El secretario General de la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro, Beto Pianelli, afirmó este martes que el reclamo de los denominados "metrodelegados" responde a "estar menos tiempo expuestos" al asbesto, material cancerígeno presente en las formaciones e instalaciones fijas.
Los trabajadores del subte llevan a cabo desde hace semanas una serie de “medidas de autodefensa” en el marco de un plan de lucha en el que exigen la reducción de la jornada laboral a 30 horas semanales, “para tener dos francos y disminuir nuestra exposición al asbesto".
En diálogo con AM750, recordó que tanto Metrovías como Emova no solo no retiraron el asbesto en 2001, cuando se prohibió, sino que en 2011 -con Mauricio Macri como jefe de Gobierno porteño- trajeron más formaciones con dicho material.
"Hasta ahora, en cinco años, sacamos 90 toneladas de asbesto y creemos que quedan aproximadamente 200", señaló en Aquí, allá y en todas partes.
"Cuando nos enteramos le pedimos la empresa que haga los estudios correspondientes para ver en qué condiciones estamos los trabajadores. En cinco años ya tenemos 87 trabajadores -de 2.700- estudiados afectados por el asbesto, 6 trabajadores con cáncer y 3 fallecidos", lamentó.
"De un día para el otro nos encontramos que, cada dos años, vamos a tener que hacernos estudios para ver si se desarrolla un cáncer producto de este material sin que se nos haya avisado", agregó.
"El asbesto se encuentra en las formaciones y en las instalaciones fijas, es decir, en los talleres, en las usinas y hasta en las bombas de agua. Cuando se prohibió el material, la empresa no solo no lo retiró sino que no nos avisó, por eso trabajamos sin saber", dijo.
"Cuando hay un riesgo que no se puede evitar, porque no se puede cerrar el subte, queremos estar el menor tiempo posible expuestos a ese material. Queremos ganar tiempo de vida estando menos tiempo expuestos", concluyó.
¿Qué es el asbesto?
El amianto o asbesto es la combinación de un grupo de minerales inodoro. Sus fibras se esparcen por el aire y provocan cáncer a quienes están en contacto con este material, cuyo uso está prohibido por el Ministerio de Salud de la Nación desde 2003.
Pasajeros y trabajadores del subte se vieron directamente afectados por este material desde 2011, cuando Mauricio Macri, por aquel entonces jefe de Gobierno porteño, compró 24 unidades usadas al metro de España, que contienen asbesto.
A precio de ese momento, cada unidad costó unos 550 mil dólares. Aunque esos vagones ya no circulan, delegados gremiales estiman que el 37% de la flota de los subtes de Buenos Aires todavía contiene asbesto y se siguen usando en las líneas C y B.
Desde AGTSyP manifiestan que existe un fallo de la justicia porteña que ordena a la empresa y al Gobierno de la Ciudad retirar el material cancerígeno del subte pero que por el momento no se llevó a cabo ningún cambio de flotas