Para llegar a los estudios de Pakapaka, Encuentro y DeporTV hay que atravesar los patios internos de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en el barrio porteño de Núñez. Las paredes con las caras pintadas de los y las desaparecidas se iluminan cuando se cuela el sol entre los árboles y por las callecitas caminan trabajadores y trabajadoras del predio recuperado por los gobiernos kirchneristas: donde ayer hubo desapariciones y asesinatos, hoy se trabaja para la memoria popular. Eso hacen desde que nacieron los canales públicos. Las12 llegó a la oficina de la gerencia para charlar con Jésica Tritten, periodista, docente universitaria y especialista en televisión educativa, cultural, infantil y de divulgación científica, así como también en gestión cultural. En la actualidad se desempeña como gerenta general de Contenidos Públicos Sociedad del Estado, que integran las señales públicas Canal Encuentro, Pakapaka, DeporTV y la plataforma Contar.

La semana pasada se lanzó en el Teatro Roma de Avellaneda la nueva programación de Encuentro que tendrá en pantalla a figuras reconocidas como Divina Gloria, Paula Carruega, María Pía López, Ana Cacopardo, Darío Sztajnszrajber, Diego Golombek, Lalo Mir, Sergio Pángaro y Juan José Becerra. Este año, además, se estrenarán treinta y cuatro producciones del programa Renacer Audiovisual y una cantidad similar de documentales y largometrajes. Una de las series nuevas que se acaba de estrenar es Un loco deseo de belleza, que cuenta con la conducción de Sergio Pángaro. Tiene seis capítulos de 26 minutos que buscan rescatar la vida y la obra de Manuel Puig, el escritor que conectó la cultura de masas con la vanguardia de su tiempo. Cada episodio se mete en sus novelas, guiones y epístolas, en las que el cine, la diversidad sexual y la mujer siempre están presentes. Entre las y los entrevistados están Tununa Mercado, Tamara Tenenbaum, Rubén Szuchmacher, Renata Schussheim, Mimí Pons, Maruja Bustamante, Marta González, Juan José Jusid, Humberto Tortonese, Fernando Noy, entre otros y otras.

“A mí lo que me gusta destacar de haber llegado hasta acá es que mi formación y mi recorrido siempre estuvieron ligados a la construcción de medios educativos públicos. Tuve que aprender toda esa lógica de andamiaje estatal y de hacerme la pregunta de qué son los medios públicos en Argentina, porque esa conceptualización de medios públicos acá se da bien entrado el siglo XXI gracias a la imaginación política de Néstor y Cristina Kirchner cuando recuperaron todo el andamiaje estatal, y en ese marco nace Canal Encuentro”, dice Jésica mientras toma un mate.

Hacia finales de 2004, Tritten fue convocada para participar en el Programa de Medios Audiovisuales del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la República Argentina, creado con el objetivo de sentar las bases de una nueva señal de televisión pública educativa, un proyecto inédito hasta entonces. Trabajó en los canales educativos desde sus comienzos: desde 2006 como Coordinadora de Dirección de Canal Encuentro. En julio de ese año, asumió como Directora de Contenidos y Programación de Canal Encuentro. En 2012, como Directora General del Polo Educativo de Educ.ar S.E., desde donde se crearon tres nuevas señales: Pakapaka (canal de televisión), DeporTV (Argentina) y el start up de Tecnópolis TV, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. También formó parte de la creación, formación de directivos y trabajadores y talleres de formatos audiovisuales en señales de televisión de Ecuador, Brasil, Bolivia, Paraguay, Colombia, entre otros. Es Docente Adjunta de la materia Taller de Educación, Tecnología y Medios de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales. Jésica volvió luego del macrismo y tuvo que rearmar las señales y los estudios, que habían sido desmantelados.

¿Es Argentina uno de los únicos países latinoamericanos que cuenta con este sistema tan avanzado de medios públicos?

-Con la emergencia y con el surgimiento de Canal Encuentro se vino a materializar algo muy concreto, la idea de una televisión educativa de calidad por su factura técnica, pero también por su concepto de incorporar a todos y a todas en esa pantalla. No podemos hablar solo de factura técnica, que la tenemos y es muy buena porque Argentina tiene una industria audiovisual muy reconocida a nivel internacional, pero no es solamente por eso que es de calidad. Canal Encuentro primero y Pakapaka y DeporTV luego, vinieron a poner en práctica una idea concreta de qué es la televisión educativa: pudimos conjugar dos lenguajes muy concretos que es el del mundo de la comunicación, con el mundo de la educación y esos dos mundos que se entrelazan generan producciones que no son efímeras, pensadas para el aula. Siempre decimos que nosotros no somos un conjunto de iluminados sino que son las 65 mil escuelas del país las que nos guían en lo que necesitan de la televisión educativa pública.

Los canales nacieron en el marco de la Ley de Educación pero cuando el macrismo vino a desguazar a los medios públicos, lo primero que hicieron fue sacarlos de la órbita del Ministerio de Educación. Ese fue el primer hecho que pareció silencioso pero que fue de carácter incluso institucional porque salió en el Boletín Oficial, eso implicaba intentar cortar el diálogo constante con las escuelas. Cuando los recuperamos no volvieron a estar bajo la égida del Ministerio de Educación pero sí logramos que el Ministerio esté en el directorio, entonces a través de la Cartera Nacional y de las provinciales tenemos diálogos directamente con las escuelas.

Es revolucionario que Zamba haya podido entrar a la casa de todos y todas y que la historia argentina sea contada también desde la clase popular, ¿no es cierto?

-En el marco del Bicentenario todavía no existía Pakapaka como señal sino como franja infantil dentro de Canal Encuentro, pero para ese lanzamiento queríamos tener un dibujo animado que pudiera explicar lo que había ocurrido en la Revolución de Mayo desde la perspectiva de lo que era llamado en ese momento el bajo pueblo y ahí aparecen Zamba y Niña, que ahora tiene su nombre. Queríamos graficar que efectivamente los esclavos, que luego fueron libertos y que lucharon en las guerras de independencia, no tenían nombre propio sino que tenían los nombres de los dueños por eso Niña durante muchos años se llamó Niña con mayúscula y luego de los 10 años de la existencia del canal pudimos hacer el capítulo con las Abuelas de Plaza de Mayo respecto a la identidad (es un capítulo que tuvo muchos premios internacionales) y es ahí donde Niña dice "yo quiero saber cómo me llamo". Resultaba insoportable que Niña no tuviera un nombre y en el medio habían pasado las olas feministas, con mayor potencia entre las jóvenes que habían sido generación Pakapaka y que habían estudiado con Zamba y con Niña, y ellas mismas nos decían por qué no tiene un nombre. Bueno, eso también es un diálogo hermoso que tiene el canal con su público: una generación entera nos estaba exigiendo un nombre para Niña, que pasó a llamarse Nina.

Tanto en Pakapaka como en Encuentro se retoma el rol fundamental que tuvieron las mujeres en la creación de nuestro país.

-Tenemos una tradición enorme en rescatar la figura de las mujeres en el siglo XIX y en las guerras de la emancipación argentina. El caso de Juana Azurduy es un claro ejemplo. Hoy en los cumpleaños infantiles hay disfraces con los superhéroes de Marvel pero también hay chicas y chicos que se visten de San Martín, de Juana Azurduy o de Zamba y me parece que eso tiene que ver con tener una televisión infantil que apuesta a la cultura en toda su dimensión. Bien lo saben los yanquis esto, por eso Disney es clave para su proyecto de expansión.

¿Es necesario para construir una identidad nacional?

-Es revolucionario porque crea otras infancias que son concebidas como sujetos de derecho y no como consumidores. Argentina tiene 8 señales de televisión infantiles, siete son producidas en Estados Unidos y una es nacional. Nosotros no somos neutrales, no hablamos en neutro, nuestros personajes no aparcan, no comen emparedados, no ponen sus sándwiches en la nevera, y eso es muy importante también para conocer y recuperar nuestra identidad y nuestra idiosincrasia. Además los contenidos no son solo porteños, hay niños que están en las escuelas de islas, en las escuelas de fronteras, en las agro técnicas. Me parece que esa bastedad es imprescindible para poder conocer, narrar y contener lo enorme, lo bello y lo profundo que ocurre en Argentina.

Hablando del tema de recuperar la historia y la memoria, 24 en la lista, serie de Canal Encuentro sobre la corresponsabilidad empresarial en la dictadura, es imprescindible, ¿cómo la concibieron?

-Esa serie para nosotros era muy importante porque se estrenó la misma semana en la que murió Blaquier, y que un ex presidente como Macri lo despidiera con honores, a un condenado por delitos de lesa humanidad que nunca pudo comparecer por las demoras de la Justicia, era gravísimo. Estrenarla el 24 de marzo nos pareció un gesto de reparación y de reivindicación muy importante. Que en la semana en la que había muerto esa persona responsable del apagón de Ledesma, pudiéramos nosotros también contar que hay una pata de la sociedad civil, sobre todo empresaria, que fue corresponsable con la dictadura, era muy importante. Así como los juicios a los directivos de Ford, empresa que colaboró en las desapariciones de trabajadores, tenemos muchas cosas para seguir luchando.

La pregunta del millón es ¿cómo hacemos para sostener todo esto?

-Una parte de la derecha ya está diciendo que estos canales van a ser cerrados. Lo que no podían decir en 2015 porque sentían que la escucha social no estaba dispuesta a digerirlo, lo dicen ahora porque creen que la escucha social les permite poder decirlo. A mí me parece que está bien que se puedan decir las cosas claras en el contexto de un año electoral. Hoy tenemos una parte de la política que representa al neoliberalismo y una parte mucho más ultra como son los libertarios, que están diciendo que todo el andamiaje estatal tiene que desaparecer. En ambos casos están diciendo que los medios públicos no tienen que existir y ya hicieron una prueba. Pero  como trabajo en una televisión educativa y me considero una educadora, también tengo la obligación de ser optimista, no me queda otra que ser optimista y creo que todo lo que hemos hecho está en lugares muy profundos como son las aulas de los lugares más recónditos del país, de Ushuaia a La Quiaca. En 2016 dejaron de producir a Zamba pero Zamba no murió, sigue en las aulas.

¿Cómo es para vos como mujer estar en un lugar de conducción?

-Es difícil como todas las mujeres que tenemos lugares de conducción, así como todas las mujeres que están en el mundo público y en el privado; hay cosas que ocurren cuando conduce una mujer que no ocurrirían cuando conduce un hombre, incluso en cuestiones vinculadas a la propia sororidad. Bueno, lo vemos siempre con Cristina, que para mí es el caso más emblemático. La quisieron matar adelante de todos, las causas, la persecución de sus hijos como si fuera algo natural. Ese es como el extremo máximo, pero es difícil conducir un espacio; se hace más fácil cuando hay otras compañeras en espacios similares y a mí me tocó un momento histórico en el que los medios públicos, por ejemplo, están en su mayoría conducidos por mujeres, entonces si bien tenemos diferentes miradas con algunas cuestiones vinculadas a los propios medios, me tocó la posibilidad de compartir eso y se hace bastante más fácil. Pero sí es difícil en todos los ámbitos, desde la negociación con los sindicatos, hasta con las empresas y las casas productoras, te piden más explicaciones y las decisiones son más cuestionadas. Tenés que tener una batería de fundamentación muy grande para cada una de estas definiciones políticas, especialmente para una funcionaria peronista que no tiene en su idea de conducción el autoritarismo. El autoritarismo fue la forma de conducción del neoliberalismo en la destrucción de los medios públicos.

¿En qué creés que avanzamos con el aporte de los feminismos?

-Creo que hacemos públicas las cuestiones que nos daban bronca y que las hablábamos en silencio, que las compartíamos entre mujeres en silencio. Me parece que es un avance extraordinario no dejarlas pasar. Cuando volvimos a firmar el convenio que corresponde a los trabajadores y a las trabajadoras de la televisión le agregamos algo novedoso, que fue el protocolo de género para tratar cuestiones de la vida del trabajo cotidiana. Es muy novedoso en el ámbito de la televisión, en otros ámbitos del Estado estaba más avanzado, pero en ámbitos de la televisión lo estaba menos y para nosotros eso fue muy importante también, porque vino de parte de las compañeras trabajadoras de las señales.

¿Soñabas cuando eras chiquita con llegar a este lugar?

-Yo soy del conurbano bonaerense, nací en Bernal pero desde muy chiquita me fui a vivir a Aldo Bonzi así que estoy totalmente marcada por la identidad y la formación del conurbano. Vengo de una familia de trabajadores: mi viejo fue colectivero, mi cuñado es colectivero, mis tíos son colectiveros, así que conozco mucho ese mundo y siempre fue maravilloso. No me imaginaba para nada estar en este lugar, de hecho cuando empecé la escuela secundaria lo que me cambió la vida fue un preceptor de la escuela, con el que tengo vínculo todavía, que me trajo un día Operación Masacre. A partir de eso se me abrió mi mundo y desde los 90 quería estar vinculada a la comunicación. Pero eran los 90 y yo detestaba la televisión y el periodismo de televisión de ese momento, así que no me imaginé jamás que quería estar en él. Me acuerdo que siempre cuando hablaba con mi abuela y le decía que quería ser periodista, ella me preguntaba si quería estar en la tele y a mí me parecía como lo más terrible, y bueno, finalmente logré conjugar dos cosas que para mí son importantísimas: una televisión al servicio de la educación de nuestro pueblo. Me parece que eso es muy importante, que cuando existen políticas públicas se pueden materializar sueños de muchas personas, porque este sueño no era sólo mío, era un sueño de muchas personas que soñaron durante muchos años tener una televisión educativa.

¿Y había antecedentes?

-Hay antecedentes en los años 70 de una televisión educativa, cuando Nicolás Casullo fue director de comunicación de masas del gobierno de Cámpora. Tuvo una idea de hacer una televisión educativa, así que cuando hay decisión política, los sueños de muchos se hacen realidad.