En otro proceso que involucra a los Passaglia, la familia de mayor poder en San Nicolás, la Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires hizo lugar por tercera vez a una cautelar solicitada por vecinos y ambientalistas. Se presentaron en defensa de la reserva ecológica Rafael Aguiar, que abarca la costa del Paraná y parte de las islas de la zona nicoleña. Los trabajos que la Corte ordena detener facilitan el desarrollo de negocios inmobiliarios en tierras protegidas.
El fallo establece tres cosas: la clausura del puente que permite el tránsito vehicular hacia las islas, el cese de las obras y el retiro inmediato de toda la maquinaria abocada a esas obras. Además, dispone que se remita copia del expediente a la fiscalía, para que investigue la posible comisión del delito de desobediencia de orden judicial, tipificado en el artículo 368 del Código Penal, que contempla multas y penas de hasta un año de prisión.
Como relató oportunamente Buenos Aires/12, ya hubo otras clausuras incumplidas, denunciadas tanto por ambientalistas como por medios de prensa local. La medida, a su vez, generó la reacción del intendente Manuel Passaglia en Twitter.
"Esperemos que revean la situación y dejen la política de lado, porque a los únicos que están perjudicando son a nuestros vecinos", escribió el intendente en una frase que no especifica el sujeto. "Esto no solo le quita a todas las familias la posibilidad de disfrutar su tiempo libre en su propia ciudad, sino que frena el desarrollo turístico que San Nicolás comenzaba a tener."
Las respuestas públicas del mandatario local continuaron a la semana siguiente. Convertido en uno de los principales apoyos del PRO en territorio bonaerense, sin dar razón lógica de sus dichos aseguró que su gestión va a “defener a San Nicolás del kirchnerismo”.
“Hace una semana, clausuraron el puente que une la ciudad con las playas y el río. Ahora, quieren volver a colocar tras un muro los terrenos donde construimos el Parque del Acuerdo", insistió con su estilo de frases con sujeto tácito. "Buscan quitarnos espacios que disfrutan los vecinos porque pensamos distinto a ellos. Los nicoleños vamos a estar más unidos que nunca y a defendernos de sus ataques y prepotencia.”
El origen del conflicto
El Ejecutivo local aprovechó el momento más duro de la cuarentena, en 2020, para iniciar obras expresamente prohibidas por el plan de manejo de la reserva, que tiene rango de ordenanza municipal. Los vecinos demandaron al intendente pero las obras siguieron: ensancharon el camino, construyeron un puente para facilitar el acceso vehicular y colocaron mobiliario fijo en la zona de playa, que además concesionaron. Otra ordenanza municipal creó la figura del "ecoparque", pero dos fallos, antes de éste, ordenaron el cese de las obras. La ordenanza regula muy claramente lo que se puede hacer y lo que no, tanto en suelo público como en las propiedades privadas que están dentro del área protegida.
Un comerciante local que pidió reserva de su nombre por temor a represalias sostuvo que “el intendente habla del puente porque es la única parte del fallo que está dispuesto a cumplir”. Efectivamente, en estos días no era posible transitarlo. Pero las obras, lejos de detenerse, se aceleraron. El camino que se ensanchó y mejoró conduce a la playa pero no se detiene allí. Sigue unos 6 kilómetros más, donde hasta hace poco hubo monte nativo, luego deforestación y muy pronto florecerán los emprendimientos inmobiliarios.
A modo de ejemplo, los lugareños señalan, en esa zona, cómo las aves vuelan en círculo, en busca de los árboles que hasta hace poco eran su hogar. Fueron arrancados de cuajo a pesar de los órdenes judiciales y hoy están tirados en un arenal cercano.
Uno de esos emprendimientos, beneficiado por las obras, Gen Río Costanera, se construye sobre un terreno de Luis Passaglia, hermano de Ismael y tío del actual intendente. Ese es el motivo al que los críticos de la familia Passalglia atribuyen la celeridad de las obras a pesar de las reiteradas órdenes de clausura. Una versión no confirmada indica que ya hubo ventas en pozo.
Luis Passaglia es el hermano menor de Ismael y, a diferencia de éste, nunca participó activamente en política partidaria. De profesión abogado, posee uno de los estudios jurídico contables más importantes de la ciudad, que se fortaleció a medida que la familia acrecentaba su poder.
Ismael Passaglia, el jefe de la familia, fue electo intendente por el Frente Para la Victoria en 2015, pero en 2018 selló su pase al vidalismo, cuando la entonces gobernadora lo nombró al frente del Instituto de la Vivienda. Lo sucedió quien hasta ese momento presidía el concejo deliberante, su hijo Manuel. En 2019, Ismael nombró a Luis como personal del Instituto a pesar de que regía la prohibición de contratar familiares.
La matriz de negocios privados a partir de la rezonificación o directamente mediante la utilización del suelo público, favoreciendo procesos de gentrificación, no es nueva en el PRO. La dinámica es simple: los inversores, amigos del poder local, compran barato lo que saben que después se valorizará -el caso de Parque Patricios o Catalinas en la Ciudad de Buenos Aires sirve como ejemplo- o dirigen la obra pública hacia donde ya tienen sus intereses y propiedades, como en este caso, con el atractivo y la rentabilidad adicional que genera la vista al río Paraná.
Todo el pueblo sabía cuál era la casa de Luis Passaglia. Construida hace alrededor de una década, sobre un terreno de media manzana, muy cerca del santuario de la virgen, llamaba la atención de quien pasara por el camino: grande, suntuosa, con un diseño novedoso. La casa primero fue vallada, para dificultar la visión desde la calle. En pocas semanas fue demolida y este año comenzó la construcción de un complejo, que todavía continúa, a pesar de la orden judicial.
Las vallas anuncian, todavía hoy, el proyecto "Gen Río Costanera", con imágenes y renders de departamentos de lujo. El sitio web publica que "Gen Río tiene un concepto de casa en altura con superficies de 70 por ciento cubiertas y 30 por ciento balcones terrazas todas, con vista infinitas al rio". Según describe la publicidad, el complejo estará conformado por 33 unidades de 1, 2 y 3 dormitorios que van desde 75 metros cuadrados, hasta 222 metros cuadrados, dispuestas en 6 niveles, con cocheras y bauleras en subsuelo y planta baja. La terraza de 660 metros cuadrados con gimnasio, pileta y SUM con vistas al río se convertirá en la más grande de la ciudad.
El emprendimiento suma, en su totalidad, cerca de 6.000 metros cuadrados, con un valor de mercado estimado por fuentes del sector en 2 mil dólares.
Pero el proyecto no está solo. Muy cerca de allí, también en la Costanera Alta, se construyó un muro perimetral alrededor de una fracción de 7 hectáreas que pronto se anunciará como futuro country club.