Tengo tres hijos, Jorge, Alejandro y María Fabiana. El segundo de mis chicos, Alejandro Martín Almeida, está detenido desaparecido desde el 17 de junio de 1975. Alejandro estaba cursando primer año de medicina, trabajaba y era un militante político. Hace ya veinte años que otro hijo, nuestro querido Néstor Kirchner, asumió como Presidente. Era otro hijo, como él mismo lo reconoció ante las Naciones Unidas, cuando dijo que era hijo de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo.
A Néstor no lo voté, porque en esa época estaba de viaje en España, pasando unos días con parte de mi familia que vive allí. Cuando estaba en España, antes de las elecciones, me llamó mi hija Fabiana y me dijo: “mamá, sigue ganando el Turco, para que no gane vamos a votar a un tal Kirchi, Kircher, algo así...”. ¡Ni siquiera sabía bien el apellido! Tiempo después se lo comenté a Néstor y a Cristina. Ellos se rieron y recordaron que en esa época salían y veían en las paredes el apellido mal escrito. No los conocían bien.
En una de las tantas veces que Néstor nos recibió a los organismos de derechos humanos, le dije: “No te voté porque no estaba”. El me respondió: “Ya sé Taty”. Y me abrazó. No fue un abrazo de compromiso. Me abrazó y sentí su cariño. Me dije: “Este es mi Presidente”. Y no me equivoqué. No nos equivocamos.
Néstor fue el primer presidente que nos escuchó, que tomó a los Derechos Humanos como política de Estado, no de un partido ni de un gobierno, sino de un Estado presente. Fue el primer presidente con el que, gracias a la lucha inclaudicable de los organismos de derechos humanos y de tanta gente que nos acompañaba y con la que exigíamos justicia, pudimos seguir juzgando y condenando a los genocidas y sus cómplices, gracias a la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
Nosotras siempre reclamamos por la justicia, legalidad, nunca apelamos a la mano propia, pero por las leyes de impunidad dictadas durante el gobierno de Raúl Alfonsín no podíamos seguir juzgando a los responsables de las violaciones a los derechos humanos en la Argentina durante la dictadura cívico militar clerical. Ese compromiso que asumió Néstor de tomar a los derechos humanos como política de Estado fue el mismo compromiso que continuó Cristina Kirchner. Fueron diez años en los que nadie ofendió la memoria de nuestros hijos y seguimos juzgando a los genocidas.
Lamentablemente luego de esos gobiernos nacionales y populares vino la primera pandemia: Mauricio Macri y compañía. Me viene a la memoria también ese 27 de octubre de 2010. Cuando estaba escuchando la radio y Victor Hugo Morales dijo: “Me acaban de comunicar que Néstor Kirchner ha fallecido”. Lloré y grité como una loca. Somos muchos los que hasta el día de hoy no nos conformamos. ¡Querido Néstor, qué falta que nos hacés!
* Integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.