Desde hace ya doce años, el Festival Internacional de Cine Político (Ficip) aglutina films sobre cuestiones que hacen a la más urgente vida de los pueblos: el modo en que funciona su democracia, su justicia, lo que pasa con sus líderes sociales, con sus índices de pobresa y sus recursos naturales, el lugar de las derechas y los progresismos, la manipulación de la opinión pública, y desde hace un tiempo, el rol de las fakenews, del lawfare. Entre las 95 películas de 25 países que reúne este año en el festival (y que se proyectan con entrada gratuita, y algunas en la plataforma ContAr) hay una realización argentina que abarca todos estos tópicos, y también al lema de este año del festival, Democracias sin condicionamientos. Es una producción que pone el foco en Bolivia, y en especial en la figura de Evo Morales, pero que sin embargo ilumina de manera muy actual lo que ocurre en toda la región, y muy particularmente aquí mismo, en la Argentina. Seremos millones, el documental de Diego Briata y Santiago Vivacqua, con música original de León Gieco y Gustavo Santaolalla podrá verse en El Cultural San Martín (Sarmiento 1551), este miércoles a las 21.15, con todo el grupo de realizadores (fue concebida como una creación colectiva que sumó a una gran cantidad de profesionales del mundo audiovisual) presentes en la función.
La producción de Grupo Octubre, junto a la brasileña Opera Mundi, tiene un recorrido aun breve, pero potente desde su estreno en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en noviembre pasado. Pasó por una muestra en Trieste, Italia, luego quedó seleccionada en el Festival de Cine de La Habana, también en el de Guadalajara, y en el Festival Latinoamericano de La Plata. "Estamos muy felices por las devoluciones que recibimos de ese camino que está empezando a hacer en los festivales. Luego queda EL otro camino, que implica el estreno en salas", dice el equipo realizador. El próximo 28 de junio será el lanzamiento en salas comerciales.
Seremos millones nació con la idea de documentar un regreso épico que tuvo su punto de partida en la Argentina: el de Evo Morales, tras pasar aquí un año de exilio, volviendo a su país una vez derrocada la dictadura que lo obligó a exiliarse junto a Alvaro García Linera, con sus vidas en riesgo, y varios de funcionarios de su gobierno que partieron, literalmente, con lo puesto. El equipo de realización viajó con el expresidente y documentó esa "caravana de regreso": más de 1000 kilómetros recorridos desde la puna hasta la selva, conmovedoras muestras de cariño del pueblo boliviano a lo largo de todo el trayecto. Solo eso podría haber sido una potente road moavie que diera cuenta de la influencia del líder boliviano. Pero al ponerse a buscar hacia atrás en esa historia, el equipo de la película, al que se sumó Paulo Soria como guionista, terminó logrando un abarcativo fresco de la historia de Bolivia, desde la invasión hasta la inédita etapa del gobierno de Morales, con sus cambios radicales. Una historia que encuentra paralelismos --algunos conocidos, otros, así mostrados en la película, reveladores-- con la realidad local.
"Participar en un festival con tanta trayectoria, tan reconocido, es un gran estímulo. Es un festival especial, que cada año repiensa cuál es el contexto en el que se está realizando, y las películas van iluminando lo que se va pensando en el mundo en cuanto a la construcción política. Es uno de los únicos festivales de este tipo que se plantea explícitamente este objetivo y no es menor. Que Seremos millones sea parte de esas múltiples voces que están pensando lo político en términos de cambiar la vida de las personas, es maravilloso", dice María Eugenia Ferrer, productora del documental.
Vivacqua destaca y celebra que se esté presentando en la categoría "Democracias sin condicionamientos", y que se haya exhibido en el reciente Foro Internacional de Derechos Humanos. "Que la película sirva como un espacio de reflexión en este momento tan especial en la Argentina, en este año electoral, y en estos 40 años de democracia, es valioso para nosotros. Porque en buena medida pensamos esta película como una forma de reflexionar sobre lo que nos pasó y nos pasa como región, y los desafíos que tenemos por delante. La lucha del pueblo boliviano por recuperar su democracia es un ejemplo a seguir en toda la región, pero también un alerta de lo que nos acecha, del plan que tiene la derecha para la región", advierte el realizador.
"Nos pone contentos haber logrado condensar un montón de ejes con la película, lo vemos a la luz de las temáticas de este festival", agrega Briata. "Sabemos que el principal tiene que ver con una coyuntura puntual, que es la del pueblo boliviano. Que la derecha arremete en la disputa por los recursos naturales, la disputa por el territorio y la disputa de sentido. Pero a medida que íbamos construyendo la película, nos preguntábamos cómo abordar determinadas narrativas para que se puedan expandir hacia otros lugares del mundo, que puedan llegar a espectadores de otras culturas. Esta imposición de la narración, al final, terminó jugando a favor: terminó haciendo posible universalizar la película. Esto que le pasó a Evo y a su pueblo ya ocurrió con muchos líderes y circunstancias a lo largo de la historia. Por eso genera tanta empatía".
El equipo de realización acumula anécdotas compartidas, "momentos mágicos", dicen. Muchos pertenecen a los varios viajes que hicieron a Bolivia, durante el regreso de Evo y después, a realizar las entrevistas y la investigación. Hay dos que ocurrieron en Mar del Plata, en el estreno de la película. "Ese día nos desbordó la presencia de Evo Morales. En un momento viene una chica de la sala a decirnos: 'afuera hay una comunidad de bolivianos residentes en Argentina con sus sikuris, llegaron caminando desde el aeropuerto, adonde fueron a recibir a Evo. Y ya no hay capacidad, no puedo hacerlos entrar'. Acordamos que entrarían al final, al menos para ver a Evo. Terminaron haciendo una sikureada, bailando y cantando con él en el escenario. Parecía un final armado, y fue totalmente espontáneo, increíble", sonríe Ferrer al recordar.
Los mayores elogios son para León Gieco, responsable junto a Gustavo Santaolalla de la música de la película. Por su trabajo en la película y por el gesto de acompañar el estreno, con su guitarra. "Fue de una hermosura, una humildad y una grandeza, que todavía nos emociona", dicen.
Ahora Evo también rapea
Entre los muchos momentos impactantes que tiene Seremos millones, hay uno que ocupa el cierre, y en el que la música es la protagonista. Se trata de "Mama Coca", la canción con la que León Gieco y Gustavo Santaolalla pusieron, literalmente, a rapear a Evo Morales. Y además crearon una atmósfera sonora que hace viajar al espectador al momento y el lugar del que habla la película, de una manera muy festiva y potente, entre el folklore, el rock, el pop y el rap. A cargo de esto último está también Miss Bolivia, que pone su voz y los versos que comparte con Gieco y el mismo Evo Morales, porque, sí, parte de la letra también es suya.
Son los de la poesía que tomó Gieco para hacer la canción de la película, en la que también se sumó Santaolalla en la música, voces y ronroco. Por eso, un poco en broma pero finalmente en serio, Gieco dice que al expresidente Boliviano lo hicieron socio de Sadaic. El resto de la música de la película también es de Gieco, con "Cuando los ángeles viajan", y temas instrumentales con ronroco de Santaolalla.
El estreno de la película, en el último Festival de Cine de Mar del Plata, como se dijo tuvo a Evo Morales bailando con una banda de sikuris sobre el final, y además a Gieco, que pidió ir a la sala para homenajear a una antigua figura: la de los músicos que trabajaban tocando en las funciones de cine. Así, cuando el público ingresaba a la sala se encontraba con una sorpresa: el autor de "Solo le pido a Dios" estaba allí, con su guitarra, tocando para ellos.
La música, tanto dentro del documental como afuera, cuando se lo proyecta, forma una parte central del proyecto de los realizadores.
- Programación completa, días, horarios y sedes del festival en el sitio oficial del Ficip.