinámica en el peronismo y en el Frente de Todos. Ya no vale solamente la convocatoria a las marchas, sino la representatividad ante el conjunto de la sociedad. Por su lado, ella es hasta ahora la única que puede encender el entusiasmo y la épica pero ahora le resultará más difícil.
Las reacciones en las redes kirchneristas van desde el enojo hasta la piedad. Son entendibles pero no ayudan a ver el cuadro global de una fuerza política y su líderesa en disputa con el poder.