La historia propia y de otros países (Grecia, Portugal, Ecuador, entre otros) enseña que el FMI es un inmenso perturbador de la estabilidad económica y política. En el actual caso argentino el monto de la deuda además es desproporcionado respecto a la capacidad de pago.
Para que el panorama sea todavía más dramático, el stock de reservas de libre disponibilidad en el Banco Central es bajísimo y, si bien las perspectivas son mejores que el pésimo cuadro presente, sería aventurado estimar un incremento de corto plazo extraordinario del flujo de dólares por Vaca Muerta, la minería (litio y otros) y el agro sin sequía.
Para tener en cuenta la dimensión descabellada de la deuda con el FMI vale apuntar el siguiente ejercicio numérico de la relación reservas disponibles y monto del préstamo: si se quisiera cancelar la deuda como hizo el gobierno de Néstor Kirchner en 2005 (9500 millones de dólares con unos 18.000 millones de reservas), se necesitaría que el Banco Central tuviera hoy unos 90.000 millones de dólares a disposición solamente para atender la factura total con el Fondo y no quedar en una situación financiera y cambiaria vulnerable.
Esta cuenta por lo tanto es impagable. Resulta imposible visualizar un escenario cercano que ofrezca la posibilidad de concretar la cancelación. Se presenta entonces un dilema medular acerca de qué hacer con la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Esto implica analizar qué tipo de vínculo es probable de mantener sin colapsar la economía con el principal acreedor individual, que a la vez es un organismo multilateral constituido como el brazo financiero de la geopolítica de Estados Unidos.
Tres grandes ciclos del endeudamiento externo
Tres son los párrafos de la misiva que CFK dedicó a detallar el origen de la actual crisis económica, identificando el inicio en el 2016 cuando el gobierno de Mauricio Macri inauguró el tercer gran ciclo de endeudamiento externo de la historia argentina.
El primero fue el que comenzó Bernardino Rivadavia, en 1824, con el empréstito de la Baring Brothers, que se terminó de cancelar 120 años después (en 1947). El segundo nació con la dictadura militar en 1976 que multiplicó por diez la deuda y se extendió hasta hacerla inmanejable con el estallido de la convertibilidad e inmediato default en 2001/2002. Macri inició el tercero, que aún continúa su desarrollo, con el agravante de que una porción importante de la deuda es con el FMI.
El recorrido de estos tres grandes ciclos del endeudamiento externo tiene rasgos similares:
- El pago de sobretasas de interés.
- Operaciones financieras poco transparentes con vínculos promiscuos entre banqueros y funcionarios.
- Definición de cláusulas condicionantes de la política económica por parte de bancos acreedores, primero, y del Fondo Monetario Internacional, después, organismo que actúa además como auditor del país deudor.
- El desvío de los dólares recibidos hacia otros objetivos no previstos al momento de solicitar el crédito externo.
- La aplicación irregular de los recursos obtenidos.
- Los fondos ingresados por los créditos externos fueron el canal de alimentación de la especulación financiera en el mercado local y posterior fuga de capitales.
El origen de la investigación de las irregularidades del préstamo del FMI
La deuda con el FMI cumple con cada uno de estos rasgos que se repiten en el extenso recorrido del endeudamiento externo del país. Pero tiene un agregado que lo hace todavía peor. Fue un crédito político para financiar la campaña electoral de un candidato de derecha, motivado por un objetivo geopolítico de Estados Unidos: impedir el triunfo de una fuerza política "populista" y detener el avance de China en la región.
El saldo es todavía más dramático porque esta movida estadounidense no tuvo éxito: Macri perdió la elección y China sigue ganando espacio en Latinoamérica ante la ausencia de una activa política de financiamiento a la región (para obras de infraestructura como para auxiliar finanzas públicas) de Estados Unidos. Sin embargo, ese insólito crédito ha dejado a la economía argentina con un elevado grado de subordinación financiera y, por lo tanto, también política al FMI, que es lo mismo que decir a Estados Unidos.
El último informe de la Auditoría General de la Nación sobre este crédito es lapidario. Vale recordar que la pesquisa original y posterior denuncia judicial del préstamo del FMI fue realizada en forma conjunta por el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, el Centro para la Integración Financiera/CEPPAS y la Coordinadora de Abogadxs de Interés Público (CAIP).
La investigación, detallada en estas páginas en mayo de 2019, demostró que, para contraer el crédito más importante de la historia argentina y del propio FMI, el macrismo violó todas y cada una de las normas nacionales que determinan cómo se tienen que tomar decisiones administrativas de estas características. La AGN confirmó las irregularidades, como también lo había hecho antes la Oficina Anticorrupción, la Procuración del Tesoro y la Sindicatura General de la Nación (Sigen).
Mientras, la jueza María Eugenia Capuchetti, a cargo de la causa judicial y con evidentes vínculos con el macrismo, tiene dormido el expediente. Es la misma magistrada que se desentiende del pedido de profundizar la investigación sobre el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Cuál es el desenlace de una economía con una deuda impagable
A lo largo de la historia económica argentina la deuda externa ha sido el principal condicionante de la política económica y vehículo para la transformación de la estructura económica, o sea del modo de acumulación. Esto ha sedimentado en el siguiente aprendizaje.
- El financiamiento internacional fue funcional a las necesidades de los acreedores y de sectores económicos dominantes para obtener ganancias extraordinarias en dólares para luego girar capitales al exterior.
- El endeudamiento externo lejos de contribuir al desarrollo productivo sirvió para reestructurar deudas privadas, transferir al exterior utilidades de las multinacionales, formar oligopolios o monopolios con financiamiento externo que facilitó el desplazamiento de la competencia de empresas sin acceso al crédito, facilitar la compra de activos nacionales por firmas extranjeras y acelerar la fuga de capitales.
- La imposición de condiciones de ajuste económico para garantizar el repago de la deuda, que deriva en un profundo deterioro sociolaboral.
- Los organismos internacionales de crédito (FMI-Banco Mundial) nacieron del Acuerdo Bretton Woods, rubricado por las potencias occidentales culminada la Segunda Guerra Mundial, para ayudar a los países con problemas en el balance de pagos. Ese propósito terminó desdibujado y ambos organismos se transformaron en auditores de países endeudados al servicio de la comunidad financiera global.
- Este cuadro de situación revela que las moratorias, las suspensiones de pago y el default fueron respuestas a circunstancias extremas a las que fueron arrojadas las economías endeudadas.
Qué dice Sergio Massa sobre la deuda
En el encuentro del Frente Renovador del último viernes, el líder de esta agrupación política y actual ministro de Economía, Sergio Massa, habló, entre otros temas, acerca de la carga de la deuda, en línea con el análisis de Cristina Fernández de Kirchner.
Mencionó que el país vivió un endeudamiento feroz y que es una herencia (la de Macri) que va a perseguir a la Argentina por muchos años. Indicó además que la economía argentina tuvo que enfrentar una pandemia como el resto del mundo pero sin crédito (agotado tanto el interno como el externo durante la gestión Macri), que implicó una muy fuerte emisión monetaria "y esa bola de pesos hoy en parte explica la inflación, por falta de crédito multilateral y por falta de crédito soberano".
Afirmó que "el drama terrible que representa la inflación" tiene que ver centralmente con una suma de factores que empiezan "en el endeudamiento que sacó de la cancha a la Argentina en el 2018" (cuando se firma el acuerdo con el FMI para evitar el default con los acreedores privados). Para concluir que en los próximos años el país tiene dos grandes desafíos:
- "Uno, lo planteó ayer muy bien la Vicepresidenta, el tema de deuda. Argentina necesita un gran acuerdo de toda la dirigencia política para resolver los temas de la deuda y la dolarización de la economía, en términos culturales pero en términos estructurales".
- "El otro, los desafíos del crecimiento, pero hay que lograr que ese crecimiento llegue a la gente".
Qué dice Cristina Kirchner del FMI en la última carta
Como se mencionó, CFK ubica al gobierno de Macri como el comienzo de la pérdida de "la Democracia económica" porque, recién asumido, inició "un brutal nuevo ciclo de endeudamiento externo que culminaría con el retorno del Fondo Monetario Internacional a través de un préstamo insólito, inédito y político, cuyo objetivo no sólo era ayudar a ganar las elecciones a ese 'gobierno amigo', sino también permitir la retirada en dólares de los fondos de inversión especulativos".
En esta instancia, señala lo que hace el FMI en cada país que recibe su asistencia financiera, que no es igual a la situación que se da cuando el crédito es de bancos internacionales o los grandes fondos de inversión. CFK indica que el Fondo "interviene, toma el timón de la economía argentina, impone su programa económico y se dispara otra vez el proceso inflacionario sin control en la Argentina".
Así la acción del Fondo no sólo es perturbadora de la estabilidad económica, sino también política, como apunta Cristina Kirchner al explicar que "la casualidad no es una categoría política y, por eso, no es casual que ninguno de los dos Presidentes que aceptaron el programa del FMI conserve aptitud electoral. Sin embargo, en política sí hay causalidad y la determinante es la economía".
Esos dos Presidentes son Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Luego menciona que una economía con elevado endeudamiento en dólares, bimonetaria, con una histórica restricción externa y fuga de capitales, "inevitablemente coloca en rojo la cuenta corriente de nuestro país que, ante la escasez de dólares, siempre termina con la inflación descontrolada, corridas cambiarias contra la moneda nacional, devaluación y más inflación".
Aquí entrega una definición crucial para el debate político y económico: "Así resulta imposible para cualquier gobierno administrar razonablemente la natural puja distributiva por el ingreso y convierte a la inflación en el más fenomenal instrumento de transferencia de recursos de toda la sociedad a los sectores más ricos y concentrados de la economía que se apoderan de esa renta extraordinaria en un marco de laxitud tributaria".
La palabra "imposible" indicando que sería "para cualquier gobierno" implica un mensaje inquietante para quienes insisten con "la letanía" –en palabras también de CFK en el reportaje en el programa Duro de Domar- Cristina Presidenta.
Esta sentencia tiene un dramatismo que exige avanzar en el análisis de esta hipótesis acerca del margen de acción de la gestión política y económica.
Para ello es necesario retomar el dilema expuesto al comienzo: qué hacer con el vínculo político con el FMI (que es con Estados Unidos) y cómo encarar la administración de un crédito que es impagable ahora y que lo será por muchos años en las condiciones existentes de los actuales programas macroeconómicos del Fondo.