Muchos soñaron con eso, pero nadie lo logró. Suceder a Maradona en el corazón de los argentinos es una obsesión con la que tuvieron que lidiar muchos jugadores extraordinarios desde que se fue el fenómeno. A los 18 años, Lionel Messi llama a la puerta con, eso sí, muchas ventajas. Hay que decir que el 2005 lo vio ascender a una velocidad que sorprendió a los directivos del Barça y al cuerpo técnico de la selección argentina, a los que la explosión de su talento tomó por sorpresa y se vieron obligados a improvisar en función de él. 

Lionel Messi comenzó su ascenso irresistible en enero, con la selección juvenil argentina, marcando cuatro goles en Colombia durante el campeonato sudamericano. Los argentinos clasificaron terceros y se aseguraron un lugar en el Mundial Sub 20 que ganaron seis meses después en Países Bajos. Fue un auténtico festival que convirtió a la Argentina en el único país que ganó cinco veces ese trofeo. Máximo goleador con seis tantos, el número 18 albiceleste también fue reconocido como mejor jugador del torneo, como Diego Maradona en el Mundial Juvenil de 1979 en Japón.

Las apariciones de Leo con el equipo de primera azulgrana eran todavía esporádicas hasta esa consagración en el mundial juvenil. Tras debutar en el partido de gala contra el FC Porto en 2003, se inició en la Liga el 16 de octubre de 2004, en el clásico contra el Espanyol: una breve aparición de 8 minutos en reemplazo de Deco, seguida de algunas más, aún fugaces, contra Osasuna, Málaga, Albacete, Levante y Getafe.

Hace arder la Liga

Su última aparición de la temporada, contra Albacete, duró sólo tres minutos. Pero fueron suficientes para que hiciera dos goles espectaculares: el primero injustamente anulado y luego otro, igualmente brillante, ambos con pases de Ronaldinho. Ese 1 de mayo de 2005, Lionel Messi se convierte en el goleador más joven del Barcelona en la historia de la Liga: sólo tiene 17 años, diez meses y siete días. La leyenda está en marcha. Mientras la prensa catalana delira con el talento de esta joya de 1,69 metros de altura, Albacete tiene objeciones sobre la participación del argentino porque el Barça ya cubrió su cupo de jugadores extracomunitarios. Pero la Federación Española rechaza la demanda, ya que el jugador no forma parte de la plantilla profesional del club. Su contrato de amateur lo clasifica como jugador “asimilado” y, como tal, no se ve afectado por los cupos de jugadores extracomunitarios. Sin embargo, este imponderable hace que los directivos y el equipo del Barça decidan no volver a contar con sus servicios hasta el final de la temporada. En total, Lionel Messi sólo jugó 77 minutos en siete partidos de la Liga 2004-2005, que el Barça ganó brillantemente. Lo suficiente para dejar huella. Al final de la temporada, el jugador argentino se encuentra en una situación paradójica. Su talento ya dio la vuelta al mundo, pero sigue siendo un amateur convocado a jugar otra temporada en el equipo B, aunque podrá disputar algunos partidos en las grandes ligas. 

El sueño de brillar algún día con la camiseta argentina lo había llevado a rechazar, dos años antes, una oferta de la Federación Española, que le ofreció la posibilidad de jugar para su país por adopción del mismo modo que Francia había hecho con David Trezeguet. La noche de la victoria sobre Nigeria (2-1) en la final del Mundial Juvenil, el 2 de julio de 2005, Lionel Messi le pregunta a su padre: “¿Creés que llegaré a tiempo para jugar en Alemania?”. A menos de un año del Mundial su padre le da ánimo, pero no puede asegurar sus posibilidades.


Contra Hungría, ¡como Diego!

Algunas semanas después, sin embargo, Lionel Messi tiene el principio de una respuesta que llega como una llamada del destino. El técnico argentino, José Pekerman, lo convoca para su primer partido amistoso con el equipo nacional. Se trata de un partido que se disputó en pleno verano europeo, el 17 de agosto, en Budapest, contra Hungría. Increíble pero real, juego su primer partido con la Albiceleste con el mismo rival al que se enfrentó Diego Maradona en su debut en la selección argentina, el 27 de febrero de 1977. 

Lamentablemente, ese gran momento se ve opacado por la decisión del árbitro alemán Markus Merk, que expulsa a Messi apenas un minuto y medio después de que entrara en la cancha en reemplazo de Lisandro López. Una decisión muy severa, que obliga a Lionel a abandonar el terreno de juego, llorando. Pero lo esencial está en otra parte: a partir de este momento, Pekerman no prescinde de él ni las eliminatorias ni en los amistosos. Lionel Messi termina el 2005 con cinco convocatorias y la certeza, pese a la fuerte competencia, de formar parte del grupo que irá a Alemania en junio. 

En Barcelona las cosas se complican mucho más a finales del verano de 2005. El Barça sigue teniendo su cupo de jugadores extracomunitarios lleno, con Ronaldinho, Marquez y Eto’o. No hay lugar para Messi con los profesionales. Entonces, el club catalán decide mantenerlo como amateur, lo que limita sus posibilidades de jugar en primera y lo convierte en una presa fácil, ya que cualquier equipo puede ficharlo por una cifra de 300.000 euros. 

Una elección casi suicida. Y llega el 25 de agosto de 2005. Como cada verano, el Barça se presenta ante su público antes del inicio de la Liga, con un partido de gala en el Camp Nou con uno de los grandes de Europa. Esta vez, el invitado del torneo Gamper es la Juventus. Messi, sin duda abatido tras su desafortunado debut con la selección argentina una semana antes, juega de entrada y decide salir con todo. Su deslumbrante actuación, llena de clase y gestos increíbles, deja en ridículo a Fabio Cannavaro, Patrick Vieira y Jonathan Zebina. “Esa noche, vi a Messi hacer cosas que no veía desde que Maradona se retiró”, se entusiasma el entrenador bianconero Fabio Capello, quien en pleno partido le pide a su antiguo protegido en el Milan, Frank Rijkaard, que le ceda al prodigio por una temporada. El Inter de Milán y el Real Madrid también sueñan con atraer al joven fenómeno. Afortunadamente para el Barça, Lionel Messi le aclara rápidamente a su padre que quiere ganarse un lugar en Barcelona. Así que no hay duda acerca de que no se irá, pero tampoco hay duda de que se quedará con un contrato amateur en el equipo B, unos meses antes del Mundial. El Barça debe hacer lo suyo.

Español naturalizado

Unas semanas después, el 26 de septiembre, está hecho: Lionel Messi se convierte en ciudadano español tras un proceso acelerado, mientras la familia había iniciado los trámites para obtener la nacionalidad italiana a la que le daban derecho sus orígenes. Así, el jugador puede ser inscrito en el equipo profesional del Barça, con un sueldo anual de un millón de euros, más un bono de contratación por la misma cantidad, más extras. Su salario aumentará cada año, según lo previsto en este primer contrato que se extiende hasta 2014, con una cláusula de liberación de 150 millones de euros, idéntica a la de Ronaldinho. 

A fin de 2005 la situación de Lionel Messi ha cambiado radicalmente. El jugador ya disputó once partidos de Liga, diez de ellos como titular, con un gol y dos asistencias. Además, el pequeño argentino jugó cuatro partidos en la Champions League, donde hizo también un gol y una asistencia. La camiseta con su nombre y el número 19, el mismo que había usado su compatriota Juan Antonio Pizzi entre 1996 y 1997, es una de las más vendidas. Ahora le llueven los contratos, como el que lo convierte en imagen de McDonald's. Los canales de televisión lo acaparan y Diego Maradona, el ídolo que dice ver a Messi como su heredero, lo invita a su programa La noche del 10, en canal 13. Cuando viaja a Rosario para pasar las fiestas de fin de año, el jugador puede medir su inmensa popularidad por las multitudes que se forman a su alrededor y por el entusiasmo de los medios de comunicación. 

En 2004, en una publicidad de Nike, Lionel Messi aparecía en medio de un grupo de jóvenes jugadores desconocidos del Barcelona. La cámara se detenía un momento en él, quien decía: “Me llamo Leo Messi. ¡No olviden mi nombre!”. Ya sea jugando por la derecha como en el Barça, o como socio de Riquelme en la selección argentina, Lionel Messi se ha convertido, con sólo 18 años, en una pesadilla para las defensas y en una de las grandes esperanzas del fútbol.