De un tiempo a esta parte, el tema del herpes zóster (HZ) o de la culebrilla, como es conocido popularmente, está por todos lados. Publicidades por la radio, la televisión y los diarios, y una gran cantidad de afiches inundan la vía pública de cuerpos con sarpullido. Un fenómeno que despierta la atención y coincide temporalmente con la aprobación por parte de Anmat de la vacuna elaborada por GSK para prevenir las formas graves de esta enfermedad en adultos mayores de 50 años y mayores de 18 años inmunocomprometidos. En paralelo, aunque por la visibilidad que adquirió la enfermedad se podría prever un incremento de casos, los especialistas consultados por este diario y el Ministerio de Salud aseguran que el país no se encuentra en un escenario de mayor complejidad.
El origen de la infección viral ocasionada por el herpes zóster se relaciona con la reactivación del virus de la varicela zóster. Esto es: solo aquellos individuos que de niños o adolescentes tuvieron varicela afrontan la posibilidad de tener herpes. Una enfermedad que se mantiene agazapada y que puede despertarse, en especial, a partir de la adultez avanzada. Así lo explica Mario Lozano, virólogo del Conicet: “Es el virus que provoca la varicela cuando somos chicos y la culebrilla cuando somos grandes. De existir un rebrote en la sociedad, no es por aumento del contagio; ya que prácticamente el 100 por ciento de la población tiene al virus dentro del organismo desde que somos chiquitos. Lo que en verdad hace el virus es reactivarse, fundamentalmente, cuando nuestras defensas están bajas por algún motivo”.
Bettina Seoane, médica pediatra y gerente médico de vacunas (cono sur) de GSK coincide con el diagnóstico de Lozano. “No hay un rebrote, pero hay una realidad: pese a que es una enfermedad que está desde siempre, no se conoce tanto. Hay muy poca gente que entiende la gravedad vinculada a la complicación del dolor”. Y continúa: “Es un problema que en algunos casos se prolonga por varios años e impide que te puedas poner la ropa y que cuando te acuestes tengas que evitar que la sábana toque el cuerpo”.
De acuerdo a datos recopilados por la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), se estima que más del 99 por ciento de los adultos mayores de 40 años se ha infectado con el virus varicela zóster y pueden desarrollar herpes zóster. Entre el 20 y el 35 por ciento de las personas inmunocomprometidas tendrán un episodio de HZ a lo largo de su vida; porcentaje que aumenta al 50 por ciento en caso de mayores de 80 años que no lo hubieran padecido con anterioridad.
Erupción, complicaciones y tinta china
“No es algo muy grave, por el contrario, es una enfermedad que se caracteriza por tasas muy bajas de problemas realmente serios. Son virus que se alojan en el sistema nervioso central y utilizan una serie de células nerviosas como lugar donde se asientan”, expresa Lozano. Y continúa: “En el organismo tiene baja replicación, pero se puede liberar hacia la dermis donde habitualmente es combatido por los glóbulos blancos. Sin embargo, si el individuo tiene las defensas bajas, el virus puede proliferar y causar las lesiones en la piel tan características”.
La infección se expresa a través de una erupción en la piel, que puede prolongarse hasta por un mes. Los pacientes también experimentan picazón, sensación de hormigueo y sensibilidad al tacto. Conforme transcurren los días, las ampollas se convierten en costras que a las semanas desaparecen. No obstante, en algunas ocasiones, el cuadro puede complicarse y generar un dolor que se extiende por los nervios y la piel (provocado por la neuralgia posherpética) que potencialmente dura desde tres meses hasta largos años.
Una vez detectado el sarpullido y, como se suele recomendar para otras patologías, es vital la consulta al médico de confianza. Así lo refiere Seoane: “Es importante llegar con el tratamiento a tiempo, porque no hacerlo puede complicar las cosas. En general puede tratarse con una medicación antiviral y si no se hace puede ocasionar riesgos diversos. Puede presentarse en el tórax, o bien, hacerlo en el ojo y llevar a perder la visión”.
A menudo, las personas se ven engañadas y recurren a curas caseras que prometen una falsa eficacia. La tinta china, antiguamente considerada un antiséptico, no constituye más que un mito en la medida en que no produce ningún beneficio para revertir la infección.
Vacunas, campañas e intereses
Si bien el HZ es el mismo virus que provoca la varicela, la vacuna que las personas se dan a los 15 meses y a los seis años (por calendario obligatorio) no ofrece cobertura para el herpes zóster. En 2014, Argentina contó con una vacuna que de manera específica buscaba prevenir las formas graves de esta infección, pero actualmente dicha tecnología no se encuentra disponible.
Hacia fines de marzo de este año, la Anmat aprobó una vacuna diseñada por el laboratorio GSK, fórmula que en 2017 ya había obtenido el visto bueno de la FDA, el ente regulador de Estados Unidos. La plataforma, que se administra en dos dosis y cuya protección se extiende por una década, tuvo un 97 por ciento de eficacia en los ensayos clínicos. Como sucedía con la covid, si bien no impide la enfermedad, sí es útil para prevenir casos graves. A la fecha, la vacuna es recomendada en personas inmunocomprometidas (individuos con VIH, pacientes trasplantados y oncohematológicos), mayores de 18 años con riesgo y mayores de 50 años.
En diálogo con este diario, fuentes del Ministerio de Salud señalaron que “si bien esta vacuna fue aprobada por Anmat, a la fecha no fue adquirida ni es provista por el Ministerio de Salud. La vacuna está disponible en el subsector privado y su indicación es individualizada, a cargo del médico de cabecera”.
En el siglo XXI, los laboratorios constituyen corporaciones poderosísimas que se dedican a brindar soluciones para el campo de la salud. Como cualquier compañía tienen sus intereses: invierten dinero en ensayos clínicos y luego quieren recuperarlo. Desde aquí se explica el hecho de la campaña publicitaria para que la sociedad conozca la enfermedad y sepa que existe una vacuna. “La campaña de concientización está orientada hacia el dolor que experimentaron distintas personas. No se vincula con un aumento de casos, porque de hecho no lo hay. Realmente, como directora médica lo primero que quiero es que la gente conozca la enfermedad”, detalla Seoane. Después admite: “Es real que se lanzó una vacuna y que estamos intentado que sea accesible para la mayor cantidad de gente”.
En este marco, resulta clave que la inundación de publicidad no se traduzca en un mensaje de alarma para la sociedad. Sobre todo, cuando la alarma, en parte, parece estar injustificada.