Andaba Bruno Arias con su trío desandando músicas cuando, como quien no quiere le cosa, le da por homenajear al Dúo Salteño. Sin tener la menor idea que uno de sus integrantes --el “Chacho” Echenique-- estaba ahí, escuchando y mirando, empezó. La zamba, alguito complicada de cantar como aquellas que proponía el dúo, es de estreno. Se llama “Patricio del más allá”, y habla de aquella manga de salteños que maravilló al mundo con sus poesías, estrellas y canciones: Patricio Jiménez, Manuel Castilla, “Cuchi” Leguizamón y el “Chacho”, claro. “Que venga el diablo y te explique lo que hacen el "Chacho" Echenique, Castilla y Leguizamón”, dice una parte de la letra, y basta para que el corazón de ese hombre calvo, gigante, de 83 años, sentado al fondo de las gradas, se convierta una vez más en voz: “Gracias Bruno, muy amable”, grita y despista al chango volador que, abrumado por la emoción, decide cambiar el repertorio sobre la marcha…le regala una sentida versión de “El tren de Alemania”, de Castilla y Jiménez.

Fue esta, de entre las varias emociones que dejó el vigésimo aniversario del “Encuentro de Música Popular de Rosario”, tal vez la más intensa. En primera instancia, porque dio en el blanco de lo que el evento representa desde su origen, en 2004: el cruce generacional con las músicas de raíz como nexo. En segunda, por lo sorpresivo de la secuencia –bastó ver el gesto de Arias para conmover— y en tercera, porque no pudo haber mejor previa para el concierto que Echenique --nombrado visitante distinguido del encuentro— daría al día siguiente.

El “Chacho”, claro, cumple y dignifica en la segunda noche. Tras las presentaciones en la Sala Lavardén de los Ensambles –de voz primero, y luego de guitarras— producto de los talleres de formación, más las de Sergio Zabala, el trío Aromo y Ángela Irene, la figura imponente de Echenique se potenció en escena. Solo con su guitarra, la pata sobreviviente del dúo que inmortalizó las zambas del “Cuchi” Leguizamón, se plantó a guitarra y voz peladas con una conmovedora versión de “Purmamarca”, que llegó a las alturas del canto norteño, pese a sus más de ocho décadas de vida, carnavales y misterios. Sentimiento puro y pulmones sublimes. “Nunca es en vano estar permanentemente presentes”, dijo entonces el “Chacho”, e invitó a Martín Neri bajo el propósito de recrear el aura del Dúo Salteño. Lo logran ambos –y arrancan mil aplausos— con tres visitas para atesorar en algún rinconcito nítido del alma. Una de “Doña Ubenza” –creación de Echenique--; otra de “Maturana”, zamba planetaria del “Cuchi” y Castilla; y una tercera de “Zamba de Juan Panadero”, creada por la misma dupla. “Me comprometo, mientras viva, a estar acá con ustedes”, prometió el salteño.

Otro alto pico emotivo del XX aniversario del Encuentro fue el homenaje a la “visitante distinguida” Hilda Herrera ofrendado durante la última noche en el Parque España por Nicolás Muller, Matías Martino, Sebastián Gangi, Susana Ractliff, Eduardo Spinassi y Juancho Perone. De antología fue la versión de la zamba “A qué volver” que dejó para la posteridad la pianista de 91 años, al igual que ciertas intervenciones de los variopintos artistas presentes.

En este sentido, pues, quedaron para grabar en la data madre del Encuentro --además de la intensidad de los homenajes a Echenique y Herrera-- la versión de “El Mensú”, a cargo del trío Garupá, que levantó aplausos a rabiar durante la primera noche. El fino e intimista encare de Del Agrio Dúo, a través de calmas e intimistas versiones de “La mirada”, de Jorge Fandermole, una chacarera propia y surerita llamada “Los aparecidos”, y “La zapalera”, zamba hecha en homenaje a Zapala, derredor del terruño patagónico que vio nacer a sus integrantes, los hermanos Federico y Nicolás Pérez.

También las armonías entre spinetteanas y puntanas de Sergio Zavala. La experiencia hecha canción de Ángela Irene, bien custodiada por la guitarra de Manu Navarro –preciosa la versión que ella y él hicieron del huayno “Solo luz”, de Raúl Carnota--. La sinergia entre música popular y académica que propusieron el dúo Lilian Saba-Marcelo Chiodi primero y la propuesta “Música Argentina para Cuerdas”, de la Orquesta de Cámara Municipal de Rosario (dirigida porLucas Querini e integrada por el mencionado Neri, Myriam Cubelos, Julián Venegas, Aldana Moriconi, Juancho Perone y Marcelo Stenta), después, durante la noche del viernes en el Parque España.

También las presentaciones de Tridente; del santafesino Mario Bernachea, de la cantora pampeana Hilda Alvarado –sobre todo a través de una briosa ejecución de la “Milonga del alucinado”, de Falú-Dávalos--; y de Marian Farías Gómez, que despertó emociones en el Sindicato de Empleados de Comercio, durante la noche del jueves, reivindicando a dos de las suyas: Eladia Blázquez (“Gracias, a pesar de todo”) y María Elena Walsh (“Como la cigarra”).

Va de suyo, que el Encuentro cumplió asimismo con su sino histórico una vez más a través de los talleres de formación que fueron doce, y que tuvieron su corolario final en algunas muestras en público. Tal el caso del Ensamble de voces, con Manu Navarro al timón, y una sentida visita de “Sapo cancionero”. El de guitarras, guiado por Marcelo Stenta, y una suite de tres piezas con Atahualpa Yupanqui como blanco. Y el del Ensamble Instrumental que, coordinado por Andrés Pilar, mostró su resultado final en el Centro Cultural Fontanarrosa.