Ciudad Jardín, Lomas del Palomar, Tres de Febrero, fue fundada en 1944 por el empresario alemán Erick Zeyen siguiendo el modelo urbanístico ideado a fines del siglo XIX por Ebenezer Howard, la Ciudad-Jardín. Este modelo buscaba combatir el acelerado crecimiento urbano que atravesaban las principales capitales europeas durante el siglo XIX, y la consecuente precarización de la viviendas y hacinamiento de la clase obrera, a través de la construcción de ciudades cooperativas descentralizadas e integrales donde se prioricen los espacios verdes y se cuide la salud de sus habitantes. Este proyecto utópico se publicó en 1898 en el libro Mañana: Un camino tranquilo hacia una reforma real y tuvo un éxito inmediato. Si bien el proyecto social de Howard de reformar la sociedad capitalista fue rápidamente dejado de lado, a favor de la planificación urbana de ciudades verdes con un crecimiento organizado y limitado, las ciudades-jardín tuvieron un impacto notable en la concepción espacial del siglo XX y se desarrollaron numerosas pruebas alrededor del mundo. La ciudad construida por los empresarios alemanes en la provincia de Buenos Aires fue la primera ciudad-jardín de Latinoamérica.
Desde su origen existió en Ciudad Jardín, Lomas del Palomar un aire utópico donde la naturaleza y sus habitantes parecen encontrarse en comunión. En torno a este vínculo giran todos los proyectos de “La montaña”, un museo ideado y llevado a cabo por las hermanas Eugenia y Cecilia Rodríguez Berisso en 2017 que busca rescatar el patrimonio histórico de su ciudad. En esta misión, unir a los vecinos de esta particular localidad para que cuenten su historia colectivamente tienen un lugar fundamental. La restauración de las memorias del creador de la ciudad y sus publicaciones históricas, las proyecciones al aire libre y sus intervenciones artísticas, sus charlas y muestras buscan eso: registrar una historia que permanece en sus habitantes y que se encuentra en constante desarrollo.
“Ciudad jardín es una creación increíble. Se crea un universo y después, una ciudad con todas sus cosas. Sobre una tierra que ya tenía una historia, donde se produjo la batalla de Caseros y donde había una enorme arboleda plantada por la familia de Pereyra Iraola, se produce esta gran creación. Desde las calles y las tejas de las casas, hasta su himno y el escudo. Si bien tiene un creador principal, que es el que escribe sus memorias, todo el tiempo él aclara, y se ocupa de enumerarlos, que esta ciudad fue construida por un montón de “muchachos de F.I.N.C.A.” afirman Cecilia y Eugenia Rodriguez Berisso.
Dentro de los distintos formatos de creación a los que recurre La montaña para abordar la historia de Ciudad-Jardín, el documental "Muchachas de finca" se presenta como una herramienta que les permite registrar la historia oral tanto de las vecinas históricas como de las más jóvenes y las nuevas que se mudan a la localidad.
“El título de la serie es un guiño a la historia de Ciudad Jardín. Sus creadores se hacían llamar Los muchachos de F.I.N.C.A., sigla de la empresa constructora que proyectó y levantó la ciudad y que aún se deja ver grabada en los ladrillos de muchas de las casas y construcciones, como el cine y la escuela. En muchachas de finca la sigla se convierte en palabra, remitiendo así a la finca, al campo, a un jardín , a una flor, a un fruto y sus semillas”. afirman.
El proyecto de la serie documental nace en el año 2018. Lleva tres capítulos de aproximadamente una hora de duración estrenados y dos más en proceso de postproducción. Las proyecciones se realizan en cines y espacios culturales de la misma ciudad y son acompañados por sus protagonistas que esperan ansiosas el momento en el que verán sus historias registradas en la pantalla grande.
En el primer capítulo de la serie disponible para ver en Youtube, una de las mujeres entrevistadas, Betty, se pregunta a cámara: “¿Hay algo más hermoso que mirar?” En torno a esta pregunta parece girar la búsqueda estética de las directoras. Su cámara, silenciosa, recorre los espacios que las vecinas habitan y describen. Su mirada, sin embargo, no es pasiva sino que participa activamente de este recorrido, en constante movimiento, reencuadrando y cambiando el enfoque, buscando a partir de sus entrevistas nuevos puntos de vista que permitan capturar aquel elemento mágico que parece rodear a los habitantes de Ciudad Jardín.