Victoria hoy tiene 20 años, quiso usar su propio nombre en esta nota, y por primera vez decidió ponerle voz propia a su caso, conocido como el caso de Las Juntas por el lugar en donde sucedieron los hechos en la semana del estudiante de 2018. 

Tenía quince años cuando tres adolescentes (hoy condenados), que pertenecían a su misma escuela, la sometieron a un abuso sexual. La revictimización social y judicial la moviliza hoy a ponerle su propia voz al caso, a cinco años del hecho, y un año de la condena. “Hoy decido hablar porque en estos cinco años de un extenuante proceso, no alcé mi voz. Muchos hablaron por mí porque yo aún no encontraba el valor de hacerlo", lamenta. 

La joven aún recuerda su desesperación el primer día del Juicio porque los tres acusados llegaron tarde. Venía esperando casi cinco años para el debate, y en el último momento la “tortura” continuaba. “La audiencia de casación, de lo que ellos reclamaron, fue a finales de abril y aún sigo esperando. De esta forma es como si no pudiera cerrar todo lo que pasó y dejarlo atrás”, comenta a Catamarca/12.

“Siempre me escondí, intenté ocultar lo que ocurrió lo más que pude. Todavía puedo recordar el temor que tenía cada vez que se viralizaba una noticia de mi causa de que alguien me descubriera y pasara de ser Victoria, a ser la`chica violada o la chica que miente´, confiesa.

"Mis miedos no creo que sean infundados, lo he visto de cerca al pacto no verbal que hay entre la mayoría de hombres de cubrirse entre si, pero lo triste es ver como las mujeres de manera inconsciente forman parte de ese pacto de igual manera. En este proceso fui traicionada por una mujer y amiga, obligada a mentir por el miedo a ser rechazada por sus pares”, relata.

Su relato es crudo y valiente. Asegura que aún duda de ella misma y de su fortaleza. “El suceso fue hace más de cinco años pero tengo pesadillas como si hubiera ocurrido ayer. Esto me llevó a tomar malas decisiones como también interfirió en mis relaciones inter personales”, explicó, y contó que actualmente es paciente de Salugénica en Catamarca. Lugar que contiene a sobrevivientes de intentos de suicidio.

La Justicia de Catamarca con su lento accionar logró lo peor: una joven valiente, que enfrentó los traumas del abuso, hoy no sabe si hizo lo correcto al denunciar.  “Tal vez si no denunciaba no hubiese pasado por el trauma”, dice y recuerda que sólo se animó a contarlo en diciembre de 2018 cuando la actriz Thelma Fardín denunció el abuso que sufrió por parte del actor Juan Dhartés.

“Con lo que pasó ahora (la absolución del actor) me siento incómoda. Es como si dejaran de creer en todo. Además ellos tres, pese a la condena (de 7 y 3 años de prisión respectivamente) actúan como si fueran las víctimas. Aún recuerdo que se presentaban a mi trabajo para incomodarme e incluso que todos sus testigos del juicio fueron a comer al bar donde ellos sabían que yo trabajaba, la noche anterior al juicio”, cuenta.

Esa impunidad, más el miedo al juzgamiento de la sociedad, la deprimen. “No hay contención de ninguna manera por parte de la Justicia, no existe un ente que ayude a la víctima a hacerlo más tolerable”, reclama.

La Justicia no está a la altura. Pasé por fiscales inoperantes que luego se inhibieron. Del juicio sólo recuerdo las palabras horribles del abogado de ellos a quien nadie hacía callar. En la Justicia todo se vuelve protocolar y en el protocolo se pierde la humanidad”, analiza.

“En su momento hablé en la casación e intenté poner en palabras el dolor que cargaba por todos los años de faltas de respeto, hostigamiento y hasta burlas. No puedo hablar por las demás sobrevivientes, pero para mí se siente como algo que se rompió dentro mío y que no puedo reparar. Pero luego de mucho analizar y pensar en lo que realmente significa sentirse quebrada, es que de cada pedacito se puede hacer algo maravilloso, no se si algún día se supera, no obstante si se aprende a convivir con el trauma”, cuenta y una sonrisa de alivio se dibuja en su cara.

“Ser sobreviviente no solo es pasar el hecho, es también intentar recuperar el sentimiento de autopreservación. Porque por lo menos en mi caso estuve perdida mucho tiempo. Mucho tiempo pasé poniéndome en peligro y tomando malas decisiones, solo por no creerme merecedora de cuidado, protección y bienestar”, detalla Victoria.

“Ahora me encuentro en tratamiento y saliendo adelante. Intentando resignificar lo que tres bestias me hicieron, en algo de qué aprender y si es posible ayudar a otras víctimas”, concluye. Y asegura: "No voy a dejar que nadie más hable por mí de nuevo. Pero por supuesto, agradezco a quien lo hizo mientras yo recobraba fuerzas como a mi excelente abogado (Iván) Sarquis y al fiscal (Alejandro) Dalla lasta”.